Cuando la esposa de Olegario cortó en tres pedazos el cable de la plancha y amenazó a su marido con hacerles lo mismo a «otras cosas», fue el final de una penosa etapa de maltratos que su machista esposo había iniciado tiempo atrás.
El tipo quedó medio acomplejado con la reacción femenina, al extremo que se le ocurrió irle con el cuento a su mejor amigo, ofendiendo de paso a su mujer. Su socio, que era un buen lector, pensó que sería oportuno recitarle unos versos martianos: «¿De mujer? Pues puede ser / que mueras de su mordida; / ¡Pero no empañes tu vida / diciendo mal de mujer!».
Los barrios de nuestra infancia ya no se parecen a lo que fueron en materia de patriarcado. Quién se iba a imaginar que Clemente el tractorista, conocido por «Macho Feliz», debido a sus continuas conquistas y otras «hazañas viriles», aparecería un día en la cola de la farmacia para comprarle las «íntimas» a su joven esposa, una muchacha que lo había sacudido a tal extremo, que hasta se anotó en una campaña por la igualdad de género.
Ya no se escuchan las vociferaciones de Bernardino Saurio Gris, pretendiendo que le lleven el agua caliente hasta el baño cada tarde. Su esposa terminó dejándolo más solo que el ojo de un cíclope y su hija mayor se hizo cargo del asunto, pero ante la primera perreta lo frenó en seco: «Tranquilo, papá, que son otros tiempos: o se baña con el agua fría o la carga usted».
Cuando Ramón Camacho Duro se enteró de que su esposa había conseguido trabajo en la fábrica de galletas, la emplazó a que escogiera entre ser trabajadora o él. Ella solo le dijo: «Fíjate, Ramoncito, no te confundas, que cocuyo no es linterna, aunque los dos alumbran». Al final el hombre tuvo que ceder y asumir alguna que otra responsabilidad hogareña, sobre todo después de que su compañera llegó a ser la directora de la empresa.
Yo me alegro mucho de que las cosas sean de ese modo, las mujeres son indiscutiblemente seres muy especiales capaces de combinaciones increíbles en el binomio ternura-fuerza. Son muy valientes y nunca han faltado a la hora buena, ellas defienden su casa y su país con la misma fuerza que defienden a sus hijos; no sin razón alguien sentenció, refiriéndose a la defensa de la Patria: «Donde hay mujeres que avanzan no hay hombres que retrocedan».


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Dispuesto dijo:
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24 de agosto de 2019
07:20:42
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