ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

La Revolución llegó a 65 años y las memorias de mi abuela son el mejor ejemplo de cuánto transformó la vida de los cubanos. Su padre era mayoral de la colonia cañera Pino 2, pueblo actualmente ubicado en Santa Cruz del Sur. La colonia pertenecía a la Macareño Sugar Company, una compañía estadounidense que se aprovechaba de la mano de obra barata para sacar grandes ganancias.

Mi bisabuelo tenía tierras propias.  Las que no eran de él estaban bajo su mando, y tenía una pequeña tienda, y, por si fuera poco, el único radio, el único refrigerador y el único teléfono de la zona estaban en su casa.

Sin embargo, con esas comodidades, no pudo impedir que su hija mayor muriera de un aborto casero, y tampoco le fue posible garantizar que sus siete hijos pasaran de cuarto grado. Los varones, cuando arribaban a cierta edad, no tenían otro futuro que trabajar en las tierras de la familia; y las hembras, a lo más que podían aspirar, era a un curso de corte y costura.

Dice mi abuela que, cuando se aprendió la cartilla o abecedario, fue todo un acontecimiento; se pasaba las horas recitando Cristo, A, B, C, D... y llegó a pensar que la palabra Cristo era una letra más.

Por otro lado, mi abuelo paterno era de una familia pobre, el plato constante en la mesa consistía en harina de maíz. Un día se pusieron de suerte y, con un dinero que se sacaron en la lotería, pudo aprender a leer y a escribir, para luego suscribirse a un curso de los que hoy llamamos a distancia. Al concluir, le recomendaron hacer las prácticas en el taller de la compañía azucarera.

Luego de mucho esperar, logró hablar con míster Yanelone, dueño del central, que disfrutaba del llamado patio de los americanos, con piscina, campo de golf y todas las comodidades que tenían a costa de los cubanos, y su respuesta fue un no rotundo, porque, según este señorón, allí solo podían entrar los hijos de los empleados yanquis. En ese momento, según sus palabras, mi abuelo entendió el porqué había que cambiar el país de una vez y por todas.

Y es que en los campos cubanos el 60 % del campesinado vivía en bohíos de techo de guano y piso de tierra. El 85 % de esos hogares solamente tenía una o dos piezas en las que debía hacinarse toda la familia para dormir, y carecían de agua corriente, de servicio sanitario; la luz era cosa de ciencia-ficción, al igual que los refrigeradores, de los cuales solo el 3 % de los hogares rurales cubanos disponía de alguno.

La mortalidad infantil superaba los 60 fallecidos por cada mil nacidos vivos, y la esperanza de vida apenas llegaba a los 58 años. Estos datos, no por repetidos, se interiorizan y se comprende la realidad de aquellos años.  

Pero, como dijera Carlos Puebla, en eso llegó Fidel. Sí, llegó la obra de la Revolución y el panorama cambió, no solo para Cuba, sino también para el resto del continente y para buena parte del mundo, como una vez pensó mi abuelo, de una vez y para siempre.

Así, Cuba se convirtió en el faro que guio y guía a la izquierda del mundo. Fue así también como, con una profunda Revolución cultural, la Isla fue el primer país libre de analfabetismo en el hemisferio occidental.

Eliminó de sus campos y ciudades enfermedades curables que costaban la vida de unos cuantos; la mortalidad infantil descendió hasta niveles nunca vistos en todo el Tercer Mundo, y la esperanza de vida la tenemos por encima de 78 años; reformó la distribución de la tierra y entregó las casas a quienes las vivían; se nacionalizaron las empresas extranjeras que saqueaban la tierra cubana y se crearon los cimientos para un país diferente.

Fue así como lo vivido hasta ese momento por mis abuelos quedó solo allí, en sus memorias, esperando porque sus nietos lleguen a curiosear. Esa es la historia de este país, que pudiera volver a repetirse si renunciamos al camino por el que tanto hemos luchado, una historia que hay que seguir contando y estudiando, creativamente.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Miguel Toirac dijo:

1

16 de enero de 2024

15:16:46


Excelente comentario. Valioso para los desmemoriado y la juventud que debe saber esas cosas del pasado capitalista.

Aníbal Gómez dijo:

2

17 de enero de 2024

06:23:57


Excelente escrito! Un abrazo solidario al Pueblo Cubano desde Borinquen Bella, Puerto Rico. Lo guardé en mi colección de escritos.