Contar con un abasto de agua seguro propicia la tranquilidad hogareña. Lo sabrán, especialmente, aquellos que han afrontado dificultades para recibirla y hoy la tienen a mano en ciclos más o menos cortos.
Continuará reinando en el planeta, siempre y cuando la cuidemos, la ahorremos. Por ello es lamentable que quienes durante décadas la consiguieron a partir de avatares como la colocación de un «ladrón» a la entrada de sus moradas, hoy, a pesar de haber sido protagonistas de aquella experiencia, no actúen contra el despilfarro.
Si el chorro del líquido entra al amanecer, significa que, en cualquier casa donde haya personas urgidas de partir temprano hacia el trabajo o el estudio, salgan a enfrentar el diario quehacer con la certeza de haber dejado llenos los recipientes esenciales para las labores hogareñas.
Lo siguiente pudiera ocurrir en otros sitios del país; sin embargo, hablo de la cuadra donde resido en el municipio de San Miguel del Padrón, allí hasta hace poco existía la tragedia de que cierta cantidad del agua que debía entrar a las casas se perdía como ríos mañaneros que bañaban la calle, debido al deterioro de una red de abastecimiento obsoleta. En las rendiciones de cuenta del delegado del Poder Popular esa fue una de las preocupaciones de la población.
Cada uno instaló un motorcito, cercano a la misma tubería maestra, para succionar el líquido, con el inconveniente de que lo ganado por unos para satisfacer sus necesidades, dejaba a otros desprovistos del imprescindible abastecimiento. Las controversias entre vecinos por esa situación no faltaron.
Hoy, como parte de las tareas de recuperación del municipio, se restauran importantes locales de servicios a la población y otros dedicados a su esparcimiento. Aguas de La Habana instaló (sin costo para los beneficiados) nuevas redes hidráulicas, lo cual ha eliminado una parte de los salideros, por lo que ya no son útiles los «ladrones», pues la fuerte corriente asciende hasta el segundo piso de cualquier vivienda.
¿Por qué solo se eliminó «una parte» de los salideros? Ahora la pérdida tiene otra razón en su existir. Todavía algunos de los consumidores no previeron (no pudieron, o no quisieron) ponerles flotantes a sus cisternas y tanques enterrados. Una vez que parten temprano hacia sus obligaciones diarias, aquel torrente cristalino rebosa sus recipientes en un abrir y cerrar de ojos. Ante esta realidad, la instalación de metros contadores pudiera contribuir a resolver el tema.
¿Conclusión? Padecemos el despilfarro hijo de la indolencia. Los conscientes de su deber, que por cualquier razón no poseen los flotantes, vigilan el llenado de sus tanques antes de salir para el trabajo y cierran la llave una vez cumplida la faena. Esos irán doblemente satisfechos: disfrutan del agua y la emplean con mesura.
Recuerdo, porque no está lejano en el tiempo, aquellos desesperantes días en que la cuadra entera se apostaba a la vera de las tuberías para vigilar cuándo caía la primera gota.
Si ahora el agua llega con seguridad a muchos más sitios del país, ¿cuál es la razón para no ahorrarla? Quienes la malgastan hoy, mañana protestarían si nos faltara. Ganar conciencia de la necesidad del ahorro, contribuye al bienestar de todos.
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Antonio Vera Blanco dijo:
1
28 de septiembre de 2018
02:53:31
Julio Cesar dijo:
2
28 de septiembre de 2018
07:27:50
orestes oviedo dijo:
3
28 de septiembre de 2018
09:03:20
Yane dijo:
4
28 de septiembre de 2018
15:09:08
Sara dijo:
5
30 de septiembre de 2018
13:58:28
Julio Cesar dijo:
6
2 de octubre de 2018
12:02:47
UnKnown dijo:
7
2 de octubre de 2018
13:24:42
Irma Pardo Olivé dijo:
8
6 de octubre de 2018
09:30:26
José Luis Amador dijo:
9
9 de octubre de 2018
07:01:36
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