¡Voluntad!

LIMA.-Más allá de las medallas ganadas, o las que se escapan aun cuando parecían nítidas en los análisis precompetencia, disfrutamos acá de una generación de deportistas que con su actuar refrenda las palabras del Comandante en Jefe de hace más de 40 años.

Vimos caer de la barra fija al gimnasta Randy Lerú, y en medio del dolor ante la pérdida, retomó la acción. Eliminado Lerú, lejos de ceder al desánimo, salieron otros tres muchachos, Yesenia Ferrera (plata en salto), Alejandro de la Cruz (salto, bronce) y Hubert Godoy (tercero en barra fija), para conseguir, como me dijo Alejandro, «elevar la moral del equipo», la que debieron restaurar desde La Habana tras conocerse que el líder del elenco, Manrique Larduet, convaleciente de una lesión, no vendría a los Juegos.

Tampoco dejó de competir junto a sus compañeros la tiradora Eglys de la Cruz, cuando una baja puntuación causada por una munición defectuosa, le sacó del paso. Como respuesta vinieron las cuatro medallas de oro de su equipo para duplicar las de Toronto. Así pudieran existir otros ejemplos de entrega que, dada la cantidad de eventos programados aquí, no he presenciado.

Sin embargo, aunque ninguno de los 420 integrantes de la delegación cubana (excepto el veterano tirador Guillermo Torres) ni siquiera pensaba nacer 42 años atrás, solo existe una explicación: estos jóvenes de hoy actúan con respeto hacia ideales tan nobles como los expresados por Fidel el 2 de septiembre de 1977, en la inauguración de la EIDE Orestes Acosta, en Santiago de Cuba.

«Para ser un buen deportista se requiere disciplina, en primer lugar; se requiere carácter, se requiere interés, pasión por el deporte; y se requiere, sobre todo, voluntad».

Me he detenido en cada una de las frases de ese texto separadas por comas. Y no encuentro nada más parecido a lo que alienta el párrafo que lo mostrado aquí por la delegación cubana.