ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Al fondo tiene una ventana cerrada porque los vecinos pulen su piso, cortan hierro, ranuran la pared a cualquier hora del día; al costado, una puerta donde rebota la música preferida de los otros vecinos cuando celebran vivir; al otro lado está la ventana para dar paso al Sol, cuando no hay personas en el techo contiguo encofrando columnas o vaciando sacos de arena y cemento. Más allá están los perros ladrando, el vendedor de helado, los muchachos fregando autos, los ómnibus con la música estridente y todo el silencio herido por la cotidianidad.

En el televisor hay una mujer recostada en su cama, acosada por los pleitos sonoros de su entorno y una locutora dictando un lema moralizante acerca de cuánto afecta el ruido a la estabilidad emocional del ser humano, mientras la actriz se protege los oídos con cara de angustia.

«El oído es un órgano sensible que convierte los sonidos en impulsos eléctricos y los transmite al cerebro, se encarga, además, de mantener nuestro sentido del equilibrio, por eso el ruido también es contaminación», algo así escribe una periodista en su artículo de opinión.

Quisiera pensar que los enemigos de la concordia serán más juiciosos después de mirar los spots de la televisión que orientan sobre el comportamiento ético y respetuoso; que leerán atentos los consejos de la periodista que arremete contra la incivilización real, donde una persona con bafle determina el modo acústico a su alrededor, sin importarle la cardióloga que descansa después de salvar vidas, el escritor que imagina su historia, el profesor que prepara su clase.

Pero los inadaptados de las normas convencionales casi nunca se ven inadaptados a sí mismos, sus representaciones sociales son diferentes; para ellos los irrespetuosos son los otros que cuestionan su comportamiento, que pretenden incidir en su modo de escuchar música. «Es mi vida», dicen, «yo no me meto con los demás».

Los que ponen la música destemplada, lo mismo en la calle que en su casa, pretenden demostrar su bienestar, y en el mejor de los casos aspiran a contagiar a los otros con su estado de ánimo o piensan que el mundo todo debería estar así, despreocupado y festivo.

Los etiquetamos de egoístas porque piensan solo en su suerte, y ellos nos llaman ridículos, porque no los entendemos y pretendemos decirles cómo deben actuar. Y cada vez somos menos cooperativos, cada vez el asfalto parece más selva. Nosotros fruncimos el ceño como gesto de desaprobación, y el adolescente sube los decibeles de su bafle como un guiño de irreverencia; y el spot sigue ahí, una o dos veces a la semana, y la periodista insiste, porque es su trabajo, y la realidad da vueltas entre lo que debe ser y es, tocada por todas las manos que tienen algo que decir sobre ella.

Allí donde la especulación se agota y cada cual hace de su concepto una práctica, tiene que llegar la ley, para dictar las normas y solventar el caos. Su capacidad de justicia debe alcanzar este tiempo de ventanas cerradas, vecinos turbulentos y ladridos estrepitosos. La conciencia social se forma con tenacidad y diálogo profundo, pero también con legalidad y derecho.

Si la doctora quiere poder cerrar los ojos y dormir para tratar con calma a sus pacientes de mañana; la periodista que trabajó en la madrugada aspira a una mañana tranquila en su casa, sin los gritos de gol del vecino, sin aquella música que no le gusta y parece que la tiene alojada en sus tímpanos, si el escritor quiere su ventana abierta, ¿es mucho pedir?

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Dr. Daniel dijo:

1

5 de octubre de 2018

12:27:34


Está claro que la legalidad es necesaria para regular a la sociedad. Todos los sistemas tienden al caos, por eso los mecanismos reguladores. NO basta con la consciencia individual y colectiva; como dice el periodista: probablemente crean que están embelleciendo al mundo con su ruido. Algo similar sucede fuera del barrio. En la calle, en los parques, en las guaguas, en cualquier sitio existe ruido, casi siempre asociado a las famosas maleticas o reproductores portátiles; que no importa de la música que se trate (casi siempre reguetón), está mal. Es de mala educación, es contaminante, es vulgar muchas veces e inadecuado para ciertos lugares. La ley debe poner freno a esto.

chucho dijo:

2

5 de octubre de 2018

13:30:55


Estiamdo Rey, este tema se toca en múltiples y variados medios pero lamentablemente NO PASA NADA. Creo que es el momento de dictar medidas severas al respecto, de alguna manera tenemos que organizarnos y ser disciplinados. Ya está comprobado que la conciencia social no funciona, el trabajo periodístico tampoco, nada funciona y entonces pregunto ¿A dónde vamos a parar????

nestor dijo:

3

5 de octubre de 2018

14:43:01


Si es mucho pedir compañero Rey.... porque la impunidad y la indolencia han invadido con mucha fuerza a nuestar sociedad, y se hace imposible nada conta la corriente, no es pesimismo, es la práctica diaria de nuestro vivir

JULIO CESAR dijo:

4

5 de octubre de 2018

22:32:03


Extraordinariamente el autor acaba de describir la situación que presento yo en mi barrio, y tengo la certeza cartesiana que millones la comparten también. Hemos llegado a un punto donde estas denuncias se hacen cotidianas, hablar de ellas es parte del día a día sin que ninguna institución de manera seria y objetiva se tome el trabajo de tomarle atención. Es un país donde cada individuo se siente con el derecho de hacer y deshacer sin que existan consecuencias, la anarquía total. Cuando se va a tomar conciencia por parte del ESTADO, GOBIERNO e INSTITUCIONES que todas estas indisciplinas sociales que nos agreden a diario tienen que ser refrenadas mediante las leyes que existen, que no se hacen cumplir y otras que pudieran implementarse. Para mi es más prioritario, urgente e inexcusable que se tome en serio esta situación que nos afecta a todos, que es más importante el respeto a las normas de convivencia, la tranquilidad que todos los ciudadanos nos merecemos, el destierro de todas estas conductas que nos llevan a la anarquía y al caos nacional, o que dos personas del mismo sexo puedan casarse. Apelar a la conciencia no funciona entonces hay que acudir a las leyes y a los órganos comprometidos para erradicar estas situaciones que nos aquejan a TODOS. Existe una situación fuera de control hace muchas décadas, haciendo estragos y daños irreversibles, todos somos víctimas de ello, pero, ¿quién permite que todo haya tomado auge y se mantenga?, ¿quién es el responsable de tomar las medidas que destierren estas conductas? Los que no previenen, controlan y tienen la obligación de erradicar estas realidades, son tan culpables como el que las provoca. Un Saludo

digna dijo:

5

11 de octubre de 2018

13:07:45


ante todo muchas gracias al periodista por una vez + tocar el tema,y como decia otro comentarista ha retratado mi vivir cotidiano y le faltaron otros detalles,pues en mi barrio (y que no les quede duda no deja de ser así ni el fin de semana) comienza el día 7AM con el pitido a todo meter del vendedor del pan que vuelve a pasar después de las 8 de la noche,a veces cuando el perro callejero del vecino del frente no me despierta lo hace el, si, (el perro callejero con dueño y casa que ladra en toda la cuadra a cualquier hora),continúa con el vecino del fondo tirando puertas y chirriando la carretilla que pide aceite a todas voces, a veces a esa misma hora mi vecina adorada del costado, la que tiene un ladrón de agua que hace bulla a las 6AM un día si y uno no, le da por calentar y recalentar su polki que nunca sale del garaje, y entonces en el transcurso del día pasan cuanto revendedor/comprador existe (el de los tanques de agua, el que compra prefume,el que arregla colchones,el que vende aromatizante,el del yogur,etc,etc)y pareciera que el aire no corre cuando se concentra encima de mi casa, todo el ruido, todo el resto del día, de la cierra del taller en la azotea del frente,ya por la tarde cuando mis pies cansados de fajarse con las guaguas llegan del trabajo tengo que traer incorporado el chip en modo abstracción como cuando programaba con los audífonos tocando el tímpano o muy tarde en la madrugada cuando logré terminar mi tesis, para no impacientarme con tanto barullo porque se juntan todos incluyendo los futbolistas/peloteros, de la otra cuadra y su mal ambiente(si de la otra cuadra porque a bace de patrulla y chusmería los logré dezplazar de mi frente luego de años en discusiones que le costaron una enfermedad de los nervios a mi mama y a mi vivir con los pelos de punta y la pelota metía en mi jardín cada 5 min), incluso en una ocasíon vino una policía justificando tanto escándalo y falta de respeto con que los niños tenían que jugar, esa es la PNR que supuestamente tiene que hacer valer la ley...son los niños/jóvenes que después de estar "parece" que tan tranquilos en la escuela llegan a revolver todo el barrio y como es lógico no hay un perro que se calle en toda la cuadra hasta que se vayan,ayer 10 de octubre lejos de ser un día feriado para descansar la gente en mi barrio se dedicó expresamente a molestar, la gritona del frente no se calló como si llevara una vida tan alegre,nos e oye la música solo a ella "muy alegre" cantando como es lógico regueton, los jóvenes de al lado celebrando la libertad de su raza no pararon de poner cuanto track incantable existe, al frente se escuchabam las apiradoras de carros,los martillos y al costado la pala removiendo cemento para aprovechar y hacer ese arreglito en la casa que otro día no se podrá, en fin creo que la 2da parte del artículo lo puede hacer con mi caso,que estoy consiente no tieen ningún remedio, solo el tratamiento del buzo sobreviviente como yo le digo: respira niña respira...

reydi mauro dijo:

6

12 de octubre de 2018

09:25:36


La incultura está de moda y esa palabra es sinónimo de ignorancia, mala educación, falta de cortesía o de respeto por las normas de convivencia. Entonces qué podemos esperar.

Marita dijo:

7

8 de marzo de 2021

07:04:55


Nunca pense q seria tan sensible al ruido, si porq debo ser yo la culpable de que me molesten las cosas, asi pienso todas las mananas cuando el perro de mi vecino me despierta a las 6 am con sus desagradables ladridos super fuertes o cuando a las 11 pm todavia no piensa en dormir. Pero tengo suerte pues este perrito no ladra tanto como el del frente, este perrito lanza dos o tres ladridos y se calla pero el perrazo de enfrente no, ese si se pega a ladrar pero al parecer los vecinos de al lado ya se acostumbraron. Yo sigo esperando el dia en que pueda dormir.