Touchés de bronce que no llenan

Los tiempos de gloria de la esgrima cubana definitivamente pasaron. De hecho, hasta el momento en que los hombres de la espada ensartaron de conjunto una presea de bronce al disponer de Colombia 43-39, el casillero de las medallas para los nuestros en el Centro Acuá­tico-Deportivo CIBC de Toronto estaba vacío.

Ese tercer escaño no satisface. Yunior Reytor, Ringo Quintero y Reynier Henrique se iniciaron con sonrisa de 45-37 sobre los anfitriones, desenlace que los coló en semifinales. Sucedió entonces algo en extremo sui géneris: los venezolanos Rubén y Francisco Limardo, en unión de Silvio Fernández doblegaron a los antillanos 3-2, to­ques todos a la cuenta de Fernández en el asalto conclusivo. Luego la tropa cubana al mando de Jaine Hernández hizo los deberes, y los morochos doblegaron 45-40 a EE.UU. por el oro.

La armada venezolana igualmente fue verdugo de nuestras espadistas en la instancia semifinalista. Como calco del guion anterior  las discípulas de Pedro Henríquez abrieron con holgado 45-26 sobre las canadienses, eso antes de sucumbir 31-37 a manos de las de la hermana República Bolivariana. Discutiendo el tercer escaño Yamilka Rodríguez, Yoslaine Cardenal y Seily Mendoza sucumbieron 29-38 ante las brasileñas. El oro fue en definitiva a la cuenta de Estados Unidos.

Igualmente culminaron las acciones para las huestes de la Mayor de las Antillas en el balonmano, hockey sobre césped, softbol y béisbol, todos en su versión femenina.

En el balonmano las antillanas se ubicaron quintas al disponer 40-27 de Puerto Rico. Las nuestras terminaron con cuatro éxitos y un costoso fracaso 28-33 ante Uruguay que las sacó de la discusión de preseas. Individualmente Lisandra Lusson fue la máxima artillera de la justa con 48 goles, en tanto la boricua Nathalys Ceballos repartió 47 asistencias.

El hockey ancló octavo, mientras por la misma  puerta estrecha salió el béisbol femenino en su estreno, pues no archivaron sonrisa alguna en cuatro salidas las peloteras de casa, con solo ocho carreras facturadas y 43 permitidas. No menos ingrata devino la cruzada de las chicas de la llamada disciplina de la bola blanda: una victoria y cuatro descalabros, diez anotaciones favorables y 23 adversas.