
Según estimados de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada diez adultos en el mundo está afectado en algún grado por la Enfermedad renal crónica (ERC), que por su incremento significativo cada año es considerado por los expertos como un padecimiento epidémico.
Asimismo, el número de personas que padecen enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer, la hipertensión y la diabetes —siendo estas dos últimas las principales causas de la Insuficiencia Renal Crónica (IRC)— ha crecido notablemente en los últimos años, como consecuencia, entre otros factores, de los malos hábitos de alimentación, las adicciones y el sedentarismo.
Cuba, con un elevado índice de envejecimiento de su población, no escapa a este contexto sanitario, siendo justamente las enfermedades crónicas no transmisibles quienes ocupan las primeras causas de muerte, de acuerdo con el Anuario Estadístico de Salud del 2014.
Recientemente, el asesor regional en Envejecimiento y Salud de la Organización Panamericana/Mundial de la Salud (OPS/OMS), doctor Enrique Vega, señalaba que “la sobrevida de la población aumentó, incluso en casos con una o varias enfermedades crónicas y factores de riesgo. Esto hace que las repercusiones en órganos como el riñón hayan crecido entre los de mayor edad, dejando en evidencia la necesidad de prestar más atención al tema”.
De ahí la insistencia a los gobiernos y sistemas de salud a consolidarse y destinar recursos que permitan la realización de pruebas de detección de daño renal en pacientes con alto riesgo, y que la población asuma estilos de vida saludables.
Los especialistas advierten que pese al trabajo de prevención que se realiza, aún hay un grupo de pacientes que llegan a necesitar de métodos sustitutivos de la función renal, como son la diálisis peritoneal, las hemodiálisis y los trasplantes. Por ejemplo, más de 3 000 pacientes en nuestro país se someten a tratamiento de hemodiálisis en las 50 unidades de Nefrología existentes en el territorio nacional.
El diagnóstico precoz es la principal herramienta para disminuir la progresión del daño renal, y en ese sentido existe un grupo de marcadores que permiten caracterizar a los pacientes de riesgo, como el diagnosticador Umelisa Microalbúmina. Este ensayo, para la cuantificación de albúmina humana en muestras de orina, es diseñado y producido por el Centro de Inmunoensayo y hoy está disponible en el sistema de salud pública cubano, aunque podría aprovecharse mejor.
Sobre este diagnosticador Granma conversó con la doctora Rebeca Sonia González Fernández, coordinadora de Programas Nacionales del Centro de Inmunoensayo, quien señaló que “la microalbuminuria se define como la tasa de excreción de albúmina (proteína) en orina como consecuencia de las alteraciones producidas en el funcionamiento del riñón y es el primer indicador de daño renal”.
“Los valores de concentración que esta prueba detecta, aunque resultan superiores a los normales, aún se encuentran por debajo de los alcanzados en una proteinuria convencional, por lo que la microalbuminuria es utilizada como un marcador en el diagnóstico temprano de la nefropatía diabética incipiente, así como de alteraciones cardiovasculares en pacientes diabéticos tipo I y tipo II, aunque también se han comprobado asociaciones entre la presencia de una excreción anormal de albúmina urinaria y la aparición de eventos cardiovasculares, aún sin traducción clínica aparente”.
Es por tanto que la cuantificación de pequeñas cantidades de albúmina en orina (microalbuminuria), señaló la especialista, resulta de gran interés no solo en la detección temprana de la enfermedad renal, lo cual permite la aplicación de medidas terapéuticas antes que el daño sea irreversible; sino también en el seguimiento de la enfermedad luego del tratamiento.
La capacitación de los profesionales de la salud como los médicos de la familia y los médicos del “primer contacto”, atendiendo a que otros especialistas como los angiólogos, cardiólogos, endocrinos o geriatras pueden buscar la presencia de esta enfermedad en el paciente, es fundamental; y al respecto conocer las ventajas de este diagnosticador e incrementar su cobertura es necesario. Tanto los diabéticos, como los hipertensos, al menos una vez al año deberían realizarse este examen.
Realizar actividad física, no fumar, llevar una dieta saludable, comer con poca sal y poca azúcar y chequearse regularmente la presión arterial, pueden prevenir la hipertensión y la diabetes tipo 2, y por tanto disminuir los riesgos de daños renales. En caso de padecer estas dolencias, mantenerlas bajo control es la mejor manera de evitar que la enfermedad renal crónica se desencadene.









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carmen more chang dijo:
1
12 de octubre de 2015
10:21:09
carmen more chang dijo:
2
12 de octubre de 2015
10:22:45
Elizabeth Gonzalez dijo:
3
12 de octubre de 2015
12:10:33
ulises dijo:
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12 de octubre de 2015
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Gerardo dijo:
5
12 de octubre de 2015
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José Rives dijo:
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12 de octubre de 2015
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josepedro dijo:
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14 de octubre de 2015
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Carlos dijo:
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16 de octubre de 2015
09:55:57
kirenia dijo:
9
21 de octubre de 2015
15:48:02
Yoannys Milanés Leyva dijo:
10
11 de abril de 2016
10:21:53
suraymi tabares dijo:
11
4 de mayo de 2016
16:38:54
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