ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Ni siquiera la tormenta Eta, con sus intensas lluvias, pudo restarle brillo a las estrellas del béisbol cubano, porque a estas no les hace falta salir al terreno para irradiar su luz. Los primeros destellos de esta fecha de mitad de campaña llegaron con la idea de hacer dos selecciones de luminarias, las del futuro y las del presente.

Aun cuando era difícil asimilar la ruptura de una tradición que premia el esfuerzo y los mejores resultados de la temporada, al dividir en Orientales y Occidentales a los más destacados, el solo hecho de presentarnos a una escuadra de menos de 25 años con tanto talento, como la llamada Estrellas del futuro, nos abre los ojos ante las principales necesidades de la pelota nacional de cara a los compromisos internacionales. El hecho muestra las reservas con las que contamos y la calidad que ya tienen esos jóvenes para asumir responsabilidades en un equipo Cuba.

Claro que un juego no aporta ni criterio de calidad ni de selección; sin embargo, muchos de esos bisoños hubieran clasificado en los equipos del este y del oeste. Por ejemplo, nueve de los 17 jugadores de cuadro del elenco del futuro están hoy entre los primeros 20 bateadores de la actual campaña, y cinco en la vanguardia de diez. En el área de los lanzadores, los del porvenir cuentan con los tres primeros serpentineros de la 60 Serie Nacional en promedio de carreras limpias.

En esa nómina se aprecian valores de los que han carecido nuestras últimas selecciones: a la ofensiva, buen contacto, poder, solvencia para ubicar las conexiones en diferentes ángulos del terreno y velocidad en las bases. En el pitcheo, hay muchachos con mucho en la bola, control y, físicamente, poseen cualidades para encarar la misión más importante en el resultado de un partido. No quiere decir que estemos en presencia de un seleccionado principal a nivel de país, ni que se deseche el potencial de los establecidos, quienes deben cargar hoy con la mayor parte de la tarea de la clasificación olímpica, pero hay en ese grupo muchas potencialidades que ya deberían explotarse frente a esa exigencia.

Y por las noticias desde la sede del Juego de las Estrellas, la heroica y también beisbolera Santiago de Cuba brilló con la misma luz. Emocionó saber del tributo de los peloteros al Comandante en Jefe, a quien, por sus venas, además de su sangre invicta, le corría el béisbol y sus jugadores, a los que no dejó de acompañar en entrenamientos, competencias nacionales o internacionales, y de los que sabía cada detalle, como un padre hace con sus hijos. Igual de estremecedor fue el momento en el que los beisbolistas compartieron con los médicos que nos salvan de la covid-19, sus hazañas, esas que no se ven en el televisor como los jonrones, pero que ganan el partido más importante para el pueblo, el de la vida.

Impresionante y bello, a pesar de que el agua no dejaba ver todo el encanto, el Guillermón Moncada, con ese rojo total abrigando un césped bien cortado y de un verde que refresca e invita al béisbol.

Aunque deberá evaluarse la situación, sobre todo en las provincias centrales, tras el paso de Eta, el regreso a la campaña será tan vibrante como lo vivido por las estrellas. Por supuesto que lo más interesante estará en Camagüey, cuando los Toros reciban a los Cocodrilos de Matanzas, campeón defensor y líder de la contienda. Otro cotejo entre los de la parte alta de la tabla de posiciones será el de los Gallos y Elefantes, y recomendamos no perder de vista el duelo de Mayabeque y Las Tunas. ¿Por qué? Los Leñadores han tenido la primera mitad más gris en sus últimos cuatro años, pero ojo, llevan ocho triunfos en los últimos diez choques, y se incluyeron en la decena de conjuntos que ha logrado 20 o más victorias, y, como si fuera poco, solo los separa un juego de la zona de clasificación.

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