ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: especial para Granma, Roberto Morejón,

TORONTO.--El ir y venir de una instalación a otra hace que el día aparente tener menos de 24 horas. Las imágenes de las competencias se superponen unas a otras y es difícil escoger únicamente una para significar cuánto de entrega y bondad han derrochado los atletas.

Días atrás un colega argentino me dijo: “En la mochila cabe lo mucho y lo poco”. Pregunto entonces a cuántos de los deportistas, entrenadores, jueces, en fin, a cuántos de los asistentes a esta fiesta del deporte seguramente esa funcional bolsa colgada a la espalda les resultará pequeña para llevar a casa los sueños convertidos en realidad.

No solo se agolparán en ella las añoranzas, realizadas o no, las medallas y la promesa de en la próxima lid hacerlo mejor, sino también se llenará de un sinfín de amistades nuevas, o de reencuentros que despiertan ilusiones, cuando una dirección o un teléfono anotado a la carrera en un papel o en el teléfono celular iniciará una amistad imperecedera, nacida entre el fragor del tatami, la sala de judo, o el velódromo de ciclismo.

Foto: especial para Granma, Roberto Morejón,

En una competencia como esta se une la larga noche, que más que noche es vivir hasta la madrugada, con las poquísimas horas de sueño permitido –no me atrevo a decir que reparador—para en un santiamén, sin apenas haber relajado las tensiones, cargar nuevamente la mochila, cada vez con la menor cantidad de materiales de trabajo para rebajar su peso y compensar el cansancio. Es buscar la experiencia que esta por nacer en cada mañana, en cada instalación deportiva y transformarla en ese relato hecho para perpetuar en la memoria.

En uno de los pasillos del tanque de clavados, uno de los 15 centros recién construidos por los canadienses para esta cita, hallé por casualidad en el tercer día del calendario competitivo al uruguayo Julio Maglione, presidente de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa), y durante una breve charla, en más de una oportunidad me insistió en que él deseaba ver este clásico “convertido en una reunión amistosa de los jóvenes de los 41 países aquí presentes. Espero que la inclusión, la solidaridad, el juego limpio y los deseos de hermanarnos, nos embarguen. Solo así tendremos unos Juegos Panamericanos exitosos”.

Es este el estreno de Maglione como sucesor del fallecido Mario Vázquez Raña. En su semblante vi una mezcla de convicción en lo que me decía, ligada con un resquicio para la duda de si haría realidad su propósito. Cuando observas al vencido levantar en vilo al vencedor, cuando aprecias confraternizando al mismo judoca que ayer no avanzó a la final intercambiando suvenirs con quien lo superó en buena lid, cuando ves al atleta del norte sonreir confundido entre un grupo de latinos, todos, no solo Maglione, tenemos razones para sentirnos orgullosos de esta nueva Latinoamérica que va surgiendo al influjo de los hombres que, más allá de luchar por nuestra dignidad, se han planteado, como una vez lo dijo Fidel en Cuba, llevar el deporte hasta el más alto nivel.

Ahora me pregunto: ¿no será muy pequeña la mochila para cargar tanta dicha?      

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esteban dijo:

1

18 de julio de 2015

12:02:13


Estimado Alfonso, he vuelto a leer otra hermosa cronica suya sobre mochilas,pero en La Habana hoy hay mas gentes con mochilas que en Toronto !y como cargan! no se imagina usted como los cubanos metemos cosas en las mochilas