Un día después del virus... porque luego de esta tormenta también llegará ese momento, habrá que volver a aprehender el arte de los abrazos. Sí, porque la covid-19 lo puso todo de cabeza: trastornó hasta las más simples de las rutinas.
Aunque doloroso, 2020 fue también un año de muchas enseñanzas. Aprendimos que los países más poderosos no lo son tanto y que una pequeña Isla, con sus virtudes y defectos, tampoco volvió a flaquear frente a Goliat.
Aprendimos que pasar unos días en casa puede ser genial, pero que tanto tiempo distanciados del entorno cotidiano puede dañar hasta las emociones, porque nos necesitamos los unos a los otros.
Aprendimos que los irresponsables pueden dañar a otros en los tiempos de crisis, mientras hay gente que se juega la vida, esos valientes son los que inspiran y son imprescindibles.
Aprendimos que el mundo no es tan grande como parece y que el egoísmo se asoma sobre los buenos valores.
Aprendimos más de la vida y de nosotros mismos, porque, quizá, en este tiempo en casa, sin bares ni música de fondo, pudimos ver las heridas de la familia. Seguramente quedó espacio para desnudar los vacíos que, en otras oportunidades, aparentabas no estaban ahí, en pausa, esperando por ti.
La covid-19 cambió, hasta cierto punto, la configuración del tejido social. Mostró agujeros y debilidades. Obligó a mirar hacia fuera, pero también hacia dentro, y a apostar más por las fortalezas.


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ana julia dijo:
1
4 de enero de 2021
09:27:11
Barbara Leticia Ledea Rondón dijo:
2
4 de enero de 2021
20:56:03
José Luis Tejeda Morera dijo:
3
4 de enero de 2021
22:28:59
margarita Respondió:
5 de enero de 2021
12:29:13
Amarilys dijo:
4
5 de enero de 2021
10:05:58
isabel dijo:
5
6 de enero de 2021
13:29:55
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