ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

PINAR DEL RÍO.—Si cada juego es un homenaje a la pelota, peloteros, directivos, árbitros, aficionados, periodistas y los responsables del espectáculo, reverenciamos a la cultura, a nuestra nacionalidad, de la cual el béisbol es un sello distintivo.

Nos recuerda Norberto Codina en su obra Cajón de Bateo que “en Cuba, el béisbol y el movimiento independentista evolucionaron en forma concomitante, dándoles un carácter ideo­lógico más fuerte que en los Estados Unidos y Louis Pérez Jr. afirma que para los cubanos de mediados del siglo XIX el béisbol no solo era signo de modernidad, sino que se convirtió en un símbolo antiespañol, en un momento crítico de la formación de la identidad nacional cubana”.

Así tan adentro va la pelota en la idiosincrasia de esta Isla y aquí, frente al parque Independencia, Juan Martínez de Osaba y sus seguidores visten de lujo el reconocimiento a bolas y strikes, en una peña cuyo nombre, Deporte y Cultura, tiene de asiento al centro Hermanos Loynaz, donde se atesora gran parte de la obra de esa familia, presidida por el amor, la cubanía y la belleza, expresada en versos y excelsa literatura.

Compartimos con Luis, Maceo, Valle, Rolando… y la conversación pasó por estructuras competitivas; la atención en los estadios; el sistema de contratación de los peloteros y el pago de estos en nuestras temporadas; de periodismo y de los periodistas, nos criticaron e intercambiamos. Y claro, del arbitraje. Las opiniones tenían filo, pero más cortaban los argumentos y la cultura del debate, que hacía respirar el amor por el béisbol.

La peña, los segundos lunes de cada mes, también cuenta con minutos dedicados a la historia. Ayer recordaron el desembarco de José Martí y Máximo Gómez, por Playita de Ca­jobabo, hace 121 años, al que Luis definió no solo como relevante para los cubanos, sino para toda Latinoamérica. Jó­venes, adultos mayores, periodistas, médicos, investigadores, historiadores del deporte y el pueblo, se congregan allí convocados por la pasión que sentimos y que colma cada rincón de la geografía nacional.

Y ayer sus jugadores recompensaron a los peñistas con otro homenaje. La victoria de los vueltabajeros les salió de la única manera que ellos saben hacerlo, defendiendo la camiseta de un equipo de tradición, con unidad, combatividad por arrobas y respondiéndole a pinareños y pinareñas, que siguen soñando recostados a sus bates.

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