ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

El acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación ha puesto en crisis la impresión, sobre la base del papel, de libros y periódicos. En más de un sentido, parecería que está llegando a su término la era iniciada por Gutenberg, asociada a una inicial democratización del conocimiento y a una visión humanista del universo.

Por aquel entonces había comenzado la progresiva multiplicación de lectores, junto a la demanda de un personal cada vez más calificado para responder a las necesidades de una modernidad emergente. La industria del libro y la prensa conocieron una expansión sin precedentes a lo largo de los siglos XIX y XX.

Ahora el futuro es incierto. Se puede acceder a muchas obras a través de las computadoras, existe un mercado para el libro electrónico y muchos periódicos se distribuyen por la vía digital. Acogido con euforia por amplios sectores, el cambio plantea interrogantes de variada índole. Entramos, quizá, en una etapa de transición que impone análisis, reflexión y ajustes necesarios. Como suele suceder año tras año, el asunto motivó un enjundioso debate en la Feria del Libro de  Guadalajara.

Al cabo de una prolongada jornada laboral ante la computadora, muchos prefieren optar por el descanso visual que ofrece la tradicional impresión sobre papel que constituye, por lo demás, un ejercicio de lectura más reposado, disfrutable y reflexivo. Por otra parte, el terremoto que sacudió a México el año pasado evidenció de manera dramática la precariedad del registro digital con vistas a su preservación. En pocos minutos, desaparecieron archivos y materiales de trabajo de difícil  rescate.

A pesar de todo, el libro sigue estando ahí, como objeto de deseo, tanto por parte de los lectores como para el mundo empresarial. De hecho, tal y como ocurre en otros sectores, las poderosas transnacionales extienden su dominio sobre los mercados y se han ido tragando de manera progresiva a las pequeñas editoriales y a consorcios que hasta ayer parecían sólidamente establecidos. Las redes sociales han dado voz a muchos, pero ofrecen espacio a la circulación de falsas verdades y, para bien o para mal, son manipulables con propósitos políticos.

Se ha emprendido entre nosotros un ingente esfuerzo dirigido al logro de la imprescindible informatización de la sociedad. Sin embargo, el acceso a nuevas tecnologías todavía dista mucho de tener alcance universal. En nuestro contexto específico, el envejecimiento de la población es un factor a tener en cuenta, tanto por los desafíos que impone la adquisición de habilidades, como por el arraigo de hábitos y estilos de vida.

Más allá de sus contenidos, el libro es un objeto disfrutable en el plano sensorial. Cuando llega a mis manos un ejemplar de reciente publicación, saboreo el olor a tinta fresca y valoro la calidad del papel, tan satisfactorio al tacto. Comparto con muchos otros el  hábito de repasar las páginas  de los periódicos. Ante la palabra impresa, el lector deja de ser receptor pasivo, vale decir, un mero consumidor. Actúa como un sujeto autónomo que reordena, jerarquiza y selecciona la información a su manera. Algunos comienzan la lectura por la última  página. Otros se dirigen directamente a la plana deportiva. No faltan quienes se detienen en el tema que despierta curiosidad.

Transitamos por una época compleja, de creciente interdependencia, condicionada por los efectos de la globalización neoliberal.  El poder hegemónico se ejerce a través de la manipulación de las conciencias, la construcción de imaginarios ilusorios, la transformación de la realidad en espectáculos audiovisuales en detrimento del peso históricamente concedido a la palabra, la práctica de la desmemoria y la proliferación de la banalidad.

 Ante esa arremetida, debemos reconocer  en la capacidad de selección y descarte prevaleciente entre nuestros lectores, el germen de un sujeto crítico al que corresponde estimular y desarrollar. Es un destinatario merecedor del mayor respeto, un interlocutor al que debemos abordar despojados de actitudes condescendientes. La noticia de última hora habrá de llegarle por otros medios. Corresponde a la prensa situar el acontecimiento en su contexto y antecedentes y ofrecer las herramientas necesarias para el análisis de la realidad, porque la búsqueda de la verdad en medio de tantas señales confusas constituye un propósito  irrenunciable.

Para el  periodista, el desafío es enorme. Al concluir los estudios universitarios está iniciando el aprendizaje que durará toda la vida. La superación permanente forma parte de un compromiso que vincula ética y responsabilidad. El acceso a las fuentes es indispensable. Ante la información recibida, hay que saber formular las preguntas pertinentes. Tiene que alcanzar cierto grado de especialización en áreas determinadas del conocimiento, tales como la economía, la política internacional, la cultura. Le corresponde desentrañar las líneas fundamentales de los conflictos que definen la contemporaneidad. Al tanto del acontecer cotidiano, debe explorar el trasfondo oculto tras los hechos de la realidad.

Los adelantos de la técnica presentan un servicio de indiscutible valor al trabajo de investigadores, especialistas, maestros, periodistas. Según advirtió Maquiavelo, cada solución engendra nuevos problemas. El uso indiscriminado de las técnicas contemporáneas puede inducir a adicciones que interfieren con el desarrollo de un sujeto crítico. En el plano  de las ideas, la euforia ante lo novedoso alienta la presencia creciente de un pensamiento de inspiración tecnocrática contrapuesto a la tradición humanista que debemos preservar.

(Tomado de Juventud Rebelde)

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OrlandoB dijo:

1

15 de enero de 2018

05:11:28


Apuesto por el libro, como consejero y fuente de conocimiento. La prensa la prefiero digital cuando su mision sea transmitir la verdad de los hechos. Los montajes de ciertas agencias, mas templano que tarde salen aflote sus mentiras.Es ahi cuando comienzas sus perdidas de clientes. Gracias profesora por su profundo analisis.

Bellido dijo:

2

15 de enero de 2018

11:59:27


Comparto plenamente su valoración sobre tema tan importante. Todos debemos tomar partido en el asunto, como padres, maestros, dirigentes políticos y administrativos, debemos "obligar" a nuestros hijos desde tempranas edades a leer libros, periódicos revistas con métodos persuasivos, desde leerle cuenos e historietas en la cama antes de dormir hasta tan pronto sepan leer darle libros apropiados a sus edades y crearle el hábito de lectura. En la escuela igual, recuerdo maestros que tuve en diferentes niveles de enseñanza desde la primaria hasta la universidad que nos ponían como tarea leer algún artículo, capítulo de un libro y hasta una obra completa y luego analizarlo en el aula, pregunto si esto se puede o no hacer, creo que sí. Aspiro a que todos hagamos compromiso de seguir los consejos de nuestra ilustre Graciela a la cual sigo puntualmente en todos los artículos que publica que gracias a las TICs las conservo en mi laptop como materiales de consulta obligada, por eso reconozco la utilidad de ellos, pero nunca debemos sustituir los documentos impresos, esa es parte de nuestra historia que tenemos el deber de preservar.

Humberto dijo:

3

15 de enero de 2018

12:08:23


Interesante artículo, ya que aborda un fenómeno que está presente en todos los ámbitos de la vida. Nos corresponde a los educadores y a todos en sentido general, contribuir a saber convivir con esas nuevas formas de lectura y de obtención de información de todo tipo. Debemos además, hacer entender que, como magistralmente usted termina el artículo: el uso indiscriminado de las técnicas contemporáneas puede inducir a adicciones que interfieren con el desarrollo de un sujeto crítico. En el plano de las ideas, la euforia ante lo novedoso alienta la presencia creciente de un pensamiento de inspiración tecnocrática contrapuesto a la tradición humanista que debemos preservar. Alertas, para que todo sea por el bien de la humanidad.

renato peña dijo:

4

15 de enero de 2018

14:13:22


Indudablemente las nuevas tecnologías nos pueden inducir a aplicar lo que se nos dice aplicar y leer muchas veces, pseudos análisis , sin embargo, más allá de la lectura digital o del libro papel, importa la discusión de las lecturas y así se colectiviza el pensamiento y se valora la crítica.

Ileana dijo:

5

15 de enero de 2018

14:45:24


Hubo una vez en la Historia en la que alguien presentó una tecnología que permitía una mayor difusión del conocimiento de forma masiva y democrática, hecho que se siguió de miedos y dudas sobre el riesgo de los sesgos, de los datos falsos que podrían expandirse por el mundo o de su uso ilegítimo. Fue, ni más ni menos, con la aparición del libro. La gente decía (en serio) que acabaría con lo más inherente al humano, que era contar historias. Y que sólo un experto debía tener acceso a ellos o derecho a utilizarlos. No hay dudas de que el libro es el soporte que mejor ha contribuido a cumplir las funciones de comunicación y archivo a lo largo de la historia, caracterizado por su ergonomía que permite la movilidad al ser fácilmente transportable. El libro es autónomo ya que no requiere de ningún otro dispositivo para su utilización. Es elástico por que se ajusta a diferentes cantidades de información. Su reproductibilidad implica la duplicación y la copia y por tanto la multiplicación reproducida de información, pero los autores no escriben libros; no, escriben textos que se transforman en objetos escritos –manuscritos, grabados, impresos y, hoy, informatizados. Actualmente la cantidad de información disponible es abrumadora y como la calidad de la información es muy variada, el desafío más grande es lograr que los estudiantes vayan adquiriendo (es algo que requiere tiempo, madurez y conocimiento) agudos criterios de selección, espíritu analítico y crítico que siempre han sido metas de la educación, pero que hoy se extreman porque al navegar en océanos de información, se requiere ir aprendiendo qué fuente es valiosa y cuál no. Es cierto que esto también es válido para las informaciones que se pueden encontrar en los libros, periódicos y revistas. Yo creo que debemos acercar a todos a la literatura independientemente de su soporte, pero se impone digitalizar nuestros archivos y bibliotecas para salvaguardar sus tesoros. Y resulta que en esa digitalización la resolución de detalles es superior a la que la observación directa del manuscrito físico permite –porque en ocasiones tenemos problemas con la calidad de las impresiones y la durabilidad del papel, sin contar las condiciones de su conservación-. Esto es una maravilla y está al alcance de cualquier verdadero lector, es decir de aquel que va a encontrar placer porque lee no solo para informarse sino porque la lectura, en cualquier soporte, le brinda deleite y, ahora, la espectacular posibilidad de tener acceso a obras que por encontrarse en salas especiales de investigación solo estaban a disposición de un reducidísimo número de especialistas. Se nos ha abierto un mundo maravilloso, no hay ninguna justificación para mostrarse reacio a gozar con sus encantos. Entonces ¿qué puede hacer entretanto la biblioteca?, aunar esfuerzos con las escuelas y dar ciclos de conferencias complementarios con especialistas, que sean amenas, instructivas, relacionados con los textos que se presentan en clases, talleres literarios, además de otras manifestaciones culturales que normalmente presentan. Un estudio publicado en la revista Science Advances. : M.A. Skeide at Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences in Leipzig, Germany el al., "Learning to read alters cortico-subcortical cross-talk in the visual system of illiterates," Science Advances (2017). DOI: 10.1126/sciadv.1602612 muestra que leer provoca cambios muy profundos en nuestro cerebro, aún en la edad adulta. En fin, celebramos la vida cuando celebramos el libro y su escritura y su lectura independientemente de su soporte.

santiagodelawton Respondió:


16 de enero de 2018

16:15:52

hola Ileana: muy acertadas tus observaciones...el problema de leer como en todps los escenarios de la vida, es poder discernir entre lo bueno y lo malo; ser selctivo, pero ser sobre todo capaz, sin ser tan selectivo de poder interpretar que es lo bueno y que es lo malo...y para eso hay que leer de todo lo que encuentres, como bien dices no importa el formato ni mucho menos el soporte......te imaginas si las personas solo leyeran lo que personalmente les gustase o les intersa? :probablemente terminariamos leyendonos apenas a nosotros mismos y punto.... por otra parte, es cierto que hay quien no le ni el "granma impreso", ya ni hablar de la versión digital, y esa miseria espiritual si que resulta notablemente danina al individuo y a la sociedad y debe constituir fuente de preocupacion , ocupación y atencion institucional, social y familiar para que no prospere........gracias Ileana, y gracias por supuesto a la Dra.Graciela Pogoloti, autora de este magnífico aporte.

Ileana dijo:

6

18 de enero de 2018

11:22:49


Biológicamente hablando la evolución es la adaptación al medio de una especie, en orden de garantizar su supervivencia. El -medioambiente cognitivo- no es el mismo que el de hace 70 años, por lo tanto ha cambiado (y vemos que radicalmente). Por ende, hemos de adaptarnos a un nuevo entorno que exige nuevas habilidades en detrimento de las habilidades de antaño. Si la -supervivencia- en el medio social (el propio de los humanos) exige las aptitudes digitales, aquellos que puedan aprovechar los recursos digitales prevalecerán mientras que aquellos que no puedan aprovechar los recursos digitales se extinguirán. De este modo es que se gesta un cambio en la especie, que pasa de un estado/forma a otro distinto, que le garantiza el éxito en la supervivencia en el nuevo medio.. Y si nos referimos a lo que conocemos como los intelectuales, -“los que se dedican al estudio y la reflexión crítica sobre la realidad, y comunican sus ideas con la pretensión de influir en ella, alcanzando cierto estatus de autoridad ante la opinión pública”- con más razón necesitan convertirse en internetuales, “el intelectual murió, ha nacido el internetual. Han muerto las jerarquías del pensamiento” Así es que no se trata solo de que quienes nos piensan como personas, consumidores, ciudadanos… lo sigan haciendo, sino que si no se suben al carro imparable de las tecnologías de la información y la comunicación, su esfuerzo será baldío. Y, a mi juicio, necesitamos que los profesionales aprendan a hacer uso de las tecnologías porque no todo lo que circula por internet tiene valor, claro que no, como tampoco todos los libros son buenos, ni todos consultan los buenos libros, no siempre por falta de acceso, así que como mismo hay personas mediocres también hay internautas mediocres que no navegan en la red sino que naufragan, sin embargo no se le puede temer al progreso. Jorge Luis Borges escribió en Ficciones lo siguiente: “No me parece inverosímil que en algún anaquel del universo haya un libro total; ruego a los dioses ignorados que un hombre – ¡uno solo, aunque sea, hace miles de años! – lo haya examinado y leído. Si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros” Evidentemente, no hablaba de libros sino del conocimiento pero ¿no se estaría refiriendo al futuro mucho más que al pasado?