«Debemos recuperar hasta el último terreno de béisbol en el país e inundarlo de implementos para su práctica». La frase de Osvaldo Vento, presidente del Inder, en la sesión de trabajo de la comisión de Salud y deporte de la Asamblea Nacional el pasado viernes, atraviesa no solo un deseo, sino que se alinea con el sentir del imaginario popular, que tiene a la pelota en su ADN social.
Está claro que dicho desde la máxima dirección del organismo deportivo y en el seno de los representantes del pueblo, lo expresado aparece como un objetivo, para lo cual el propio Vento acuñaba que «el trabajo en la base es clave para todo lo que se aspira en un deporte que es cultura, pasión...».
En la propia semana en la que el Parlamento desarrollaba sus jornadas de trabajo, vimos concluir el campeonato Sub-18, con el triunfo de Santiago de Cuba y dentro de seis días dará inicio la Serie Nacional Sub-23. Esas lides, como la Sub-12 y Sub-15, están en el centro de esa aspiración y para ello necesitan convertirse en una expresión mucho más participativa, que incluya al municipio. Allí, como en todas las manifestaciones sociales, se halla el fruto que ha de cultivarse para recoger una buena cosecha.
Esas categorías necesitan de más partidos porque es justamente la base, el terreno donde se aprende. Por ejemplo, la Sub-23 no pasará de 36 encuentros en su fase de todos contra todos, mientras que en la élite, la Serie Nacional, esa etapa es de 90. ¿Cómo tener una mayor calidad en este último estrato si en los anteriores no se acumulan horas de juego?
Es cierto que se necesita de una estrategia certera, con organización, realizable y motivadora, pues no podemos engañarnos, nuestro deporte nacional es una disciplina que demanda recursos y son, además, muy costosos.
Sin embargo, hay manera de expandir su práctica, incluso masivamente. La aparición del béisbol five, que no es otro que nuestro popular cuatro esquinas, es una opción para introducir al muchacho desde la escuela en la práctica de la pelota, y también para ir cimentando una cantera en una modalidad que pudiera hasta conquistar los Juegos Olímpicos por su pequeño formato y número de jugadores que solo necesitan de un implemento: la esférica.
Claro que el béisbol es mucho más y a nadie en su sano juicio se le ocurriría excluirlo por ese «novedoso pariente», de lo que se trata es de aprovechar cada oportunidad y diseñar un sistema competitivo escalonado, en el cual sus cimientos, o lo que hemos dado en llamar por años la base de la pirámide, sean más amplios para que la cima recoja lo más selecto de esa ágora participativa.
Y nada de esto es nuevo, solo hay que darle continuidad a ese pensamiento fundacional de Fidel en el deporte. El 31 de marzo de 1959 dijo: «hay que darle muchos guantes, muchas pelotas, muchos bates, muchos implementos y equipos de todos los deportes a esos millares de jóvenes cubanos de ambos sexos que en toda la República quieren hacer deportes...», y el 1ro. de abril de ese año afirmó: «cuando cada muchacho encuentre en la ciudad, en el pueblo, en el barrio, un lugar apropiado para desarrollar sus condiciones físicas y dedicarse por entero a la práctica del deporte de su preferencia, habremos visto satisfecho el deseo de todos los que hemos hecho esta Revolución...».
Esos son los bates con los cuales hemos dado, y aún damos jonrones, son los que no se ponchan.
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JLLP dijo:
1
15 de abril de 2019
10:15:45
Osvel García Riverón dijo:
2
15 de abril de 2019
10:41:23
Jorge Lusi Lujardo Piquero dijo:
3
15 de abril de 2019
13:21:31
Marcos dijo:
4
15 de abril de 2019
13:54:44
Miguel Angel dijo:
5
17 de abril de 2019
05:21:29
Gaspar dijo:
6
10 de mayo de 2019
16:09:44
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