ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Internet

Todas las mañanas vemos al doctor Francisco Durán y conocemos de los resultados e incidencias de la pandemia de la covid-19 en el país, además de sus recomendaciones, en la comunidad, en centros de aislamiento y en hospitales. Todos los días se combate fuerte para que la enfermedad no anote carreras, y en ese desafío, médicos, científicos, enfermeros, tecnólogos, personal de aseguramiento, los del sium (ambulancias) y directivos, han mostrado ser «pitchers» de brazos de hierro.

Cada tarde nos llega el «mánager», con sus «coaches», dirigiendo la estrategia; adelantándose a cualquier posible situación ante la complejidad de un rival invisible, que siempre tiene la bola escondida, como hacía Félix Isasi. Y por esa previsión pasan los análisis y modelos, fundamentados en la ciencia, así como el béisbol ancla en las estadísticas sabermétricas para analizar las probabilidades de éxito de determinadas decisiones.

Está claro que la pandemia no es un partido de nuestro deporte nacional, pero, en Cuba, todos tenemos un poquito de meteorólogos, musicólogos, de médicos y, claro, de «peloterólogos». Está en nuestro adn, no por capricho o vanidad, sino porque la obra social de la Revolución Cubana cultivó el saber, en esas y muchas otras esferas.

Con la misma pasión que se debate de pelota en Cuba, hoy vemos el orgullo por el sistema de Salud y por todos sus trabajadores; se hincha el pecho y el sentimiento de cubanos ante la sabia conducción de la dirección del país, del altruismo de los que se enfrentan en la primera línea a la enfermedad, aquí y en otras latitudes, y por los solidarios gestos dentro de nuestra propia gente.

Por supuesto, a más de uno ha habido que requerirlo en el desafío, por indisciplinado, infractor de la Ley, o por falta de sensibilidad, que, llevada a la pelota, también es carencia de ética y ausencia de trabajo en equipo. En este juego, el jonrón con las bases llenas que nos da la victoria definitiva son la disciplina y la organización. Pero, igualito que en el béisbol, con uno solo no triunfamos; frente a la pandemia tenemos que batear todos, cada uno hacer lo que le toca, y bien. Para más similitud, la confianza es un enemigo letal, hay que meterse en la cabeza que hasta el último out no habremos alcanzado la victoria.

La pelota y sus autoridades han de inspirarse en ese otro equipo Cuba que, ante la covid-19 ha actuado con serenidad, previsión, rigor, tocando cada detalle, porque en ello va la vida del pueblo. Y este merece una próxima temporada beisbolera, cuando ya podamos ir al terreno, a la altura del esfuerzo que ha hecho.

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maría Lescaille Rivera dijo:

1

11 de mayo de 2020

21:15:52


No sé el brazo, pero el corazón.... Ese lo tienen de oro forrado del bronce de nuestro Titán Antonio Maceo. El orgullo que nos regalan vale por un jonrón olímpico con bases llenas y en tres y dos.