ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Mi padre solía decir que los machos no cumplían 15. «Eso no es cosa de hombres», le escuchamos asegurar más de una vez reunidos en familia a aquel campesino repleto de bondad, aunque brutalizado por el desconocimiento y los rigores del campo.

La visión del viejo sobre el tema hacía reír a mis dos hermanas mayores, quienes entonces no imaginaban que algunas décadas después estaría de moda eso de celebrarles con bombos y platillos los 15 a los varones.  

Mongo, como le llamaban cariñosamente, no quiso sin embargo cargar con ningún remordimiento de conciencia. Con la necesaria confabulación de mi madre pensó en algo especial para conmemorar el 1ro. de mayo de 1975, fecha del aniversario 15 del mayor de sus hijos varones.

Cebar un cerdo y sacrificarlo en la memorable ocasión debió ser la opción más cercana a sus posibilidades. Un buen pretexto además para disponer de un poco de carne y alguna grasa para la casa. En la nada fácil tarea tardó medio año.

Pero vaya desilusión. Dos días antes del esperado suceso le robaron el animalito. Al llegar al chiquero comprobó con sus propios ojos la ausencia del puerco. Vio desvanecerse en instantes la grata sorpresa con la cual quería agradar al jovenzuelo, quien estudiaba con innegables progresos en la escuela secundaria básica en el campo Mariscal Antonio José de Sucre, en áreas citrícolas del municipio de Jagüey Grande.

Aquello le provocó una sensación de vacío y frustración. Según contó alguna vez, muchos años después, ante el inusitado percance se sentó en una piedra contigua al corral y reflexionó sobre la estúpida causa de la bribonada.

No encontró ninguna pista de la fechoría y nunca supo si el incidente tuvo como propósito la simple maldad.

El suceso fue toda una rareza. En aquellos años muchas familias residentes en pequeños poblados criaban los animales fuera del ámbito urbano. La carne de cerdo valía una minucia, y casi nadie estaba
dispuesto a incurrir en un «crimen» por tan poca cosa.

Lo del viejo, desafortunadamente, fue la excepción de la regla. Tuvo que prescindir de la sorpresa y a estas alturas no recuerdo cómo remedió aquel desastre.  

Para alegrar el cumpleaños, la vieja convirtió un pantalón de pelotero en una prenda de vestir y contribuyó con cinco pesos para que el cumpleañero llevara a su novia al cine, en el poblado matancero de Bolondrón.

Recordé el curioso incidente a los pequeños de la casa ahora que todos, con el auxilio de «las 11 000 vírgenes», organizamos los 15 de la menor de la familia.

Y en efecto, las cosas han cambiado mucho. Yo les conté que mis hermanas, ajustadas a la costumbre, también tuvieron su celebración, pero nada del otro mundo. Era algo que entonces se resolvía sin grandes martirios.

Un cake, ocho o diez fotos con un único vestido (prestado por más señas) y una descarguita con los amiguitos y amiguitas del pueblo a base de ponche y pan con pasta, y amenizada con música de la década prodigiosa.

Hoy es muy distinto. Los festejos más humildes incluyen peluquería, manicure, ropa nueva y variada, alquiler de trajes, de local y de autos, así como los gastos en un álbum de fotos, sin descartar la fiesta propiamente dicha, y los 15 colectivos del aula, una novedad de época reciente.  

Así, sin grandilocuencia, nada aparatoso, cuesta un ojo de la cara y le quita el sueño a cualquiera.

La historia de los 15 hoy es solo posible gracias a una suma de esfuerzos desmesurados de familiares y amistades allegadas, sobre todo si residen en el campo y allende los mares.

Nadie lo sabe hasta que no lo padece; una exigencia que ha llegado a límites histéricos. También no pocas familias gastan altas sumas de dinero en festejos para celebrar los 15 del hijo varón. Es apenas una moda más.

En ese tema, y a pesar de su anticuada opinión, mi padre fue un adelantado. Vivió lamentándose íntimamente del robo del cochinito que lo privó de agasajar a su querido hijo.

Eso sí, de haber sido hoy habría necesitado de una cochiquera entera para asumir la celebración.  

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Daiyana dijo:

1

23 de marzo de 2018

08:47:48


No me diga eso! Mire que yo tengo un varoncito de seis años y si la cosa es así, ya estoy atrasada con el ahorro y los preparativos!!!

Miguel Angel dijo:

2

23 de marzo de 2018

10:36:11


Pura realidad cotidiana. Como cambian los tiempos.

Janet dijo:

3

23 de marzo de 2018

15:18:38


!Qué tiempos aquellos donde el consumo y lo material no sustituía el amor a la familia y amigos

naisdel dijo:

4

23 de marzo de 2018

15:33:51


Me gusto mucho tu comentario.Ademas hablas del poblado de Bolondron que lo conozco porque mi familia paterna vive en varios municipios de Matanzas, en Bolondron me queda un primo con su familia. Cuando estaba mas joven las semanas de receso y una parte de los meses de vacaciones los pasaba alla. Gracias por tocar ese tema tan controvertido en estos tiempos.

michael vazquez dijo:

5

26 de marzo de 2018

05:35:36


Los padres tenemos la culpa por alentar y per,itir estos caprichos de gente rica que nada tienen que ver con la sociedad de trabajadores que queremos. Nuestras debilidades se pagan caras

Odalita dijo:

6

26 de marzo de 2018

12:56:30


Es bueno eso, igualdad de derechos, al fin sea femenino o masculinos ambos cumplen 15 y son hijos por igual.

angel dijo:

7

27 de marzo de 2018

11:35:33


Es bueno recordar esos momentos, cuando pasamos por los 15, pero todos los tiempos van cambiando por su puesto, tengo dos varones y dos hembras, de 32,25,24 y 20 que modestamente todavia les festejo sus cumpleaños al igual que el mio y todos se sienten muy contentos de reunirse y compartir.

eva dijo:

8

5 de abril de 2018

12:14:40


estamos completamente de acuerdo