A falta de 12 juegos, es decir, cuatro subseries, para que concluya el calendario regular de la 59 Serie Nacional y, aun cuando hoy los seis equipos que aspiran a entrar en zona de play off tienen posibilidades de ser uno de los cuatro protagonistas de ese segmento, no es un atrevimiento decir que Camagüey será uno de ellos, y que Matanzas regresará tras perderse las semifinales del pasado enero.
El elenco yumurino, de excelentes niveles de juego en la actual campaña, eslabonó siete presencias en los podios de las series nacionales a partir de la versión 52 hasta que se fue al sótano en la anterior, pero Camagüey no aparece entre los tres primeros desde la edición 40, en 2001. Por eso Tirándole se permite un swing camagüeyano esta vez.
Sí, la pelota es veleidosa y suele ponerle zancadillas a los más certeros vaticinios, pero cuando se le trata con inteligencia y estrategias coherentes para un certamen largo, como este de 90 partidos, pocas veces no recompensa.
La escuadra agramontina se ha dotado de esos atributos para soportar la extensa contienda y, como dijimos el pasado mes, continúa siendo uno de los conjuntos de más estabilidad. Pasó por el lugar de honor en esta segunda ronda, fue alcanzado, y después cayó, incluso salió barrido del Latinoamericano. Sin embargo, no bajó el ritmo de rendimiento como equipo, continuó funcionando, y ahora ha vuelto a la cima, ya en las postrimerías, cuando todo es más difícil de lograr en una lid tan pareja.
Camagüey (hasta ayer) no es ni por mucho el que más batea, es el quinto en ofensiva, con 293, muy cerca de la media (299); es el que menos extrabases pega, el único que no tiene más de 40 cuadrangulares, cuando el resto pasa de 48; en el porciento de embasados es el quinto, su slugging es el más discreto y su ops, que mide la integralidad de los bateadores, también es el más pobre.
¿Cómo gana? La pelota es un deporte de pitcheo y defensa, aun cuando triunfe el que más anote, aunque prefiero decir que el vencedor es al que menos le pisen el home.
Es el equipo que menos jits recibe por juegos (9,53); el segundo que menos le promedian los bateadores adversarios (274); es al que menos se le embasan los contrarios; el segundo que menos carreras permite por desafío; el segundo de mejor promedio de carreras limpias por encuentro (4,12), el que más ponche propina, único con 400; el segundo que menos boletos ha otorgado y el tercer de mejor whip de la campaña. Súmenle que es el tercero de mejor defensa en la justa.

De llegar a los cuatro grandes estaría en posibilidad de lograr su onceno podio. De los diez anteriores en solo uno fue campeón, en 1976, en la edición 15, con el nombre de Ganaderos. Y ojo al dato: entonces, entre 14 planteles, fue octavo en bateo, pero el de mejor promedio de carreras limpias, el que más ponchó, el que menos boletos regaló, y el que menos extrabases permitió, y resultó el más destacado a la defensa. Cualquier semejanza con la realidad…
Antes de ese triunfo, con el sustantivo de Granjeros logró terceros escaños en la cuarta (1965) y décima (1971) versiones. Llamándose Camagüey fue sublíder en la 24 (1985) y en la 30 (1991), y tercero en la 17 (1978), 22 (1983), 31 (1992), 37 (1998) y 40 (2001).
Las Tunas sigue dándole colorido a la pelota cubana y debe llegar por tercer año consecutivo para defender su corona. El cuarto boleto es hoy el más disputado: Industriales se había rebelado, pero entre cienfuegueros y tuneros lo pusieron en el mismo sitio antes de la insurrección, y ahora la pelota ya no la ve tan azul, casi no la ve. Sin embargo, la inestabilidad de los de la Perla del Sur y la depresión de Santiago de Cuba mantienen una porfía todavía cerrada por ese último pasaje.
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Miguel dijo:
1
9 de diciembre de 2019
07:46:53
Pelotin dijo:
2
9 de diciembre de 2019
08:01:26
LEOPOLDO dijo:
3
9 de diciembre de 2019
10:30:14
Victor Rodriguez delgado dijo:
4
9 de diciembre de 2019
11:28:30
magdalena dijo:
5
10 de diciembre de 2019
13:30:06
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