«Nacimos en Cuba porque en Cuba nació la Revolución en América Latina y nosotros tenemos la misión de hacer la Revolución en el periodismo de Latinoamérica». La agencia de noticias Prensa Latina surgió con ese alto encargo, declarado en las palabras de su primer director, el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti.
Días después del triunfo de la vida en la Mayor de las Antillas, el Primero de enero de 1959, el trascendental proyecto de nación sufría sus primeras agresiones mediáticas desde Estados Unidos, dispuestas a mostrar el ajusticiamiento de varios asesinos al servicio de Fulgencio Batista como un ajuste de cuentas con saña.
El 22 de enero, en la segunda jornada de la Operación Verdad, ante más de 400 representantes de la prensa extranjera, el Comandante en Jefe de la Revolución, Fidel Castro Ruz, activó una alarma: «¿Quieren ustedes, los periodistas, ayudar a los pueblos? Pues tienen un arma formidable en la mano: la opinión pública continental. Úsenla, y verán cómo ayudan a redimir pueblos».
A partir de ese encuentro, resultó impostergable la necesidad de una agencia informativa descolonizadora, capaz de amplificar la voz del pequeño género humano de este subcontinente, para visibilizarlo en un difícil combate frente al monopolio y el secuestro de la verdad por el imperialismo.
El 16 de abril de 1959 quedó firmada el Acta Constitutiva de la institución mediática, inscrita en condición de Sociedad Anónima. En fechas previas, su primer presidente, el industrial mexicano Guillermo Castro Ulloa, adelantó, según recogen las páginas del diario Revolución, que Prensa Latina «servirá para informar, servir y brindar el intercambio espiritual que tanta falta hace en Latinoamérica para que nos conozcamos y nos comprendamos mejor».
Ernesto Guevara recibió la misión de conspirar con su compatriota Masetti para concretar el empeño comunicativo, fundado en el quinto piso del entonces edificio del Retiro Médico, el 16 de junio. El sol de la bandera argentina volvió a abrazar el alba en Cuba, para iluminar mucho más allá de la Isla.
El periodista asumió, en el campo de la información, la lucha liberadora de su compañero, y más tarde tomaría las armas, convertido en el Comandante Segundo, en el intento de conquistar la patria de nacimiento de ambos.
Seis décadas transcurrieron desde su caída física en una guerrilla, pero nadie podrá borrar su firma debajo de una existencia y una obra ejemplar. También perdurarán paradigmas que consagraron su vida y, en ocasiones, su muerte a la misma causa como Rodolfo Walsh, Luis Martirena, Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez, Sergio Pineda, Jorge Timossi, Elmo Catalán, Pedro Martínez Pírez, Gabriel Molina, Manuel Yepe…
En sus corresponsalías establecidas en cerca de 40 naciones, en sus 400 cables diarios, sus servicios digitales, editoriales, fotográficos, de radio y televisión, Prensa Latina actúa bajo la guía de una frase de su primer y eterno director: «Nosotros somos objetivos, pero no imparciales. Consideramos que es una cobardía ser imparciales entre el bien y el mal».


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