MISSISSAUGA, Toronto.— Cuando vieron entrar al estadounidense Jake Herbert en el escenario, con su melena de rockanrolero y su imponente físico, algunos pensaron que era el candidato ideal para desbancar al cubano Reinieris Salas en la división de los 86 kilogramos de la lucha libre.
Sin embargo, el “gimnasta” de la Mayor de las Antillas no se arrugó, al contrario, dio muestras de todo su arsenal y se metió en el bolsillo al público del Centro Deportivo de Mississauga, donde se coronó monarca indiscutible de los Juegos Panamericanos tras desbancar al norteño (12-7) en una reñida pelea digna de la final.
Salas comenzó tanteando el terreno y esquivando con rápidos movimientos de piernas las embestidas del rival, hasta que sorprendió a todos con una proyección más propia del judo que de la lucha libre. Fue entonces cuando Herbert voló por los aires en una acción que dio cuatro puntos al cubano, aunque el oponente también sacó provecho de la caída para anotar tres unidades con agarre y pase atrás.
Después Reinieris no se limitó, más bien el colchón le quedó pequeño, literalmente, con acrobáticos movimientos defensivos que levantaron a los espectadores, también impresionados por su velocidad en los ataques, que desarticularon cualquier resistencia del estadounidense.

“Siempre traté de estar tranquilo, desde las eliminatorias, y llegué en perfecta forma a la final, frente a un luchador de gran nivel, medallista mundial igual que yo, pero pude derrotarlo y eso me da mucha alegría. Tuve algunas situaciones riesgosas en la pelea por el oro, propiciadas por la calidad y experiencia del rival”, sentenció el habanero, quien destacó el nivel de la lid.
“La competencia estuvo bastante buena, con varios rivales de consideración, entre ellos Tamerlan Tagziev, un ruso nacionalizado canadiense, que se me hizo un poco difícil, pero en general todo ha estado muy bien”, añadió Salas, por primera vez titulado en citas múltiples continentales.
“Este es mi debut en Juegos Panamericanos, era una deuda personal que tenía y gracias a Dios conseguí lo que vine a buscar, la medalla de oro. Nunca es tarde para celebrar momentos de felicidad como este, pudieron ser más de uno, pero ahora lo disfruto mucho igual”, declaró en zona mixta.
Sobre sus proyecciones, Salas confirmó que tiene la mente puesta en el Mundial de Las Vegas y en lograr la clasificación a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. “Todavía tengo otras metas, pienso mantenerme sobre los colchones varios años más, aunque después del 2016 debo subir a la categoría de los 96 kilos. Llevo más de diez años en esta división (86) pero el próximo ciclo espero probarme en otro superior”, dijo el campeón capitalino.

Otro de los máximos exponentes cubanos, el pinareño Liván López (74), tuvo la desdicha de encontrarse en su primera pelea con el estadounidense Jordan Burroughs, titular olímpico de Londres 2012 y doble monarca del orbe, quien lo derrotó 13-3, amparado en su habitual fortaleza y trabajo en el suelo.
Precisamente la clase del norteño, a la postre campeón, arrastró a Liván hasta la discusión del bronce, instancia en la cual no perdonó al canadiense Jevon Balfour, barrido por superioridad (10-0). El otro antillano, Andrés Ramos (125), también se llevó el bronce con apabullante victoria sobre el nicaragüense René Silva.
De esta forma, la lucha cubana (libre y grecorromana) culmina su paso por Toronto con cuatro medallas de oro, tres de plata y seis de bronce, para un total de 13 preseas, solo superado por Estados Unidos (8-3-4-15), tradicional dominador de las lides continentales.




COMENTAR
Francisco Rivero dijo:
1
19 de julio de 2015
03:13:43
Ramon dijo:
2
19 de julio de 2015
05:40:42
Responder comentario