No recuerdo, en mis 60 años de periodista, que alguna vez en la onu –en ese recinto supuestamente sagrado– un embajador o representante de un país miembro llegara al podio con una minitrituradora de papel y, con ella, ante la incredulidad de la mayoría y la complicidad de unos pocos, encabezados por el país anfitrión, hiciera pedazos una copia de la Carta de las Naciones Unidas, documento rector, no solo de la institución, sino de las relaciones internacionales en su conjunto.
Cuando el embajador israelí ante la onu, Gilad Erdan, destrozó aquellas páginas, estaba abofeteando al mundo, con la soberbia de quien se siente protegido por el Gobierno que nunca ha votado contra el sionista Benjamín Netanyahu, ni ha permitido que se apruebe exigencia alguna para detener la masacre de la población palestina, donde han matado a más de 15 000 niños, entre la totalidad de muertos que ya superan los 35 000, sin contar los cientos, o quizá miles que permanecen bajo los escombros de una ciudad arrasada por las hordas sionistas.
Vale recordar que lo aprobado por la inmensa mayoría en la Asamblea General no pasaba de ser una «recomendación al Consejo de Seguridad de la onu, para que reconsidere favorablemente la adhesión de Palestina al organismo internacional».
Es decir, que el señor Embajador israelí esta vez hizo pedazos la Carta de la onu, pero bien que podría, en medio de su prepotente irritación, prender fuego a la propia onu, de aceptarse a Palestina como país miembro.
Fueron 143 votos a favor de Palestina y solo nueve en contra, encabezados por Estados Unidos, seguido por el propio Israel y ahora, sumado a esa lista, el actual presidente de Argentina. Nada que extrañar en ninguno de estos tres «ejemplos de política democrática».
Para que Palestina ingrese a la onu como miembro pleno, se hace necesaria la recomendación positiva del Consejo de Seguridad, pero Estados Unidos la vetó el pasado 18 de abril.


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Juana Maria Rassi dijo:
1
2 de junio de 2024
21:29:34
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