ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

En estos tiempos difíciles, cuando vemos brotar alguna que otra «hierba mala» dentro del gran campo de vida que es el país, me vienen a la mente las palabras de mi padre, allá en la empobrecida Barajagua donde vivíamos, cuando advertía una y otra vez, que a esa especie «había que arrancarla de raíz, para no dejarla crecer».

Se refería al brote de alguna que otra planta invasora dentro del surco donde crecía el maíz, o la yuca, el plátano o el boniato. A esas había que eliminarlas desde bien temprano.

Traigo a nuestros días esta enseñanza del «viejo» Manuel, quien con solo cuarto grado, su mayor cultura era el conocimiento y la práctica de cómo hacer las cosas bien, quizá hasta empleando para ello un buen halón de orejas –no

recomendado hoy–, pero que nos obligaba a atenderlo y a cumplir lo que decía.

Actualmente la nación toda es un campo de cultivo donde florecen muchas obras sembradas en estos 60 años, en los que la pequeña isla, bloqueada y hostigada a cada minuto, exhibe un desarrollo científico en el sector de la salud, a la altura de los mejores exponentes mundiales.

Y si ese desarrollo concebido por Fidel nos enorgullece, más aún nos sentimos felices del capital humano que lo sustenta. Su preparación profesional, también ideada por el Comandante, desde el momento mismo de la campaña de alfabetización, y luego con la diseminación de escuelas a lo largo y ancho del país, es la obra más hermosa a la que estamos obligados a defender y no permitir que alguna que otra planta invasora le haga daño.

Las hierbas malas de estos tiempos, las que quieren brotar cuando se roban o desvían recursos del pueblo, o cuando de manera ilegal se quieren vender productos agrícolas sacados de la tierra, hay que arrancarlas de raíz y quizá hasta desinfectarlas con hipoclorito de sodio, para que, de volver a nacer, «vengan a este mundo» desprovistas de virus dañinos, sin que necesariamente sea el sars-CoV 2.

Varios ejemplos han aparecido en noticieros de televisión y otros programas, así como en la prensa escrita que sustenta la verdad del país, no la que tratan de imponer cuando se cuelgan en las redes materiales denigrantes, mentiras de pésima factura, y otras que forman parte del componente mediático de quienes –también como hierbas malas– intentan infectar el gran cultivo de la Revolución.

Pertenecen a esa variedad tanto los que roban cilindros de oxígeno que están destinados a salvar vidas, como los que se apoderan de productos que garantizan la alimentación de un grupo de ancianos; o quienes, gracias al descontrol de algunas administraciones, desvían un camión con nasobucos, guantes, trajes de protección y otros insumos necesarios para proteger a quienes día a día se exponen al virus en su misión de salvar vidas.

Son hierbas malas, de igual forma, aquellos que no abren la puerta cuando cada mañana llegan jóvenes estudiantes con batas blancas que, de manera anónima y heroica, realizan la necesaria pesquisa a cada habitante para conocer su estado de salud y brindar la ayuda que necesiten. También los que han dado datos falsos al pesquisador virtual, desarrollado en la uci, libre de costo, para un mayor control de la enfermedad.

A todas esas malas «plantas invasoras» tenemos que, como decía mi padre, «no solo cortarles las hojas, sino arrancarlas de raíz».

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Juan Ramón Medina dijo:

1

26 de abril de 2020

18:38:28


No tenga nadie la menor duda de que así debería ser. La mala hierba hay que arrancarla de raíz , sin la menor contemplación, allí donde quiera que surja. A Cuba, bloqueada y acosada, le va la vida en ello. Viva Cuba Libre y Socialista.