Ni aún diezmados por la tempestad, cercados por el fuego, inmersos en la penumbra del apagón, sofocados por la escasez; aun así, no nos doblegamos y no les decimos a los que esperan el convite vil: ok, vengan, nos rendimos, la fruta madura cayó en sus manos.
¿Y saben por qué? Porque sabemos historia, porque antes hubo un Martí y después vino Fidel, porque aún nos duele que a Calixto no lo dejaran entrar a Santiago, que se orinaran sobre la estatua del Héroe Nacional, que trajeran la mafia a La Habana, que nos sabotearan La Coubre y el avión de Barbados, que se nos murieran cien niños por dengue, que nos pusieran bombas en los hoteles y nos negaran hasta el oxígeno en plena pandemia de la covid-19, o que un memorándum cínico y cruel describiera los pasos que llevan dando 60 años, para rendir por hambre a todo un pueblo.
Hay muchas cosas que nos hacen resistir hasta límites insospechados. No pudo Weyler ni podrán los modernos bloqueadores. Las opciones que nos proponen siguen siendo las mismas que fueron rechazadas por Maceo. Hasta que no acepten esa realidad heroica que nos distingue, no comprenderán el porqué de la resistencia.
No se nos puede pedir que inclinemos la cabeza –aunque esta nos duela por las tensiones que estamos viviendo–, para que coloquen allí el yugo, con las mismas manos que nos golpean las rodillas para vernos caer. Sería un premio inmerecido a la terrible maldad.
Cualquier solución tiene que ser nuestra, tan soberana como las palmas. Hay menos veneno y maldad en nuestros errores que en los planes funestos de aquellos que solo buscan armar sus propias hogueras, con la leña del árbol caído.
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Alberni Poulot Cumbá dijo:
1
7 de octubre de 2024
09:58:33
Miguel Ángel dijo:
2
10 de octubre de 2024
06:51:46
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