ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Tiene una casa grande: cuatro cuartos, dos baños, un patio interior. Se sienta en el portal, saca el periódico del día, se pone los espejuelos, revisa las noticias.
Está muy limpio. Los vecinos aseguran que está bien atendido. Lleva medias blancas y una piyama. Por la tarde le nacen dos manchas de talco como lunares que deja fuera de su camiseta de turno.
Su cuarto tenía vista a la calle y dos ventanales grandes para evitar el calor. Le sobraba espacio para acomodar la cama camera y los muebles. El escaparate estaba en una esquina, ahí organizaba sus recuerdos, guardaba sus ausencias.
Cuando el nieto menor se casó decidieron darle la habitación matrimonial. Él no dijo nada. Había criado a ese niño que ya era un hombre. Acomodó sus cosas en el cuartico del final del pasillo, el pequeño…
Ahí solo cabe una cama personal, en el clóset guardó su ropa. En la pared un viejo cuadro de familia, junto a su mujer, cuando trabajaba en la construcción. Cuando dejó la piel en cada bloque de esa, ¿su casa?
Cuando ella vivía se comía temprano. Ahora no. La casa está llena de familia, su familia. La comida siempre sale tarde. Antes protestaba; pero un día hasta lo regañaron y le apuntaron con el dedo como se le hace a los niños.
¿Regañarlo a él, el albañil, el joven que levantó cada una de las paredes, que los fines de semana iba a trabajar en el campo hasta quedar exhausto?
Pero aquel hombre, el mulato grande, fornido, respetable y respetado ya no existía.
Ahora se ponía talco y medias blancas con chancletas. Tomaba un montón de pastillas cada pocas horas. Se sentaba en su cuarto, frente a su cuadro de familia. Al fondo la radio y una canción tan antigua como él.
Se le mojan los ojos, pero la vejez no podrá doblegarlo. Al final está limpio, tiene un plato de comida y ¿una familia? Le dan las pastillas a su hora, lo llevan al médico, pero lo regañan con el dedo, pero se siente solo en el cuarto del fondo, pero ya nadie le habla, pero ya no tiene sueños, pero no le preguntan cuánto le duele, en una casa llena de gente, su soledad.

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ROSARIO dijo:

1

7 de diciembre de 2018

08:37:17


Precioso escrito, lleno de verdades amargas.Quién no conoce a alguien que viva asi en su vejez? El anterior que escribiste, Cuando doblan las campanas, estuvo impactante.

olga sánchez guevara dijo:

2

7 de diciembre de 2018

11:12:46


gracias, leslie, por tus escritos llenos de humanidad. ojalá los lean muchas personas, yo los leo siempre.

cubana dijo:

3

7 de diciembre de 2018

11:29:12


Felicidades por su articulo, resalta la soledad en compañia, los ancianos necesitan mucho amor, comprension, pero sobre todo en medio de los olvidos y las soledades poder dialogar como uno mas en familia, con amigos y vecinos.

virgen dijo:

4

7 de diciembre de 2018

12:04:14


Desgraciadamente actualmente suceden estas cosas yo vivo con mis padres mi papa tiene 78 y mami 73, yo trabajo, mi hijo estudia pero ellos participan en las desiciones de la casa su espacio, es de ello para los dias de su cumpleaños y fines de año mis dos hermanos con sus respectivas familias nos reunimos para compartir, pues actualmente los mas jovenes se van en estas fechas y dejan a los viejos solos pero nosotros tratamos que ellos no se sientan apartados ni solos que siempre tienen un papel importante en nuestras vidas

goerge dijo:

5

7 de diciembre de 2018

13:32:38


Un artículo muy emotivo, y la verdad, mi criterio es que un número nada despreciable de personas de la tercera edad desearían tener al menos esa soledad en nuestra sociedad, muy instruidas pero con grandes lagunas en cuanto a educación y sentimientos; yo no diría como lo hacen en los spot televisovos " cria a tus hijos dándome amor" lo que no se siembra no se recoge; lo que no se aprende desde la infancia, por mucho que te lo recalquen todos los medios, no se asimila.

ernestof dijo:

6

7 de diciembre de 2018

14:16:55


Mi niña , escribes como ángeles , que Dios y Fidel te bendigan

Alajandra dijo:

7

7 de diciembre de 2018

16:11:33


Siempre tus comentarios son muy buenos e interesantes, desde que escribistes Los ojos de Daniel me cautibastes.Eres una periodista excelente.

margarita dijo:

8

8 de diciembre de 2018

10:51:44


Hermosa reflexión. Necesaria en estos tiempos. Besitos, Margarita

ele dijo:

9

8 de diciembre de 2018

11:23:14


Bello. Soledad no es solo no estar acompañados, es tambien no compartir lo afectivo y emocional. Traer a visión pública este fenómeno es comenzar a luchar contra él. !Felicidades!

nelvis navarro dijo:

10

8 de diciembre de 2018

14:10:45


Me encanto este texo incluso sacó mis lágrimas, porque el mundo de hoy ha perdido la sencibilidad y el amor por la humanidad siento que esto es un tema muy debatido pero poco respetado hoy en dia las personas andan ensimismada en su problema que son incapaces de dedicar un pequeño tiempo para aquellas personas que fueron quienes no enseñaron y que son meresedoras de todo el respeto y admiracion nuestra.

JCG dijo:

11

11 de diciembre de 2018

08:34:25


Tal vez no sea tan "del momento" esto que reflejas en tu artículo, como se pudiera pensar. Es asunto de siempre y de todas partes, que pasa por sentimientos educación y humanidad de las personas. Lo que sí considero muy real es que la prisa de los tiempos y las circunstancias acrecientan comportamientos fríos y nada sensibles respecto a los ancianos por cercanos que sean. Nadie (o casi nadie) piensa que va a llegar a anciano y creo que eso no es malo, por suerte. Aprecio muy bueno su artículo para hacer pensar, porque cierto resulta que por lo general las necesidades materiales de las personas cuando llegan a edad avanzada son menos, pero las necesidades afectivas son mucho mayores. Qué bueno que cuando llegues a esa edad, cuando tal vez comprenderás mucho mejor lo que acabas de escribir ahora que eres joven, estés rodeada de todo el amor y cariño que habrás de merecer. Te lo deseo...

Yazmin dijo:

12

3 de enero de 2019

10:47:03


Leslie, me gustan muchísimo todo lo que escribes, transmites tanto en tus artículos que es imposible leerlos sin sensibilizarse. Gracias.

Catarsis dijo:

13

10 de marzo de 2019

01:15:19


Conmovedor artículo. No podría tratarse mejor la forma en que tratamos a nuestros mayores. La atención, el cuidado, no son suficientes para la felicidad. Cada palabras de este artículo desprende realidad.