ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Nadie podría discutir que la familia es el ladrillo esencial de toda sociedad, el grupito, la tribu, el regazo donde sentirse más a gusto y la mejor escuela para enfrentar la vida. Las hay de todo tipo, grandes y pequeñas; unidas y desunidas; bulliciosas y silenciosas, e incluso, con esto de la globalización, las tenemos nacionales e internacionales.

Yo en lo personal las he conocido de variadas formas, allá en mi infancia tuve amigos que provenían de hogares diversos, estaba Ricardito, alias «El Enjambre», a quien no era posible separar de una bandada de primos y otros parientes que conformaban un todo único y que se aparecían de manera íntegra, como nube de langostas africanas, lo mismo en un cumpleaños que en un velorio; era la típica familia en red, tejidos y entrelazados de manera casi perfecta.

Después conocí a Javier, al que apodamos «Cien parientes», porque no había manera de mencionar a alguien del barrio sin que afirmara con total naturalidad que el citado era de su familia. Siempre que llegaba al grupo se incrementaban las precauciones, porque el más ligero comentario despectivo sobre algún convecino o alguna consideración erótica en relación con las coetáneas podía herir la sensibilidad del muchacho, que integraba algo conocido por nosotros como «El batallón de los muchísimos».

Con el paso del tiempo, la tendencia familiar en la Isla ha caminado rumbo a la reducción de su membresía, directamente asociada al decrecimiento poblacional que experimentamos. Antes, la foto en los momentos importantes era de muchos, ahora casi siempre no pasa de cuatro y, sin embargo, aun cuando son núcleos pequeños, no siempre logran cultivar en ese entorno los mejores valores y las conductas más acertadas; le pasan la pelota a la escuela que por sí sola es incapaz de enderezar el tronco del árbol que muchas veces le llega torcido.

Siempre hemos dicho que Cuba es una gran familia y es verdad, pero como organismo vivo que está compuesto por células, si esas ­estructuras pequeñas fallan, se puede enfermar el cuerpo de la nación.
Eso no se toca, ahora no se habla, así no se come, saluda con cortesía, lo ajeno se respeta y muchas más sentencias de esta naturaleza, me acompañaron en la infancia dictadas desde la sabiduría familiar, las heredé como buena fortuna y las apliqué luego con excelentes resultados, esperando que mis descendientes hagan lo mismo en el futuro.

Es por todo esto que en el Artículo 67 del proyecto constitucional que estamos debatiendo, se dice bien claro que: El Estado atribuye a las familias, concebidas como células básicas de la sociedad, responsabilidades y funciones esenciales en la educa­ción y formación de las nuevas ge­neraciones y el cuidado y atención de los adultos mayores.

Y es que nunca podremos renunciar a ese baluarte, porque al decir martiano:  «Son las familias como las raíces de los pueblos; y quien funda una, y da a la patria hijos útiles, tiene, al caer en el último sueño de la tierra, derecho a que se recuerde su nombre con respeto y cariño».

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

DERH dijo:

1

3 de octubre de 2018

08:42:12


Tú serás recordado por siempre con respeto y cariño, tal y como dijera Martí, porque has creado una familia basada en esos valores que mencionas "Eso no se toca, ahora no se habla, así no se come, saluda con cortesía, lo ajeno se respeta" y muchos valores más. Cada uno de los artículos que escribes, es una clase de educación cívica para todos. Gracias al periódico Granma por hacer posible que nos acerquemos a tu obra.

Julio Cesar dijo:

2

3 de octubre de 2018

09:17:03


Expresaba nuestro José Martí que: «La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla», y bajo ese lapidario argumento expreso mi opinión. La propuesta del autor ya es conocida e irrefutable, a nadie le cabe la menor duda que la familia es el comienzo, base y armonía de la vida en general, y gracias a ello podemos llegar a la conclusión de que temas tan importantes que hoy afectan a nuestro pueblo y en mayor escala nuestra sociedad y país viene dado por la desarticulación de la familia cubana. Para nadie es un secreto y no debe ser tomado como políticamente incorrecto exponer que se implementaron estrategias donde la familia y su papel primordial en la transmisión de valores y tradiciones quedó “como competencia del Estado. Tampoco se puede olvidar que en este contexto la separación y destrucción de los lazos de familia y de amistad por motivos políticos, al introducirse el síndrome del enemigo por cada disconforme o simple escéptico dio frutos muy dañinos que aun hoy nos afectan. Cabe recordar como ejemplo que esos "compatriotas" que eran parte de familias, de nuestras familias, se les trato, y no precisamente como compatriotas, sino con una crueldad extrema cuando abandonaron nuestro país, por los motivos que fuesen. Achacar que el deterioro exuberante de la perdida de los valores éticos, morales y cívicos, los aumentos exponenciales de las indisciplinas sociales se comenzaron a gestar cuando a comienzos de los 90 cuando se acrecentó la crisis económica en nuestro país es un error, eso tiene su baza en esa desarticulación que tuvo esa familia. Cuando por cualquier razón se desarticula el control y la influencia de la familia en los seres humanos, se compromete irremediablemente el destino de una nación. Desearía que este gran punto de inflexión realizado con la visita del presidente Díaz Canel a New York, y las reuniones que ha tenido con esa familia nuestra también de compatriotas, a los que ha llamado a contribuir a fortalecer la unidad en aras de la independencia, la soberanía de nuestra Patria, y la eliminación del bloqueo, ayude de una vez y por todas al restablecimiento, recuperación y sanación, como expresa el autor, a ese baluarte, que es la familia. Un Saludo

miguel angel dijo:

3

3 de octubre de 2018

10:09:35


Muy aleccionador y a tono con nuestros tiempo, sigue aportando con tu arte a la educacion de nuestro coterraneos.

UnKnown dijo:

4

3 de octubre de 2018

10:44:41


Eso que usted señala es correcto. Lamentablemente el concepto y función de la familia han decaído algo, al igual que el tema de los valores que se transmiten, o al menos así se percibe. Es interesante notar que antes existía otro concepto de la vida aún cuando había menor nivel de instrucción. Ahora si algo me conviene, lo doy como válido aún cuando dañe a otro(s) individuo(s). Notar que todos los ejemplos que se ponen, son de naturaleza restrictiva "Eso no se toca, ahora no se habla, así no se come, saluda con cortesía, lo ajeno se respeta" y es que el camino hacia la disciplina y la virtud, no es fácil de transitar y está plagado además, de una auto regulación perpetua, algo que no todo el mundo está dispuesto a aceptar, porque además, estas cosas tampoco "dan nada" materialmente hablando. Creo que muuuuuyyyyy largo y tortuoso ha de ser el camino a recorrer en ese sentido, porque se perdieron cosas que nunca debieron perderse.

Félix Edmundo Díaz dijo:

5

3 de octubre de 2018

11:50:27


Mi madre siempre nos repetía: ustedes son dos y, a veces, me vuelven loca, ni quiero imaginarme en el calzado de la maestra que ha de "soportar" a una treintena de muchachos... y, reconozco, que nosotros no éramos de los peores, lo que no quita que alguna que otra vez termináramos con "el negativo" de la "Varadero" impreso en una nalga. ¿Dolía? Sí, pero después se nos pasaba y regresábamos a ella con un beso. Quizá el método es poco ortodoxo para nuestros días, pero muy instructivo, nunca hubo querellas o gritos, y lo más audible podía ser el zumbido producido por el swing del brazo, cuando la extremidad terminaba en el calzado de marras... tampoco se daban quejas en casa por un "reglazo" de la profe que, generalmente, contaba con la venia de nuestros padres para "enderezarnos". Siempre recuerdo con nostalgia esos días y preservo intactas las enseñanzas que son la mejor herencia que podré dejar a mis descendientes.

Reynerio dijo:

6

4 de octubre de 2018

11:43:03


El periodista toca un tema que revuelve el sentido de toda una sociedad,la familia,es como lo explica,alli se definen los principales valores que forman a un ser humano,la escuela solo refuerza estos valores acquiridos en casa y sobre la base de estos , intenta formar otros.El reflexiona sobre lo que eramos y ya no somos,para mal.Julio Cesar intenta descubrir porque ha pasado este deterioro con los valores elementales del ser humano.Y yo este humilde cubano quisiera descubrir que vamos a hacer y como para revertir esta situacion que nos daña a todos.

Julio Cesar dijo:

7

4 de octubre de 2018

16:09:52


Reynerio (6), para saber que vamos hacer para revertir esta situación que nos daña a todos como usted honestamente expresa, hay que nombrar el problema y partir de él origen que lo causo, sino se reconoce el problema y no se parte de su origen, nunca se podrá hacer lo que usted propone. Atacar solo los síntomas sin recurrir a la enfermedad que los produce es desacertado. Reconocer nuestro problema, decirlos con valor y honestidad no es motivo vergüenza u otro sentimiento, al contrario, es sabiduría y fuerza para poder solucionarlos. Los que intentan resolver un problema, —no pueden prescindir de ninguno de sus datos. Ni es posible dar solución a la honda revuelta de un país en que se mueven diversos factores, sin ponerlos de acuerdo de antemano, o hallar un resultado que concuerde con la aspiración y utilidad del mayor número. José Martí “Lectura en la reunión de emigrados cubanos en Steck Hall”. Nueva York, enero 24 de 1880. OC. 4:205. Un Saludo

Máximo Naranjo Díaz dijo:

8

25 de octubre de 2018

10:49:03


Muy interesante su artículo. Lo felicito, y le pido que si le interesa me ayude y me responda ¿por qué no hay hombres en los tribunales familiares?, por lo menos en Villa Clara es así. Estoy involucrado en un proceso desgastador para pedir la guarda y cuuidado de mis dos hijos, con pruebaas suficientes para ello. Pero el famoso tribunal de familia y las organizaciiones aledañas siempre se mantienen al marge, dandome la censación de una solidaridad maternal por encima de la lógica legal y los interese del niño. El cual sufre constantemente y nadie lo escucha. A nadie le importa sus intereses y bienestar, pues todo ya se enmarca en un esquema de prioridad para la madre, sin analizar otros factores. Y la familia puedde reconstruirse desde la figura materna y la paterna tambien, pues segun la ley existen los mismos derechos. Gracias