Aquella noche el teatro estaba lleno. Las personas llegaron desde temprano. Esperaban con ansias el concierto de una talentosa artista: Ivette Cepeda.
Una mezcla de perfumes matizaba el ambiente. Abundaban los tacones, tacones altos y bajos, negros y beige, de colores.
Ella llegó con tiempo de antelación para disfrutar del espectáculo. Le pidió a un par de brazos jóvenes que la ayudaran.
El esposo de una amiga, arquitecto, me dijo que tenía que escribir sobre el tema.
Desde esa noche pienso en esa mujer. No conozco su historia. No sé si fue un accidente o una enfermedad. No sé si vino al mundo marcada por los genes.
Pienso en esa mujer y en las escaleras que la separan de su casa. Pienso en esa mujer y en los escalones que le impiden llegar a una tienda, a un correo, a cualquier lugar. Pienso en esa mujer y en cada peldaño que imposibilita su independencia de movimiento.
Pienso en esa mujer y en la cantidad de brazos fuertes que necesita para moverse en su cotidianidad. Pienso en esa mujer en la que antes no pensaba.
Pienso en esa mujer a la que hay que tener en cuenta para diseñar cada parque, teatro, tienda, local...
Pienso en esa mujer en su silla de ruedas. Una mujer a la que tenemos que darle la oportunidad de ser independiente. Una mujer a la que tenemos que eliminarle barreras y facilitarle las cosas.
Pienso en esa mujer que no se frena ante los retos de la vida. Una mujer que fue feliz cuando Ivette Cepeda bajó del escenario y la saludó con cariño.
Pienso en esa mujer en la que todos tenemos que pensar.


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Glendys dijo:
1
24 de junio de 2019
10:51:18
Erlindo Aranda Hernández dijo:
2
24 de junio de 2019
11:46:48
Barbaro Torres Figueroa dijo:
3
25 de junio de 2019
15:30:44
TANIA MAYI Respondió:
26 de junio de 2019
15:32:15
Arnaldo Coro dijo:
4
27 de junio de 2019
07:56:00
Yaneivis dijo:
5
1 de julio de 2019
11:25:31
Orlando Respondió:
3 de julio de 2019
11:58:41
Yaneivis dijo:
6
1 de julio de 2019
16:23:22
Azucena dijo:
7
5 de julio de 2019
11:49:55
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