
El 9 de noviembre de 1961, en la Finca Vilorio, a 12 kilómetros de la ciudad de Guantánamo, un grupo de valientes decidió por voluntad y convicción defender el derecho de Cuba a construir el socialismo.
Apenas tenían condiciones: en campaña, sin casas ni hospitales cercanos, durmiendo en hamacas, así surgió el Batallón de la Frontera, hoy Brigada Orden Antonio Maceo, primer frente de lucha contra el imperialismo en la Mayor de las Antillas.
Sesenta años después emociona siempre hablar de esa unidad, que cumple la misión de custodiar ante cualquier peligro el perímetro que separa nuestra tierra libre del territorio ilegalmente ocupado por Estados Unidos.
¿Cuántas historias de dolor, fiereza e hidalguía se han vivido en esos kilómetros que delimitan a Guantánamo de la base naval yanki? Allí, por el bien de la nación, está prohibido olvidar o vacilar.
LA FORJA DEL BATALLÓN
Antes de que la brigada surgiera, la dirección del país decidió que tres pelotones en las zonas de Boquerón, Lechería y Tres Piedras asumieran la vigilia para prevenir cualquier acción bélica por parte del enemigo y evitar las entradas y salidas ilegales en la instalación. Así nació la Compañía Especial, casi sin recursos y bajo mucha tensión por parte de los norteamericanos.
La complejidad de la tarea requirió preparar una fuerza más especializada y artillada. Rafael Piquera estuvo entre los primeros miembros de la honrosa Unidad Fronteriza. Hoy recuerda el momento en que salió de su natal pueblo de Media Luna, Granma, junto a unos 200 voluntarios, para combatir al nuevo adversario, día y noche, expuesto a cualquier peligro.
«Fui jefe del destacamento naval en Caimanera, allí cuidábamos el retorno seguro de unos 1 200 obreros cubanos que trabajaban en la base, pero en el 62, cuando secuestran y torturan al pescador Rodolfo Rosell, se detuvo ese trasiego por vía marítima que exponía a los cubanos al peligro. Todo se realizaría por carretera, y se me designó al frente de la fuerza terrestre.
«Llegamos a velar por 4 500 ciudadanos que laboraban allí y durante esos 11 años de misión vivimos anécdotas imborrables, fuimos víctimas de burlas, groserías, pedradas, disparos… como parte de un asedio constante y furioso. Ellos fueron los culpables de la lesión de por vida en la pierna de José Ramírez Reyes, y de los asesinatos de Ramón López Peña, Luis Ramírez López y Rubén López Sabariego, por citar algunos casos», afirma Piquera.
EL APORTE DE LA JUVENTUD
El mayor Yordan Corrales Viera, oficial organizador del trabajo de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la Frontera, asevera que cada ciudadano que pasa por la unidad adquiere valores y una preparación sicológica, política e ideológica únicas e imprescindibles para cumplir con seguridad las cuatro horas de guardia de frente al enemigo.
«La vigilia en el perímetro fronterizo es la principal misión de nuestros jóvenes, y lo hacen con sacrificio y abnegación, por eso la mayoría adquiere el carné de militantes de la UJC. Además, somos una cantera invaluable para el Partido, con oficiales, suboficiales y trabajadores civiles que sobresalen por sus cualidades y méritos.
«Como estímulo, hay momentos para el esparcimiento y otras actividades. Nuestro movimiento de artistas aficionados es muy fuerte, con grupos típicos y artesanos, incluso. También quienes pasan el servicio militar aprenden labores domésticas, y recientemente se les insertó en el movimiento Con mi semilla la patria crece, para sembrar en aras del autoabastecimiento, y ello tributa a su formación general», significa Corrales Viera.
El coronel Francisco Rodríguez Acosta, jefe de Logística, comparte las estadísticas del aporte de jóvenes y veteranos a la Brigada.
«Desde julio de 2020 se nos indicó que debíamos producir hortalizas y vegetales. Entonces empezamos el trabajo
y preparación de tierra en dos polos productivos (12 y 17 hectáreas al este y oeste, respectivamente) con la participación de oficiales, trabajadores civiles, sargentos y soldados.
«A partir de octubre de 2020 recogimos entre 600 y 500 kg de alimentos y en agosto de este año la cifra subió a 89 toneladas. Tenemos una producción de 148 cabezas de cerdo y 98 de ovino-caprino para garantizar variedad en las proteínas e, igualmente, hace unos 50 días creamos cultivos tapados de 40 canteros para verduras, tomate, ajíes… hemos cosechado ya 560 kg de lechuga y continuamos avanzando», advierte.
ANTE TODO, SER EJEMPLO
Para estar en la Frontera, según el mayor Félix Emilio Guzmán Septiembre, oficial de Organización y Personal, se sigue un riguroso y selectivo proceso que empieza desde las regiones militares de las provincias de Oriente hasta el núcleo familiar.
«Buscamos hombres y mujeres (estas últimas voluntarias) que estén bien preparados política y culturalmente, con valores morales. Los entrevistamos y luego los traemos al centro para recibir la preparación militar básica por 14 meses, que actualmente se redujeron a 12 por decisión del Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, dado el cúmulo de tareas que realizamos.
«Nos nutrimos de todo el país, porque además acá acuden los estudiantes que obtienen la carrera de Relaciones Internacionales –comenta Guzmán Septiembre–. En las compañías les recibe el Comité de Base de la UJC para captar de inmediato nuevos miembros, pues casi todos tienen grandes cualidades humanas y eso es lo que se quiere del joven fronterizo».
Precisamente, como retribución a la ejemplaridad que evidencian los muchachos de la Frontera, la unidad les brinda varios beneficios, entre ellos el cambio de carrera, a partir del plan de ingreso del año por provincias (se les dan cinco opciones); y a las mujeres que tienen el duodécimo grado o el técnico medio, se les permite optar por la universidad, cursos de oficiales de la FAR, del Ministerio del Interior o acogerse a la Orden 18.
«Todo implica que el soldado mantenga un adecuado comportamiento, porque es un premio a la virtud y nuestros brigadistas se lo han ganado», manifiesta el mayor Félix Emilio.
HONOR Y COMPROMISO
Rixy Alexandra García Ruenes, estudiante de Relaciones Internacionales, dice que estar en la Brigada Orden Antonio Maceo es el más alto honor: «Siento que alcancé mayor madurez en valores y principios revolucionarios, sobre todo gracias a las guardias de frontera, al tener sobre mis hombros el peso de la tranquilidad de miles de familias, entre ellas la mía».
Ha pasado un año y agradece infinitamente cada experiencia, amistad y señalamiento. De hecho, como futura embajadora o representante de la política exterior de Cuba, esta se considera su primera misión, y no se arrepiente de nada.
Similar convicción comparte el granmense Luis Orlando Vargas Chacón, secretario de uno de los comités de base de la UJC en la unidad: «Como militante uno debe estar a la cabeza de la defensa, el estudio y el trabajo, ¡qué mejor lugar para demostrar nuestro amor patrio!».
Luis Orlando proviene de la zona de Buey Arriba, allá donde el Che libró varias batallas en nombre de la libertad. Por eso el joven siente muy fuerte el compromiso con los ideales antimperialistas de quienes le han antecedido. De cara al enemigo, agarra con fuerza el fusil, listo para librar cualquier batalla, seguro de que mientras exista un atisbo de peligro sobre Cuba habrá brigadistas prestos a afrontarlo.
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libre libre dijo:
1
9 de noviembre de 2021
08:30:01
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