Director de policiacos que tuvieron la ciudad de Nueva York como escenario de sus historias, pensaba en el maestro Sydney Lumet mientras policías y ladrones corrían en Manhattan sin salida, filme exhibido este sábado en la televisión.
De ahí que, al terminar la película, buscara una entrevista que le hiciera al autor de clásicos como Doce hombres en pugna y Serpico, publicada en estas mismas páginas el 24 de noviembre de 1984. Decía Lumet, en aquella visita a La Habana, que su temática bien amada, la justicia, no podía funcionar si la primera línea de esta, la policía, «no funciona como debe ser».
–¿Y le gustan a la policía norteamericana los filmes de Sidney Lumet? –le pregunté.
Y Lumet respondió: «Por lo general, esas cintas que demuestran los intestinos de una manera de actuar no le hacen ninguna gracia, en especial a la de Nueva York, escenario donde crecí y aprendí más de cuatro cosas».
Manhattan sin salida (Brian Kirk, 2019) retoma el tema de la corrupción policiaca y, al mismo tiempo, deja ver una aproximación al cine social de Lumet y a líneas reiteradas en su obra, como el ineludible castigo para aquellos que violan las leyes, ya sean criminales o agentes del orden.
Sin embargo, en la cacería que emprende el detective de Manhattan… hay más de coreografía bien articulada en una carrera contra el reloj, que de profundidad en personajes importantes (el jefe de la policía, la compañera del detective), no importa que estemos ante un thriller policiaco, género que –a diferencia de lo que puedan creer algunos– necesita mucho más que de ritmos trepidantes y tiroteos, si quiere superar una media consustancial al género.
Brian Kirk, que es un director irlandés proveniente de los seriales de la televisión (estuvo en Juego de tronos), aspira a recrear atmósferas próximas al cine de Lumet y, al mismo tiempo, toma de aquí y de allá, logrando un producto medianamente entretenido y con giros muy del cine actual, pero con improntas de «lo ya visto» que permiten amasar una predictibilidad casi sin equívocos, en especial para aquellos espectadores curtidos en las persecuciones en blanco y negro, emprendidas por Humphrey Bogart y compañía, hace ya bastante tiempo.
Hay dos factores que enganchan en Manhattan sin salida y le compensan sus irregularidades: el desempeño de Chadwick Boseman (Black Panther) como el detective imparable, llamado a situarse el actor entre los mejores de su generación, y el ritmo acelerado de la historia, sin respiro para deslindar verdes destellos y hojarascas.
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Carlosw dijo:
1
30 de marzo de 2020
12:00:44
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