¡Corredores a la línea de arrancada! Pronto oiremos el estrepitoso disparo. Bullen los cuerpos de millones de participantes en la largada para animar el maratón más esperado del año. Nunca transcurre igual, cada temporada es una oportunidad de agregarle incentivos, sumergirse en la imaginación y darse al descanso en familia.
Las vacaciones de verano –para no pocos disfrutadas ya desde este caluroso junio– irán cobrando fuerza en todo el país hasta elevarse a su climax en los venideros julio y agosto.
Es tiempo de relajar, distender, bajar tensiones, aunque si bien surge el esperado brake en el diario laborío y en los estudios, quienes llevan las riendas de la casa experimentan un cambio en sus preocupaciones, porque a los benjamines –en constante gasto de energías– ninguna comida les sacia su apetito mientras permanecen en el hogar, reclamando distraerse sin tregua.
No todo ha de armarse en torno al correteo y el empleo de sumas importantes de dinero para gastos, pues lo común son los presupuestos ajustados cuando se trata de divertir a varios integrantes de la familia. Decía mi abuela que «la necesidad hace parir hijo macho»; nada tan atinado para tiempos de verano, cuando acontece que más de uno en el grupo afín tira hacia un lugar diferente en pos de distraerse, acorde con sus intereses.
La playa, una visita al zoológico, la pasadita por el Circuba que comenzará sus funciones el próximo día 25, son lugares propios para entretener a grandes y pequeños, aglutinadores de deseos diversos. Son opciones multipropósitos, algo así como «juega y aprende», porque de cada una de esas incursiones, amén de su aporte al bienestar espiritual del cuerpo, propician agradables experiencias.
No siempre contamos con el presupuesto monetario para asumir una salida veraniega, sin embargo, al parecer somos ciegos ante otras ofertas permanentes, frente a las cuales abrimos poco los ojos en cualquiera de nuestras provincias. Ahí están diferentes posibilidades como la de visitar el renovado Museo de la Revolución, que puede complementarse con un paseo por las obras del centro histórico de La Habana Vieja.
En muchas ocasiones circunscribimos las vacaciones a un viaje a la playa, pero si por alguna razón no se dan las condiciones para ir, sin abrirle espacio a la defraudación, la malograda jornada de sol y agua de mar (sin ánimo de comparación) pudiera sustituirse con una mañana (o una tarde) en el parque infantil de La Maestranza, invitación segura para después cruzar la calle y distenderse un rato en el muro del Malecón.
Presenciar obras de teatro para niños o mayores, ver una película en el cine (aunque este último paseo ha sido sustituido por los videos a domicilio), participar en un cumpleaños, inventar una acampada, organizar una caminata por lugares de interés histórico en la ciudad o el campo, o sencillamente ir de visita a casa de una amistad o familiar, también han de verse como opciones de verano.
Tomar helado en Coppelia o comer en cualquiera de las pizzerías que conocemos, atrae. No obstante, si por estos días de veraneo encontramos esos lugares abarrotados, es preciso sacar de la manga un plan B, para impedir que el ánimo decaiga en el tan esperado asueto.


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Revenge dijo:
1
14 de junio de 2017
02:40:51
PRIVERO dijo:
2
15 de junio de 2017
13:46:15
Juan Manresa dijo:
3
20 de junio de 2017
13:29:42
maguero dijo:
4
26 de junio de 2017
10:32:19
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