ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Algunos hablan mal del Código, pero no se han leído ni el encabezamiento, otros van en contra porque es un documento de raíz estatal; para decirlo con la palabrita venenosa, es un asunto «oficialista», y aunque sus postulados anunciaran la vida eterna o la panacea divina, lo iban a denigrar y a rechazar, no sea que el comunismo les muerda una oreja.

Luego están los que reducen un documento tan copioso a una sola página y se aferran allí, con extrema negatividad, desprendiendo un tufito homofóbico o un injustificado temor de que, por obra y gracia de una ley, Juanito deje a Carola y se abalance sobre Pedrito (tan macho él y ahora en serio peligro).

Después vienen los que se quedan rascándose la cabeza y ni siquiera atinan a consultar el texto, porque Dorotea les contó que, después de aprobado el Código, se van a prohibir las chancletas, los cintos y hasta los periódicos enrollados, para evitar que los «puros» castiguen a los «chamas» (como si el castigo corporal fuera la solución perfecta), e incluso los más descabellados ya dan por sepultada la patria potestad.

Está claro que el Código es mucho, pero mucho más que todas esas cosas, y hay criterios que, sin estar a favor de ciertas partes, no buscan invalidar el conjunto, opiniones que se han tenido en cuenta y han obrado el «milagro» de que una «dictadura» haga cambios en una legislación porque sus «súbditos oprimidos» prefieren que sea de otro modo.

Para colmo de «poca democracia», hasta lo sometieron ayer a votación, y todo el que quiso estar presente y ser testigo a la hora de contar boletas, pues fue al colegio cuando cerró la jornada, no sea que después anunciaran un fraude en Cuba con una foto de las elecciones en Madagascar.

No hay que ser jurista ni afinado especialista para darse cuenta de que se trata de un Código moderno, y tampoco es este un pueblo de fanáticos o de iletrados; así que, sinceramente, recomiendo que, si aún no se lo ha leído, pero ya se considera experto en las razones para rechazarlo, léalo; más ahora que, por decisión soberana de la mayoría del pueblo, podría ser una Ley.

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Manuel f dijo:

1

26 de septiembre de 2022

14:59:53


Sencillo y bien explicado.no hay peor ciego que el qué no quiere ver