LIMA.-Tan temprano como a los 12 años de edad, Yunior Reytor hizo una de las suyas y, gracias a su hermana Amarilis, no perdió la matrícula en la EIDE santiaguera Orestes Acosta. Hasta el sol de hoy le persigue el recuerdo de aquel mal momento.
«Yo jugaba baloncesto, confieso que todavía me gusta más que la esgrima, pero hubo una captación para la EIDE y acepté entrar en la espada con la intención de, una vez allá adentro, cambiar de deporte. Aquello salió mal y si no es por Amarilis, ahora no sería ni una cosa ni la otra».
--¿Reafirmas que el baloncesto te gusta más que la esgrima?
--Mire si es así, que casi no tengo espadas en mi casa, sin embargo, guardo dos pelotas de baloncesto. Cuando me siento estresado, le digo a mi esposa Giselle Pérez, «voy andando a jugar», y luego regreso relajadito, dispuesto a hacer cualquier cosa en la casa.
--Entonces Giselle, ¿cuántas funciones asume?
--Muchacho, ¡qué te digo! Ella es mi principal mentor, fíjate, hizo un estudio de los videos de todos los contrarios en el último torneo continental y realizó apuntes sobre los contrarios. Ahora aquí, antes de competir contra el campeón olímpico venezolano Rubén Limardo, envió adelantada la «poule» en la que yo iba a batirme, para que estuviera prevenido. Su ayuda tiene para mí todo el reconocimiento del mundo.
--¿Cómo saliste contra Limardo en las semifinales?
--Yo soy cristiano, creo en Dios, esa fé me la inculcó una de mis tías ya fallecida, y apoyado en ese convencimiento salí a enfrentar al venezolano, con quien he combatido en cinco o seis ocasiones anteriores, en las que siempre me ha ganado. Aun así, esta vez necesitó de una estocada, 10-9, en tiempo extra para vencerme.
--¿Qué pasará este jueves en la final de la espada por equipos?
--No lo dudes, ocurrirá lo mismo de tres semanas atrás en el Panamericano de Vancouver, Canadá: nosotros primer lugar, seguidos por Estados Unidos y Argentina, cuando lanzamos a los hermanos Limardo y compañía al quinto lugar.
A sus 31 años de edad, nacido en el reparto santiaguero Abel Santamaría, Reytor le pidió a Granma que no dejara de agradecer en su nombre al Inder, por el apoyo que hizo posible la asistencia de la esgrima a estos Juegos Panamericanos, y al Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, porque «en ocasiones, aun sin conocernos, confían en nosotros, aunque en determinados momentos sepan que no estamos en condiciones de ganar una medalla».
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