El multipremiado documental No soy tu negro (Raoul Peck, 2016) será presentado en la televisión cubana en los primeros días de julio, en momentos en que el tema del racismo sigue cobrando dimensiones extras, tras el asesinato de George Floyd en Estados Unidos.
El documental parte de un texto escrito por el novelista y ensayista James Arthur Baldwin (1924-1987), un ensayo que no pudo terminar acerca de la significación que para él tuvieron Martin Luther King, Medgar Evers y Malcom x, líderes y defensores de los derechos civiles en el siglo xx –al igual que el propio Baldwin–, grandes amigos del escritor y los tres asesinados antes de cumplir los 40 años de edad.
El proyecto del libro se había iniciado a finales de los 70, pero Baldwin lo fue aplazando y se quedó en solo 30 folios. Publicado bajo el título de Recuerda esta casa, se convirtió en histórico, gracias a la profundidad de sus razonamientos y la calidez con que se acercó a los ideales de lucha de sus compañeros. Veintinueve años después de la muerte del novelista, en 2016, el director haitiano Raoul Peck retoma esas páginas inconclusas y, basándose en ellas y en varias cartas de Baldwin a su editor, realiza el documental No soy tu negro, un testimonio que se convierte en una sensible reflexión histórica acerca del racismo y la discriminación.
El documental ha sido aclamado por el público y la crítica, y las razones del éxito habría que buscarlas lo mismo en la contundencia humana, política y social de lo que en él se expone, como en las habilidades artísticas del director para recrear un conflicto instalado en la sociedad estadounidense desde hace 400 años.
Apoyándose en la voz del actor Samuel L. Jackson, el director rastrea no pocas imágenes inéditas en los archivos y recurre, en especial, a entrevistas y comparencias del escritor Baldwin, cuya elocuencia y valentía hicieron época en los años 60 y 70 del pasado siglo, tiempos en que la segregación racial y los asesinatos estaban a la orden del día en no pocas regiones del país.
«Ser blanco es una metáfora del poder», dirá Baldwin, y su oratoria calará en los espectadores, junto a una melancolía que lo desborda. De niño había realizado los trabajos más duros para ayudar a criar a ocho hermanos menores, abandonados por el padre. Fue criado por un padrastro –predicador bautista que lo inició en los dominios de la religión cristiana– hasta que un día Baldwin la abandonó porque, según sus propias palabras, no encontró en ella nada que lo ayudara a convivir con la discriminación doble que sufría por ser negro y homosexual.
Amparado en un montaje que aúna los hechos de violencia con los sentimientos que dejaron en el novelista los horrores que le tocó vivir, No soy tu negro se erige revelador en su exposición, al tiempo que nos devuelve, pletóricas de actualidad, las ideas y las voces de Malcom x y de Martin Luther King recordando «no tenemos derecho a ser libres, tenemos la obligación de ser libres». Y todo ello apoyado en fragmentos de películas y páginas de publicidad que evidencian cómo la figura del negro fue manipulada, mancillada, deshonrada una vez tras otra; no pocas veces, lamentablemente, con la complicidad de actores negros que se dejaron utilizar –por necesidad económica, ingenuidad, o lo que fuera– para que el amo blanco los convirtiera en el patrón de inferioridad que necesitaban instalar en el imaginario de una nación.
Una pasión cinéfila la de Baldwin que el director Peck utiliza para recordarnos que aquellos héroes que una vez aplaudimos en el cine eran en realidad «los malos de la película», como lo confiesa el novelista al contar cuánto admiró a John Wayne; sin darse cuenta de que lo indios que mataba el héroe de Hollywood eran como los negros masacrados en la vida real por el opresor blanco. Textos escritos hace medio siglo, que cobran una actualidad impresionante con la llegada al poder de Donald Trump, incendiando la nación, devolviéndole al país un estado de división y segregación que no se veía desde los tiempos de las luchas por los derechos civiles en los años 60.
Tras el éxito del documental, las 30 cuartillas de Baldwin volvieron a ser publicadas en forma de libro. Una historia, la de los negros estadounidenses, que, como se le puede escuchar al escritor, «es la historia de los Estados Unidos, y no es una bella historia».
A Raoul Peck (realizador de la excelente El joven Karl Marx) hay que agradecerle el aire del «ahora mismo» que le impregna a un texto histórico, el montaje dinámico, la música, pletórica de blues, canciones a capela y rap enfurecidos, reflexión y dolor en una historia ya demasiado larga.
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Andrés dijo:
1
29 de junio de 2020
04:37:29
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