Cuando eres niño eres rey. Bueno, la frase vale para lugares como Cuba, donde usted no escucha hablar de niños muertos al nacer, desaparecidos, secuestrados o desamparados, porque, óigame, hay que decir que aquí, en esta islita del Tercer Mundo, bloqueada y hostigada, ser un chamaco es tremendo vacilón.
Desde que andas en tu amniótico saquito no te dan tregua, ya no sabes ni cómo vas a chuparte el dedo allá adentro sin que te agarre un ultrasonido desde cualquier ángulo o vengan a cada rato los doctores(as) a husmear en esas profundidades maternas en busca de algo que te resulte indeseado.
La cuestión es que naces y eres un acontecimiento, nada de comadronas ni de improvisaciones de última hora, es un espectáculo bien ensayado y tú eres la estrella del momento, tienes la suerte de llegar a un lugar donde en verdad nada es más importante; incluso cuando la cosa se puso de apagón y bola de yuca, aun en esos tiempos convulsos y definitorios, los infantes no pasaron a un segundo plano.
Después viene la etapa neonatal y no te puedes escapar de 11 vacunas que te protegen de 13 enfermedades, da lo mismo si vives en Remanganagua, que en Plaza de la Revolución; es indiferente que seas el hijo de Gervasio, el mecánico, o de Julián, el arquitecto; nadie te pregunta si crees en la Revolución o si difieres de ella y mucho menos se andan fijando en qué color de piel has traído al mundo.
Y si por desgracia el azar te ha jugado una mala pasada y algo está fallando en tu salud, eres testigo de un esfuerzo enorme, tu pequeña vida se convierte en reto, en meta, en razón de ser y nadie pregunta si es caro el asunto o si está en Australia la posible cura, el mundo se mueve sobre tu cabeza y no habrá descanso; nadie se amilana, aunque los del Norte tengan tu remedio, pero te lo nieguen por cosas políticas y porque entre ellos no se entiende fácil eso de gastar millones por un simple niño, de una simple madre.
Y creces y vives y tienes carencias como todo el mundo, pero no de escuelas ni de las consultas con buenos pediatras, ni de la escuelita, ni de tantas cosas que faltan a otros y te ríes sin dientes en tu primera aula, sin saber que existen oficios extraños para gente chica, que a ti no te tocan porque eres cubano, por eso tú nunca limpiarás el vidrio de los automóviles en las avenidas, ni andarás vendiendo cualquier mercancía con los pies desnudos, ni tendrás por cama el banco de un parque, ni te cazarán como simple presa para usar tus córneas en ojos de gente que tiene el dinero.
Puede que no tengas todos los juguetes ni todos los dulces, ni tantas otras cosas que ves en la tele, pero estás a salvo, estás en buenas manos, vas a ser adulto y tal vez un día cruces las fronteras; pero estate atento, porque aunque lo nieguen o aunque no lo digan, conocerás a miles que ojalá pudieran ser niños en Cuba.
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Maria Antonia dijo:
1
29 de agosto de 2018
08:03:00
Pablo dijo:
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29 de agosto de 2018
08:46:57
Dunia dijo:
3
29 de agosto de 2018
09:08:10
Ariel Yasel Guillen Bravo dijo:
4
29 de agosto de 2018
14:10:14
Nuria Torres Barreto dijo:
5
30 de agosto de 2018
09:35:14
Zory dijo:
6
30 de agosto de 2018
11:41:49
chavely dijo:
7
30 de agosto de 2018
15:09:02
yadira dijo:
8
31 de agosto de 2018
07:31:22
Josue Marín dijo:
9
31 de agosto de 2018
08:47:14
r dijo:
10
31 de agosto de 2018
10:09:58
la cienfueguera dijo:
11
31 de agosto de 2018
11:21:37
ariel dijo:
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2 de septiembre de 2018
20:37:13
Soñador dijo:
13
30 de agosto de 2019
12:21:20
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