Yoan está en el preuniversitario, pero su sueño, cuando se gradúe, es tener su propio negocio. Julio es recién graduado y espera, con su salario, de aquí a unos años poder mantener a la familia que creará. María Karla, por su parte, estudia Medicina, pero piensa ejercerla fuera de Cuba, pues según ella, aquí son imposibles sus aspiraciones.
Varias veces he escuchado: «Mi proyecto de vida no es en Cuba» –parece que está de moda la frase–. Al indagar en las razones, una de las respuestas más comunes es que aquí no pueden desarrollar sus planes. Pero, ¿qué tipo de planes? «Viajar y conocer el mundo» pudiera ser una de tantas respuestas. ¿Acaso un proyecto de vida es algo tan simple como viajar?
Según la ciencia no. Se trata de una construcción mental que define al conjunto de conocimientos, emociones, acciones, motivaciones que, de manera coordinada, buscan el logro de determinadas metas, propósitos u objetivos específicos hacia una perspectiva futura.
No niego que construirla desde la perspectiva de lo cotidiano en la Cuba de hoy, donde se mezclan complejas condiciones económicas y sociales, exige una voluntad de transformación hacia una nueva relación entre el pensar, el hacer y el desear.
Quizá de allí provengan los resultados que arrojan varios estudios realizados por instituciones cubanas a las que les ha preocupado este asunto: la evidencia de otras prioridades por encima de hacer planes a largo plazo. Nos hemos acostumbrado a vivir el día a día, y nos cuesta mirar un tanto más allá.
Estas investigaciones revelan una concepción de inmediatez o presentismo en los planes de los jóvenes cubanos, para muchos de los cuales las metas están representadas por objetivos elementales y muy próximos en el tiempo, además de un pesimismo evidente, pues no ven satisfechas sus necesidades con el salario que reciben por el trabajo que realizan.
Esto lleva a algunos al inmovilismo, a no hacer nada, o a buscar sus proyectos de vida fuera de Cuba, entiéndase un mayor poder adquisitivo inmediato. Sin embargo, la realidad indica que los problemas se resuelven y no se disuelven, y por eso hay que enfrentarlos.
Hasta aquí lo que dice la ciencia, pero existen factores menos teóricos y muchos más prácticos a los que les atribuyo que hoy una buena parte de nuestros jóvenes no tenga un proyecto de vida concebido.
Por solo poner un ejemplo, ser universitario es para muchos en el mundo una aspiración y, por tanto, forma parte de esos proyectos individuales a largo plazo. Aunque nosotros, las personas que habitamos Cuba, no vemos la necesidad de que forme parte de esos planes para el futuro, porque lo vemos como algo asequible y que nos toca, solo hay que estudiar y aprovechar esa oportunidad. En otras palabras: es tan habitual que no lo vemos como una meta.
El tema, obviamente, impone fuertes retos a la sociedad cubana y al país. Es difícil pensar en crear un camino a largo plazo, cuando aún no se logra enderezar la pirámide, y quienes se mueven en la economía informal perciben más los resultados que quienes laboran ocho horas por un salario que no llega a final de mes.
Nuestro principal reto es que este modelo en construcción sea capaz de generar las riquezas necesarias que los cubanos, principalmente los jóvenes, necesitan para llevar a cabo sus proyectos de vida.
Lograrlo no debe quedar solo en sus manos. Tiene de responsabilidad individual y también de política estatal y gubernamental mediante cuerpos legales que se han refrendado. Esa es la mejor de las estrategias para que nuestros jóvenes vean en esta bella Isla su futuro inmediato y también el más lejano.
Aunque la inconformidad es una característica común en los seres humanos, no perdamos la objetividad.
Aun cuando siempre existirán quienes decidan tomar otro rumbo para realizar sus sueños, Cuba tiene la responsabilidad de ser ese país donde sea posible el proyecto de los que no pretenden abandonarla ni caer en la maquinaria del consumo, de los que sí apuestan a seguirle aportando a este país.
La profesionalidad, la responsabilidad, la honestidad, la solidaridad y el compromiso social tienen que seguir siendo los valores sobre los que se sustente nuestro camino al futuro, aprovechando las oportunidades que nos brinda un país como este, sin miedo construir nosotros mismos nuestro destino aquí, con Cuba.


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