ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Hay palabras grandotas que asustan. Tienen un contenido filosófico con lo que adquieren prestigio, se cargan de resonancias solemnes y parecen remitirse a un universo distante y abstracto. Sin embargo, nada más lejano de nuestro pequeño planeta que las constelaciones. Durante si­glos, la estrella polar y la cruz del sur trazaron el camino a los navegantes que, con instrumentos rudimentarios, buscaron las últimas fronteras de la tierra.

Ética es una de esas palabras que gravita sobre nosotros con fuerte peso específico. Todo ejercicio profesional está presidido por un código de ética, documento que según la tradición establecida, leemos y juramos en reiteradas ocasiones a lo largo de nuestras vidas. Pasado el momento del ritual, el texto se incorpora a una carpeta junto a documentos de primerísima im­portancia que amarillean en el olvido.

Por eso, de cuando en cuando, hay que bajar de su pedestal las palabras grandotas, ponerles un par de sandalias y echarlas a andar junto a nosotros. Entonces, vivitas y coleando, las reconocemos y sentimos el tironcillo de orejas cuando nos desviamos de principios esenciales. Todos hemos tenido la experiencia de observar al cirujano saliendo extenuado del salón de operaciones después de horas de duro batallar por salvar la vida de una persona desconocida. Lejos del quirófano, si se pro­duce un accidente callejero, puede aparecer alguien que, sin identificarse previamente, se precipita en auxilio de las víctimas. Inseparables, su ética y su práctica profesional le exigen comprometerse con la tarea y postergar, en función de la demanda emergente, cualquier interés personal.

El compromiso profesional de un médico responde al principio de preservación de la existencia de los seres humanos. Otras prácticas garantizan la higiene de una sociedad y la calidad del oxígeno que se respira en ella. El maestro no se limita a transmitir conocimiento. Tiene a su cargo la salud del espíritu. Sus principios éticos derivan, ante todo, de una conducta, vale decir, de una ejemplaridad arraigada a la defensa de la equidad en el modo de valorar y corregir el comportamiento de los estudiantes. Su toga, representación simbólica de su autoridad en el espacio sagrado del aula, se fundamenta en la búsqueda y preservación de la verdad. En su caso, la ética obliga a sembrar valores ciudadanos indispensables para el obrero, el científico y el dirigente del futuro.

El crecimiento demográfico y la progresiva concentración urbana han acentuado la naturaleza gregaria de la especie humana. En Los pasos perdidos, Carpentier relata la historia de un músico que abandona la gran ciudad para viajar hasta el fondo de la selva. Allí, en el sencillo habitar de una humanidad que comienza a ingresar en la historia, encuentra una forma de felicidad y recupera su facultad de crear. Hombre de la modernidad, padece la falta de papel. Vuelve a la ciudad en procura de medios que le resultan imprescindibles. El avión lo espera. Al despegar rumbo a la ciudad proveedora de los bienes necesarios, está cerrando, sin saberlo todavía, las posibilidades de regreso al paraíso momentáneamente recobrado.

La vida moderna nos hace depender de una red infinita de personas invisibles sin nombres ni rostros identificables. Al despertar cada mañana, debemos recibir agua y luz, tenemos acceso a información procedente de lugares distantes. El pan del desayuno está hecho de trigo cultivado en algún país lejano. Atravesó mares para llegar al puerto desde donde será enviado a un molino para hacer harina transportada hacia la panadería, horneada entonces por alguien que permanece en la trastienda. Al igual que las necesidades, los oficios y las profesiones se multiplican. Cada contribución tecnológica genera nuevas demandas técnicas. Una cadena de tareas ocultas existe tras el funcionamiento de los celulares y las computadoras cada vez más interrelacionados a nuestra cotidianidad. Este universo de complejísimas relaciones de interdependencia requiere ordenamiento jurídico y desarrollo de conciencia ciudadana. De no haber reglas de juego reconocidas y aceptadas por todos, el caos, verdadera guerra entre individualidades desorbitadas, interferirían con el buen vivir de cada cual. Para establecer los principios del vivir colectivo, las sociedades constituyen un cuerpo jurídico al servicio de los intereses hegemónicos. Así pudo adquirir legitimidad la conversión del ser humano en mercancía mediante la compraventa de esclavos. En su proceso de construcción, nuestra sociedad ha estructurado leyes que conciliaron la defensa de principios esenciales y la respuesta concreta a situaciones emergentes. La aplicación de la ley expresa, en el transcurso de la vida cotidiana, los conceptos que preservan la nación así como los derechos y deberes del ciudadano.

Los encargados de impartir justicia y de garantizar el orden son servidores públicos. Tan delicada función impone una alta exigencia ética. La imagen de la justicia suele caracterizarse por una banda que cubre los ojos y una mano que sostiene la balanza. Abogados, jueces y mantenedores del orden están comprometidos con una ética tan rigurosa como la que preside la actitud profesional médica. La sa­lud del cuerpo y la protección de la vida humana son inseparables de la salud de la sociedad. Con una venda en los ojos, la justicia debe colocarse por encima de compromisos mezquinos, de falsas nociones de amistad y resquicios abiertos al soborno, a la corrupción, males que gangrenan los pilares de un proyecto social fundado en la equidad, en la protección de los sectores más vulnerables, en el reconocimiento al mérito y en la igualdad de oportunidades con vistas al desarrollo personal y colectivo.

El clarín mañanero tiene que despertar los códigos de ética que amarillean en carpetas bien guardadas, sacudir el polvo que recubre la letra muerta y traducir los principios abstractos en la práctica cotidiana de un quehacer de todos, orientados a barrer de las calles lo feo y lo sucio, plantas parasitarias que amenazan con contaminarnos.

(Tomado de Juventud Rebelde)

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Dr. José Luis Aparicio Suárez dijo:

1

24 de octubre de 2016

03:09:58


La ética, de la mano de la virtud, deviene esencial para una vida digna y útil. Vale estudiar e interiorizar el hondo contenido del artículo de la eminente profesora e intelectual Graciela Pogolotti. Nada mejor para comenzar el día que el mensaje de la Dra.

Alejandro dijo:

2

24 de octubre de 2016

04:54:37


Qué BELLEZA de artículo Graciela! Me emocioné de leerte. Cuando menos uno lo espera esa palabra aterriza sobre nosotros y a pesar de acumular tanta experiencia nos hace resonar todos los cimientos de nuestro conocimiento para descubrir que nos queda mucho por conocer y aprender. Qué orgullo de leerle siempre Graciela, todo mi respeto antes todas y cada una de sus creaciones.

jape dijo:

3

24 de octubre de 2016

05:18:35


Indudablemente, maravillosa obra, autentica pedagogía cubana, me encanta leerla Sra...siga escribiendo cada vez que se inspire, es una brisa fresca y luminaria que alumbra el camino a quien tristemente lo ha perdido, cuba lo necesita, me dan deseos de abrazarla, me veo en sus palabras e ideas... Reconocer la virtud es practicarla...Martí

Emma G. Acevedo Fanego dijo:

4

24 de octubre de 2016

08:46:52


Considero muy bueno y muy educativo que este escrito sea divulgado y leído por todas las secciones sindicales. Lamentablemente como se expresa en el mismo, se ha guardado la ética, pero no en una carpeta en espera de que se amarille, la han guardado en un cofre bajo 7 llaves, y eso le hace dano al ser humano, al país y a la Revolución. Cuando vemos como se ha perdido en el camino, duele, pues una de las cosas más lindas que nos legó y nos instruyó la Revolución es el respeto, respeto no solo a nuestras ideas, sino respeto a todo el decursar de la vida, que nos ha dado tanto, respeto a los ancianos, a los ninos, a los adultos, a los simbolos patrios, a la vida misma. La ética es algo muy importante para aumentar los valores que se han quedado algo rezagados para algunas personas y es preciso salir en su rescate.

Emma G. Acevedo Fanego dijo:

5

24 de octubre de 2016

08:48:08


Quisiera que los comentarios aparecieran en algun reinconcito de las páginas escritas y las digitales, sería una buena forma de educar a la población con criterios que realmente valen la pena. Gracias.

Temis dijo:

6

24 de octubre de 2016

14:26:21


Estimada Dra Graziella Pogolotti: Ante todo un respetuoso saludo, acompañado de agradecimiento por tan formidable artículo, como todos los suyos, donde emulan reñidamente su vastísima sapiencia, admirable ejercicio de valores y extrema sensibilidad y juicio crítico, siempre constructivo, para fomentar el patriotismo y la unidad, así como atacar, al propio tiempo, los males que nos corroen, tanto externos como internos. Ëstos últimos me causan profunda preocupación, como cubana revolucionaria, pues observo como se extienden con velocidad y alcance metastásicos la negligencia y la corrupción, en casi todas las esferas de nuestra vida cotidiana; pero lo que más me alarma es la impunidad de su bregar, así como la naturaleza de los sujetos comisores, que ya no se circunscribe a determinadas personas "del barrio" o ejecutivos, sino que abarca niveles cada vez más superiores. Estas personas se sienten por encima de cualquier norma, fuera del alcance de prohibiciones, en resumen, fuera de la debida observancia de la legalidad socialista; es como si en su fuero interno se considerasen bajo el manto protector de una Constitución hecha únicamente para ellos, es decir, para la satisfacción de sus intereses personales, que por lo general no coinciden con los intereses de la Patria, la Revolución y su Pueblo. Agradezco la publicación de este comentario.

Temis dijo:

7

24 de octubre de 2016

16:29:35


Estimada Dra Graziella Pogolotti: Ante todo un respetuoso saludo, acompañado de agradecimiento por tan formidable artículo, como todos los suyos, donde emulan reñidamente su vastísima sapiencia, admirable ejercicio de valores y extrema sensibilidad y juicio crítico, siempre constructivo, para fomentar el patriotismo y la unidad, así como atacar, al propio tiempo, los males que nos corroen, tanto externos como internos. Ëstos últimos me causan profunda preocupación, como cubana revolucionaria, pues observo como se extienden con velocidad y alcance metastásicos la negligencia y la corrupción, en casi todas las esferas de nuestra vida cotidiana; pero lo que más me alarma es la impunidad de su bregar, así como la naturaleza de los sujetos comisores, que ya no se circunscribe a determinadas personas "del barrio" o ejecutivos, sino que abarca niveles cada vez más superiores. Estas personas se sienten por encima de cualquier norma, fuera del alcance de prohibiciones, en resumen, fuera de la debida observancia de la legalidad socialista; es como si en su fuero interno se considerasen bajo el manto protector de una Constitución hecha únicamente para ellos, es decir, para la satisfacción de sus intereses personales, que por lo general no coinciden con los intereses de la Patria, la Revolución y su Pueblo. Agradezco la publicación de este comentario.

Andrachi dijo:

8

24 de octubre de 2016

17:04:23


Siempre aguda y penetrante. Gracias Doctora. Sus palabras son tan oportunas que todos debemos reflexionar al respecto.

nelson dijo:

9

26 de octubre de 2016

19:42:49


Excelente artículo, coincido totalmente contigo. Desde Argentina, abrazo, con fervor revolucionario

ERP dijo:

10

27 de octubre de 2016

07:58:37


Felicitaciones Graziella por su excelente artículo que tanto nos hace reflexionar y meditar, quiero tambien felicitar el comentario de la compañera Temis tiene mucha claridad y realmente es así y lo más duro es que ni la FGR le pone freno a los que se sienten por encima de la legalidad socialista yo tengo todos los elementos para demostrar lo que digo y tuve el gusto de conocer a la FIscal Jefa de la Dirección Protección Derechos Ciudadanos de la FGR Raquel Rodríguez Fraga y es una lastima que ciudanos que tienen la responsabilidad de impartir justicia no le dediquen tiempo a interiorizar artículos como este y el publicado en el Granma digital del 20 de septiembre del 2016 de Enrique Ubieta Gómez titulado "Ser revolucionario en Cuba, hoy" estamos convencidos de que las decisiones en la solución de conflictos serian mucho más justas. Agradecería de antemano que publicaran mi sentir al respecto.

Luis Serrano TERRY dijo:

11

27 de octubre de 2016

08:15:28


Gracias, PROFESORA. Mil gracias. La leo el Juventud Rebelde, en Granma; pero después vengo a recrear mi espíritu y a fijar conocimientos aquí, con sus reflexiones. Gracias. Luis Serrano TERRY, municipio de Ciro Redondo, provincia de Ciego de Ávila.