Me sorprendió que respondiera muy rápido al mensaje, pero Daniela Fonseca es tan veloz con la raqueta de tenis de mesa como en la manera de expresarse. Y en un solo set resolvió esta entrevista, después de haber ganado el oro individual en los Primeros Juegos Panamericanos Juveniles.
La cubana salió invicta en su paso por la mesa. Luego de la ronda de 32, venció a la costarricense Nicole Granados, 4-1; en octavos de final a la boricua Andrea Días, 4-2, en «el partido más difícil, porque inicialmente me sentí muy presionada, hasta que encontré mi forma y la vencí», dijo la zurda de Perico, Matanzas, a quien le recordé en la conversación a su coterráneo yumurino, al grande del salto de altura Javier Sotomayor, y al momento aclaró: ¡sí, pero él es de Limonar!
La brasileña Yumi Watanabe, de ascendencia japonesa, fue la víctima, 4-1, en cuartos de final; blanqueo 4-0 a la chilena Aleiar Ríos, en semifinal, para dar el golpe dorado frente a mexicana Estela Cossío, 4-0, con su característico juego, «me gusta atacar a la tercera bola, pues muchas veces sorprendes a la rival, porque es un ataque que lleva mucha fuerza». El triunfo salió de un evento en el que participaron 19 países.
Daniela se siente contenta con este éxito, pero afirmó que «haber clasificado en el preolímpico de Argentina para los Juegos Olímpicos de Tokio fue una experiencia única, que no tengo cómo expresarla».
Así se convirtió en la cuarta cubana en la historia que participa en unos Olímpicos, como premio a su tesón de practicar el tenis de mesa desde los siete años. A la capital japonesa también clasificó en el doble mixto, junto a Jorge Moisés.
Becada desde los nueve años para crecer en este deporte, ha jugado en varios países, «he estado últimamente en Austria, que me ha aportado mucha experiencia competitiva. Ahora, cuando regrese a Cuba, no sé si esa experiencia se repetirá».