En el vomitivo tema denominado Sexo, uno de los tantísimos video clips cubanos de reguetón circulantes a través de los soportes digitales, los dos cantantes y una bailarina dicen lo que dicen –imposible reproducirlo aquí, casi más por lo lerdo que por lo sórdido– y expresan corporalmente cuánto expresan, por el mismo estilo de las palabras, al lado de una gigantesca bandera cubana colocada detrás de ellos.
Estamos hablando de una bandera de esas con la dimensión aconsejable para que –ojalá– colgasen siempre en cada cuadra, sin necesidad de esperar por la celebración de una fecha especial.
Cuba, en este como en muchísimos otros videos, pasa de ser remisión a soberanía, valor, solidaridad…, a convertirse en señal identitaria de «gozadera», burdel, jovencitas baratas quienes –como asegura el texto de la canción– están dispuestas a ofrecer sexo nacional de la forma deseada por los que le apetezcan. A la carta.
Es necesaria en este país –increíble tras casi 60 años de Revolución–, otra alfabetización: mas no dirigida esta a enseñar a leer y escribir; sino proyectada hacia la virtud moral e inteligencia cívica del individuo. Armando Hart habló de ello; también Vitier.
En el necesario proceso/proyecto de restauración al que de forma irremisible estamos abocados, uno de los múltiples frentes de atención a atender es el de los símbolos patrios. De manera especial, los significados de la bandera cubana.
La bandera es blasón e hidalguía, cénit de un concepto ético, elemento cardinal en el delineado y ubicación de un universo histórico-geográfico-social. Es el emblema de esa independencia por la cual nuestros tatarabuelos, abuelos, parientes... murieron o lucharon a través de los múltiples procesos que enhebraron la gesta libertaria patria. Cuando caía en combate el encargado de conducirla, otro tomaba su puesto. La bandera nunca puede estar en el piso ni ser mancillada.
Y se le humilla cuando la prefieren por otra, mucho más si es la del imperio que ha asfixiado el cuello de tus hijos durante seis décadas; cuando ondea sin dignidad dentro de un cúmulo de enseñas reunidas con carácter mercantil en los establecimientos privados; cuando la empleas con fines opuestos a su esencia en contenidos audiovisuales.
Eso, aunque muchos dábamos por sentado su conocimiento, debe volverse a enseñar. Con paciencia, amor, argumentos. No queda otra.
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Ernesto dijo:
1
19 de septiembre de 2018
02:27:39
Joel Ortiz Avilés dijo:
2
20 de septiembre de 2018
08:52:27
Pedro A Menendez dijo:
3
20 de septiembre de 2018
09:15:48
Frank dijo:
4
20 de septiembre de 2018
10:14:15
abogada dijo:
5
20 de septiembre de 2018
12:49:30
Jenny dijo:
6
21 de septiembre de 2018
14:56:29
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