«La muerte de un niño siempre resulta desgarrante para los padres, aun después de una enfermedad conocida, más entonces cuando se trata de un niño que al acostarlo a dormir se encontraba bien y al amanecer sus signos vitales están ausentes». Es lo que sucede con el Síndrome de Muerte Súbita del lactante, una de las primeras causas de muerte en países desarrollados, y fenómeno sobre el cual Granma conversó con la doctora, profesora e investigadora, Elena García García, especialista de segundo grado en Pediatría del hospital pediátrico Juan Manuel Márquez.
Asegura la especialista que la medida más importante a tener en cuenta por padres y cuidadores de los niños para disminuir este síndrome, es acostarlos en posición bocarriba para dormir, lo cual está demostrado científicamente. «Estudios internacionales señalan que en los países donde se cambió la posición para acostar a dormir a los bebés (adoptando la posición bocarriba), la incidencia de ese síndrome disminuyó por esta causa en más de un 50 %».
La doctora García, también máster en Educación Médica Superior precisa que se define como Síndrome de Muerte Súbita infantil, «la muerte de un niño menor de un año de edad que ocurre aparentemente durante el sueño y no puede ser explicada luego de una indagación exhaustiva, que incluye una autopsia completa, la investigación de las circunstancias de la muerte y la revisión de la historia clínica del niño y la familia».
Explicó que se describen una serie de factores de riesgo para que ella ocurra, entre las cuales mencionó algunos como «la exposición al humo del tabaco durante el embarazo y después del nacimiento, la prematuridad, factores genéticos, las altas temperaturas en la habitación donde duerme, y un factor muy importante, el de mayor riesgo, colocar al niño en posición prona (boca abajo) para dormir».
«Es bueno aclarar que la ocurrencia de este síndrome no es tan infrecuente», advirtió la entrevistada, quien agregó pudiese existir alguna preocupación en nuestra población con respecto al riesgo de bronco aspiración y el decúbito supino (boca arriba), aspecto sobre el cual señaló que «en realidad, dada la posición anatómica del esófago y la tráquea cuando el niño duerme en esta posición, la tráquea queda por encima del esófago lo cual dificulta la broncoaspiración. Quedarían bajo prescripción médica aquellos niños con reflujo gastroesofágico grado tres o cuatro y aquellas afecciones neurológicas donde están comprometidos algunos reflejos», refirió.
Asimismo, la doctora García subrayó que al analizar los factores de riesgo, la Sociedad Latinoamericana de Pediatría (ALAPE) ha realizado una serie de recomendaciones médicas en cuanto a prácticas y hábitos saludables de crianza, especialmente a la hora de dormir. Estas prácticas se han asociado de acuerdo con la evidencia científica, con menor riesgo de muerte súbita e inesperada del lactante, tanto para las causas explicadas, como las inexplicadas, entre estas el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.
Dichas recomendaciones, que hacemos extensivas a nuestras familias, precisó la experta, se dirigen hacia dos etapas: los cuidados prenatales y los cuidados postnatales. En el caso de los primeros, insistió en evitar la exposición al humo del tabaco, en que el primer control obstétrico debe realizarse antes del tercer mes de gestación y en la importancia de evitar el consumo de alcohol y de drogas ilícitas.
Respecto a los cuidados postnatales reiteró el hecho de colocar al niño siempre para dormir en posición supina (boca arriba), así como asistir a los controles pediátricos y velar por un calendario de vacunación completa, practicar la lactancia materna exclusiva los primeros seis meses, no exponer al niño al humo del tabaco, evitar exceso de abrigo, y tener en cuenta que si se cubre al niño con cobertores o sábanas debe ser hasta las axilas, nunca la cara; ofrecer chupetes (teteras) para dormir, pues el uso de pacificadores (teteras) durante el sueño puede reducir el riesgo de muerte súbita, en tanto disminuye el umbral del despertar, y se producen entonces más despertares durante el sueño; compartir la habitación con el niño, no la cama; así como no descuidar las características de la cuna, donde la ideal, dijo, es la clásica de barrotes de madera, colchones firmes, sin objetos dentro de la misma.
Si bien en nuestro medio hay que tener en cuenta que durante muchos años se preconizó la posición bocabajo, y es comprensible que no sea fácil cambiar la mentalidad de las familias, sobre todo de nuestras queridas abuelas que desempeñan un papel fundamental en el cuidado de los bebés, es fundamental insistir en que los países que han logrado disminuir el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante, ya hace muchos años acuestan a los lactantes en posición supina para dormir. Es una práctica habitual que sin duda contribuye a que el sueño de nuestros niños sea más seguro.









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