ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

El doctor Pedro Llerena Fernández se fue a la inmortalidad este sábado. Su frágil corazón no le permitió estar vivo el próximo jueves, cuando todo se preparaba para operarlo en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.

Confieso que tuve que conformarme con llamadas a sus dos hijas, Betsy y Magaly, para intentar decirle lo que no pude: estoy con ustedes en este momento de dolor.

Muchos años de amistad me habían permitido conocer a Pedro y a su familia, un revolucionario a tiempo completo, un fidelista cabal. Trabajador incansable, con su labor y su talento contribuyó a levantar obras humanas que perduran.

Desde su graduación como médico en el Pico Turquino, en aquel primer grupo de galenos que, en 1965, junto a Fidel, llegó hasta la cima de la historia cubana y allí hizo el compromiso ético y revolucionario de contribuir a levantar lo que hoy es una realidad y una bandera: los servicios de salud.

Su biografía está llena de responsabilidades, como la de viceministro de Salud Pública, director provincial de Salud en La Habana y en Camagüey, decano de la Facultad de Salud Pública, entre otras entregas, hasta su más reciente labor como director fundador del Centro Internacional de Salud La Pradera, allí donde, por orientaciones directas del Comandante en Jefe, se encargó de esa extraordinaria obra humana y solidaria que fue hacer realidad el Convenio Integral de Salud Cuba-Venezuela, en la atención a pacientes de las capas más humildes de la nación bolivariana.

Hasta allí, en varias ocasiones, fueron Fidel y Chávez a interesarse directamente por la salud de aquellas familias, que agradecían a ambos comandantes y a Dios, por la posibilidad de que se les atendiera, mejorara o curara su salud. De aquella experiencia surgió el libro Dios, Chávez y Fidel, que recoge decenas de testimonios de los agradecidos de este mundo, publicado, primero en Venezuela, y luego en Cuba, lo cual coincidió con el cumpleaños 90 del Comandante en Jefe.

Del amigo Pedro Llerena, ninguna reseña estaría completa si le faltara su gran pasión por la familia. Tenía un concepto ejemplar de la importancia del núcleo familiar que formó, junto a su esposa Cándida, y con la creación de valores que no deben olvidarse. El mejor regalo de todo ese empeño son sus dos hijas, ambas profesionales, quienes forman parte de esa gran mayoría comprometida con la obra revolucionaria a la que Pedro entregó su vida.

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Daniel dijo:

1

1 de marzo de 2021

07:43:52


Mis condolencias a sus familiares y amigos, los cubanos debemos defender el compromiso con la revolución y las causas nobles de este mundo, demostrar que esa es la verdadera manera digna de vivir y echar pa' lante que sin esfuerzos no hay resultados.

Eva dijo:

2

2 de marzo de 2021

15:16:44


Gracias con toda el alma Elson, como dices es imposible con palabras decir la estela de bondades y hechos palpables de la inmensa obra de tío , pero la más grande ha sido y será dejar en todos el ejemplo de su amor y entrega en cada obra, un trabajo tras otro los realizó con esa nobleza que lo distinguía , el primero en llegar , el último en irse. Cada vez que nos reuníamos su sonrisa era la bienvenida. Sus amigos pasaron a ser nuestra familia y Mary y tú lo son Gracias, gracias , gracias

Enrique Atiénzar Rivero dijo:

3

19 de marzo de 2021

12:50:13


La imagen de Llerena perdurará entre los camagüeyanos que los conocimos. De su modestia, de su sentido de responsabilidad, de su inalterable posición de médico revolucionario y leal a la obra de Fidel es imposible olvidarlo aquí, donde fue director provincial de salud.