ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

«Clasificar» en una guagua por las mañanas resulta hoy casi un milagro. Es cierto que el transporte público siempre ha sido un tema que ha golpeado a los que vivimos en este pedacito de tierra caribeña, pero la pandemia, la escasez de combustible y la persistencia del bloqueo, han provocado que la situación se torne cada vez más compleja.

De todas las profesiones y oficios, viajando a varios destinos, habaneros o no, en la parada confluyen disímiles personas, como el joven de bata blanca que mira a su alrededor con asombro y se aparta, sabiendo que hacia allí, donde se respire encima de otro, va el desgraciado virus de la mano de la muerte. A ambos les ve la cara desde hace 18 meses. 

Aun con espejuelos se le notan los ojos marchitos, cansados. Mira su reloj: alguna vida puede depender de su llegada en tiempo, algún paciente sabrá de su boca que es positivo o no a esta pandemia… 

El p-16 se avista a lo lejos. La multitud toma forma lineal. La conductora lleva la cuenta de las personas que se bajaron y pide igual número de pasajeros para intentar mantener el distanciamiento. «Hasta el muchacho del pulóver verde», dice uno de los inspectores.

Todos suben. A punto de dar la orden para poner en marcha el ómnibus, la conductora ve al joven médico. «¡Espérate, chofe! –dice–. Que suba también el doctor. ¡Venga, doctor, no lo podemos dejar aquí, porque ustedes nunca nos dejan!». No hay espacio para el asombro, solo para las certezas.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.