No importa, de verdad, muchas veces no importa. Restricciones de redes o de personas que no pueden restringir lo que sí importa siempre: la vida.
Sigue saliendo el sol y poniéndose: no depende de ninguno de nosotros ni de vanidad alguna. Sigue la gente amando u odiando. Depende de uno mismo elegir qué.
Nacen, mueren, luchan, caminan, piensan en sí o en otros. La esquina es sitio para levantarse o quedarse inertes. Las manos hacen florecer o destruyen.
Elijo cada vez la flor, aquella del poema de Kcho, la de Ariel, la que riego, la de la muchacha enamorada, la que se lleva en la oreja mientras se besa, la de pañuelos blancos y rojos y azules, colores de la vida.
Vuelve a retoñar lo que creímos perdido. Me libero de quien no me hace mejor, escriba el poema que escriba, menos trascendente que lo sencillo que nos protege.
Todavía creo en las palabras que ponemos en los libros para que un niño llegue, te asalte con su luz, elija un pequeño pedazo de quien soy... Es suficiente.


COMENTAR
Luis dijo:
1
19 de diciembre de 2022
10:58:47
Responder comentario