Dicen que cocodrilo no come cocodrilo. Si eso es cierto, tampoco huracán come huracán. No importa que sea de categoría cinco, cuatro o tres en la escala Safir-Simpson. Si eso es cierto, pregúntenselo a los cubanos. A la postre, experimentados cazadores de huracanes a los que hasta ahora han vencido a pesar de que algunos de ellos nos haya dejado algún zarpazo. Cuando eso ha sucedido, Cuba ha resurgido como el ave fénix. Sí, eso es cierto, tiempo al tiempo.
Si Irma ha sido, hasta ahora, el primer huracán de la zona del Caribe en mantenerse por varios días en la categoría cinco, Cuba ya va por casi 15 días en esa misma categoría y no lo dude, así se mantendrá hasta ver completamente restablecida toda la normalidad en el país. O sea, el ciento por ciento de cobertura de energía eléctrica, servicio de telefonía y de agua, de cubiertas de casas y centros productivos afectados y de al menos, una solución transitoria para aquellas familias que perdieron sus viviendas.
Cuba vuelve a ser la gran escuela de la vida y reparte hoy no solo materiales de construcción, avituallamientos, medicinas en aquellos lugares donde hagan falta, mantiene en lugares seguros a quienes no tienen a donde regresar aún y cuida de la higiene y de la salubridad de su gente. Cuba reparte hoy amor y cultura. Incluso, reparte de lo que tiene para ayudar a otros hermanos de la región que se han visto afectados por Irma, se solidariza con ellos y sufre sus desgracias como si fueran propias. Ofrece, en la medida de sus posibilidades, lo que tiene también a México.
Hoy Cuba está conformada por hermanos -como siempre ha sido- pero ahora con mayor motivo es una sola familia. Te puedes encontrar un pinareño o un habanero lo mismo en Matanzas, que en Villa Clara, Camagüey o en Sancti Spíritus, que un santiaguero, tunero, holguinero o un granmense, en cualquiera de los territorios que vieron como Irma destrozaba sus viviendas, pero no sus sueños y su futuro, ayudando a que sigan adelante. Y como si toda la vida se hubiesen conocido, trabajan juntos en la recuperación del país sin pedir nada a cambio, solo una sonrisa o frase de agradecimiento después de haber vivido intensas jornadas productivas en las que una simple taza de café ha bastado para sacudirse el polvo del camino y volver a la batalla… por todos, por Cuba.
Cuba es un huracán con nombre de mujer que contrario a Irma, construye, y hoy recoge la solidaridad de muchas partes del mundo. Amigos, gobiernos, hermanos, la han acompañado en las buenas y en las malas, se han levantado con ella y han desafiado también al imperio más poderoso del mundo, que aún insiste en asfixiarnos y promete recrudecer el criminal bloqueo al que nos ha sometido por más de 50 años. Ya lo dijo Martí:«quien se levanta hoy por Cuba, se levanta para todos los tiempos».
El cubano, dicen por ahí, no se deja avasallar ni amedrentar por nadie, en lo que concierne a su libertad y soberanía. Y si de miedo y otros demonios se trata, aun los más oscuros, el cubano sabe como quitárselos de arriba y a quién hay que recurrir.
Cuba es hoy una muralla, que se abre al corazón del amigo y se cierra al veneno y al puñal como escribió el poeta nacional Nicolás Guillén. Y es, como ya dije al principio, un huracán. Si eso es cierto, y lo es, habrá Cuba para rato.
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FPM dijo:
1
29 de septiembre de 2017
10:42:23
Jorge dijo:
2
29 de septiembre de 2017
12:15:24
Buena Fe dijo:
3
29 de septiembre de 2017
17:09:07
Alba dijo:
4
1 de octubre de 2017
03:29:55
Mabely Reigosa Vergel dijo:
5
17 de octubre de 2017
13:44:00
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