
Parece que fue ayer. Pero el próximo año cumplirá 40 una estadística muy reveladora de la efectividad de un lanzador, sencilla y popularizada al poco tiempo de aparecer por primera vez en los sitios web de béisbol en todo el mundo: el whip.
Surgió en 1979 y su autor fue un descendiente de judíos nacido en la ciudad de Detroit, el 2 de abril de 1948. Editor, publicista y sobre todo un apasionado al béisbol y a las estadísticas, Daniel Okrent creó el whip, abreviatura en inglés de bases por bolas y jits sumados y divididos por el total de entradas lanzadas.
Lo que busca el whip es determinar cuántos corredores embasa el lanzador por causa de su entera responsabilidad, un elemento complementario del promedio de carreras limpias y en íntima conexión, pues a mayor cantidad de boletos regalados y jits permitidos es lógico el aumento de la cantidad de carreras admitidas. Se considera un buen promedio de whip entre 1,00 y 1,30 aproximadamente. Menos de 1,00 es formidable.
La efectividad del whip queda demostrada cuando apreciamos los nombres que conforman las tablas estadísticas. Los diez de la Serie Nacional fueron todos estrellas del montículo, multicampeones mundiales, panamericanos y de copas intercontinentales.
En cuanto a las Grandes Ligas, siete de los diez son miembros del Salón de la Fama de Cooperstown. Las excepciones son los dos últimos, Tommy Bond y Babe Adams y el estelar zurdo Clayton Kershaw, este aún activo.
HUELGA, VALDÉS, CARRERO
Fidel lo bautizó como el «Héroe de Cartagena», después de su excepcional labor frente al equipo de Estados Unidos en el Campeonato Mundial efectuado en Cartagena, Colombia 1970, lanzando 11 entradas en el primer juego de un play off y un día después entrando a relevar en el quinto inning para preservar una ventaja mínima.
José Antonio Huelga, nacido en el central Tuinucú, hoy Melanio Hernández, tiraba una recta muy rápida, buena curva y, lo más importante, control y mucho coraje. Su whip por debajo de 1,00, su pcl de 1,50 y el average de 160 de los bateadores rivales dicen a las claras la clase de lanzador que fue, desaparecido trágicamente en la madrugada del 4 de julio de 1974 a causa de un accidente automovilístico en la carretera de Mariel.
Segundo detrás de Huelga en whip y pcl, este último con 1,75. Impasible en el montículo, trabajando siempre en la zona baja y bordeando las esquinas con sus bolas de rompimiento, Roberto «Jabao» Valdés fue uno de los mejores serpentineros con los que contaron aquellos equipos de Orientales y Mineros. Integrante de la selección nacional cubana que ganó el inolvidable Mundial de República Dominicana en 1969. En casi mil entradas lanzadas regaló menos de 300 bases por bolas y aceptó solo 21 cuadrangulares. Todavía posee el récord de más juegos completos en una temporada, 20, compartido con el pinareño Emilio Salgado.
El artífice de la bola de costalazo, dueño de un excelente control, velocidad y conocimiento de la zona de strike fue Omar Carrero. Miembro de esa constelación de lanzadores que se adueñó del firmamento beisbolero a partir de la década de los 70 del pasado siglo hasta mediados de los años 80: Juan Pérez, Changa Mederos, Braudilio Vinent, Rogelio García, Gaspar Legón y Lázaro Santana, entre otros muchos. Solo 460 bases por bolas en más de 2 000 entradas de actuación, miembro del cuerpo de lanzadores que ganó la única corona de la provincia camagüeyana, tres veces campeón mundial, fueron, ente otras, las distinciones sumadas en su brillante carrera deportiva.
Menciones especiales para otros dos grandes del montículo: Walfrido Ruiz y Julio Romero. El primero, capitalino nacido en la barriada de Lawton, ganó 102 partidos en 12 Series Nacionales, le batearon para average de 208 y su whip es el cuarto gracias a su formidable control con menos de 400 transferencias en más de 1 300 innings trabajados.
El pinareño Romero, nacido en Bahía Honda en 1950, finalizó su carrera de 15 Series Nacionales entre los diez primeros en más de un departamento, como el de ponches (1 678), juegos completos (162 de sus 270 iniciados) y lechadas (36). Era capaz de tirar varios lanzamientos –rectas de dos y cuatro costuras, curva, slider, cambio de velocidad–, y es un estudioso del pitcheo, pues ha fungido como entrenador en el equipo Cuba y la Serie Nacional con Industriales.   
JOSS, PEDRO, MORDECAI
Es el único jugador de los 224 miembros del Salón de la Fama de Cooperstown que no jugó las diez temporadas requeridas para entrar, pues la muerte a causa de tuberculosis lo sorprendió a los 31 años de edad. Adrian Joss era dueño de movimientos elegantes en el box, dándoles la espalda a los bateadores, escondiéndoles la pelota hasta el último momento para después soltar su rapidísima recta que muchas veces dejaba a sus rivales con el bate al hombro.
De sus 160 victorias 45 fueron por la vía de los nueve ceros, el 2 de octubre de 1908 tiró un juego perfecto con solo 74 lanzamientos. En ese año Joss ganó 24 juegos, perdió 11, su pcl fue de 1,16 y en sus 11 derrotas su equipo, los Indios de Cleveland, solo anotaron 11 carreras. Su asombroso control le permitió completar 234 de los 260 juegos que inició. Un extraclase.
«Más eficaz que el resto de los pitchers debido a su variedad de lanzamientos, el ángulo de salida de su bola, la velocidad de sus envíos rápidos, la forma de determinar su control y sus numerosas maneras de engañar al bateador». Esta fue la opinión de uno de los mejores estadísticos del béisbol de Grandes Ligas, Bill James, sobre el derecho Pedro Martínez, nacido en Manoguayabo, un asentamiento cercano a la capital de República Dominicana.
Martínez ganó tres premios Cy Young y un anillo de Serie Mundial con los Medias Rojas de Boston en el 2004. Su repertorio de lanzamientos incluía bola rápida de hasta 98 millas, curva, cambio en círculo, slider, además de que su estilo de lanzar a tres cuartos siempre en la zona baja lo convertía en un serpentinero muy difícil de conectar.
Pedro estuvo presente en el segundo Clásico Mundial (2009) con la selección de su país lanzando seis entradas sin permitir jits e igual cantidad de ponches. Terminó su carrera en Grandes Ligas con 219 victorias, cien reveses, 2,93 de pcl y 3 154 estrucados. Actualmente es presidente de dos fundaciones que se dedican a ayudar niños en República Dominicana.
Reza un viejo refrán que «no hay mal que por bien no venga». Y le sirve como anillo al dedo a Mordecai Peter Centennial Brown, tres nombres que provenían de su tío, su padre y haber nacido en el año del centenario de Estados Unidos. Fue conocido durante toda su vida por el sobrenombre de «Three Fingers» (tres dedos) debido a un accidente en una máquina cortadora que le cercenó dos de sus dedos cuando solo tenía 12 años.
Esa desventaja se transformó en ventaja cuando Brown aprendió a tirar un lanzamiento que, debido a la falta de dos dedos, curveaba y al mismo tiempo se caía antes de llegar al plato. Con esa bola, una recta también con mucho movimiento, y un control fuera de lo normal, Mordecai se convirtió en una estrella, ganador de 239 partidos, 271 juegos completos, 55 lechadas y un formidable 2,06 de pcl. Brown estuvo en Cuba en el invierno de 1909 y fue exaltado al Salón de la Fama en 1949, un año después de su muerte.








        
        
        


    
        
        
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Ferar dijo:
1
26 de octubre de 2018
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Nestor Alfonzo Respondió:
30 de abril de 2023
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magdiel dijo:
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26 de octubre de 2018
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roy dijo:
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26 de octubre de 2018
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Juan José Mijares Díaz dijo:
4
26 de octubre de 2018
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26 de octubre de 2018
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Reysanchez dijo:
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26 de octubre de 2018
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sachiel dijo:
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29 de octubre de 2018
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