TORONTO.—La noche precedente a la competencia de la tiradora Eglys Cruz en el rifle 3X20 a 50 metros, nos fuimos a descansar ilusionados con ver la finalísima del evento, señalada para las 12:00 del sábado.
El ómnibus hacia el Centro de Tiro --situado en un descampado a 90 kilómetros al norte de esta ciudad— estaba designado para salir a las 11:11 a.m. Confiar en menos de 50 minutos para recorrer la distancia sería arriesgado, por tener tan poco margen para imponer el record de velocidad sobre el asfalto que permitiera llegar a tiempo. Además, los organizadores del clásico no repararon en que sábado y domingo, en horas de la mañana, una extraordinaria cantidad de personas emigran en dirección a Berrie (zona para nadar, pescar y descansar), creando un embotellamiento en la misma ruta que tomamos.
El primer obstáculo surgió en el punto de partida: el transporte arribó 15 minutos más tarde de la hora acordada, incumplimiento repetido con otros deportes. Trasladarnos en medio del “tranque” del tráfico hasta el poblado de Cookstown –enclave del campo de tiro-- consumió casi dos horas, lo que conspiró contra el interés de presenciar cómo Eglys Cruz ganaba su meritoria medalla de oro. Cuando el ómnibus con cerca de 20 periodistas de distintos países entró al escenario de competencia, la cubana había terminado de tirar y descansaba para, un par de horas más tarde, asistir a la ceremonia de premiación.
Todos nos perdimos los detalles del acontecimiento –-precisamente para lo que está la prensa internacional aquí—y únicamente pudimos hacerle una rápida entrevista, para al menos llevarles a los lectores las impresiones de cómo la deportista vivió esos momentos tan emocionantes de su carrera.
Lo anterior puede ser el ejemplo más lamentable de los constantes incumplimientos de los horarios de transportación de la prensa radial, televisiva y escrita hacia las instalaciones, que una buena parte de ellas se hallan a una hora o más de camino, tomando como punto de partida la sala principal donde trabajan los distintos medios.
Días atrás, en el también lejano lago Aguas Tranquilas, sede del concluido canotaje, también al intentar el regreso, colegas de Chile, Argentina, Colombia, Puerto Rico, Cuba y otros más, permanecieron más de hora y media después de la que marcaba el programa oficial, para que los recogieran. El pasado jueves en la noche, quienes cubrieron las incidencias del ciclismo en el velódromo panamericano, en lugar de retornar a la ciudad a las 9:30 p.m., según lo anunciado en las tablillas oficiales, emprendieron la retirada a las 10:15, para un viaje de 45 minutos, de manera que al llegar a su destino, “clasificaron” en el último para moverlos hast la entrada del Metro, desde donde van a sus hospedajes.
Hay más historias similares en el remo y otras disciplinas, porque los Juegos están repartidos en tantas instalaciones alejadas unas de otras, que urge a los organizadores ajustar las clavijas cuando entramos en la recta final.



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Yosel dijo:
1
19 de julio de 2015
01:41:19
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