ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Viene siempre a buen paso, ni lento ni apurado, y se detiene casi en el mismo punto entre las puertas de alambrón que abrí y cerré durante años, para mover el inolvidable Aleko que envejecía conmigo.

Le saca la cabeza a la cerca que protege el frente de mi casa pero, como el sol no da en mi acera por la mañana, lo miro a contraluz y no he podido verle los ojos ni intercambiar con él la más simple mirada. Siempre me ha resultado misterioso ese retrato hablado que algunos consiguen dictar.

En este caso, tendría que juntar, uno a uno, los rasgos de muy diversa naturaleza que me hacen necesitar, cada vez con más razón, ese momento mínimo en que su silueta rellena los huecos por entre los barrotes de la cerca de al lado. Luego pasa a mi marpacífico para detenerse, ladear un poco la cabeza, pronunciar sus cuatro exactas palabras y, ante mi respuesta, hacer una pausa mínima, una respiración de esas que se estilan en el canto entre frase y frase, tan breve que nadie me va a creer que pude captar, por debajo de la mascarilla que le protege el rostro, esa sonrisa que a mí me toca adivinar, gracias al don que me ha sido dado y la maña que tengo, de poner oído y registrar líneas, colores, paisajes enteros; cosas inasibles del mundo sentimental.

Ya sin querer, se ha hecho costumbre en mí esperar las cuatro palabras: «Buenos días, ¿todo bien?», y adivinar cómo estarán las cosas por ese corazoncito, a partir de los intervalos que van delineando la frase musical con que se arma su retrato en vivo, cada vez que las entona, mientras deja entrever –sin darse cuenta-  los misterios de su alma.

Paso ahora a ser yo quien pesquisa, cuando pregunto por él a mi vecina Haydée y salen a formar curvas y a dar vueltas, y se empatan y se sueltan, las líneas  de un verdadero retrato hablado: «¡Ése es el muchacho de la otra cuadra, que estudia Medicina: el hijo del albañil que pasa por aquí!».

No quiero pensar que se trata de alguno de los chiquitos que por temporadas se empeñaban en venir de otros puntos de la vecindad a patear sus pelotonas y convertir sus torpezas en topetazos contra mi maltrecha cerca. Nunca supe el nombre de alguno de aquellos pequeños perturbadores de la calma que necesito para armar mis escritos o cazar al vuelo las melodías de alguna canción. Me pregunto: ¿creció y creció, y es ahora su mirada a contraluz por encima de la misma cerca de alambrón la que me hace sentir que importo?

Por las noches me paro en el portal y, mirando a través de la cerca hacia la callecita que conduce al consultorio,  ensayo el mejor sonido que pueda con mis dos manos –las más envejecidas del barrio entero– para aplaudir pensando en él, deseándole un camino libre de obstáculos,  agradeciéndole la transparencia y la creciente familiaridad con que me ha estado regalando cuatro palabras que todas las mañanas, hasta el fin de mis días, voy a extrañar o –más bien– a recordar con fe verdadera en lo que significa «ser humano», en Cuba.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Alis dijo:

1

23 de mayo de 2020

12:17:27


Marta, usted está recogiendo todos los dias, el fruto que nuestra Revolución con tanto amor ha sembrado: Ese niño, --a lo mejor revoltoso--, que creció y se convirtió en un profesional de la salud, que hoy salva vidas aqui y en cualquier rincón oscuro del mundo, y que hoy día también los muy alumbrados están solicitando. Ese ser humano, que seguro lleva muy adentro el legado de nuestro Comandante en Jefe y por ello es mejor persona y lo demuestra cada dia en su andar y actuar. Me uno a sus aplausos. Alis

Inarvis Medina González dijo:

2

25 de mayo de 2020

10:49:00


Gracias estimada Marta por su crónica a nombre de toda la familia, de sus padres y la nuestra tengo el orgullo de que sea mi yerno. Tenga por seguro quienes un joven excelente.

Carmen Elena Isidro Caiñas dijo:

3

26 de mayo de 2020

22:13:04


Tan hermoso texto, pleno de lirismo, solo puede brotar del sentimiento y cubanía de una mujer virtuosa y sencilla como la señora Martha Valdés. Cuba la venera agradecida por su arte y hoy una simple cubana como yo le agradece y honra por tan emotivas palabras.

Noemi Rodriguez Stable dijo:

4

27 de mayo de 2020

23:50:42


Muestra singular de agradecimiento por parte de una mujer sensible y sincera como pocas, ella expresa con sapiencia lo que muchos cubanos sentimos por los trabajadores de la salud que están dando la batalla a la pandemia, gracias Marta Valdés una vez más.