La presencia de niños y jóvenes bañándose en plena vía pública descalzos, corriendo o jugando fútbol bajo un sonado aguacero acompañado por fuertes descargas eléctricas, pone de manifiesto el desconocimiento público del peligro que entraña actuar así.
Incluso, tampoco escapan a esa baja percepción del riesgo personas adultas que estando en la playa no salen del mar tan pronto empieza a tronar, y ni siquiera se preocupan porque lo hagan sus propios familiares aun cuando entre ellos hayan menores y ancianos, pasando por alto la capacidad del agua para conducir la electricidad. Ello suele ocurrir, además, en piscinas, ríos y embalses.
Más allá de que pueden inutilizar definitivamente equipos electrodomésticos y transformadores, afectar la telefonía, las transmisiones de radio y televisión, desatar incendios forestales, matar animales y hasta entorpecer el vuelo de los aviones, en Cuba los rayos causan un promedio de 65 a 70 víctimas fatales cada año, constituyendo junto con las corrientes de resaca, los fenómenos naturales que más muertes provocan.
Como precisan especialistas del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología, estos aparecen cuando el movimiento ascendente y descendente del aire contenido dentro de una nube del tipo cúmulo nimbo, de gran de-sarrollo vertical con una altura de 10 a 12 kilómetros y elevado contenido de humedad, forma cargas eléctricas positivas y negativas, que al acumularse en exceso originan una descarga en forma de chispa, el relámpago.
La misma puede circular en el interior de la propia nube, entre dos nubes de tormenta, o entre una de ellas y la superficie de la tierra. Cuando el chispazo desciende a una temperatura muy elevada, choca con el aire mucho más frío de los alrededores y produce ese notable ruido llamado trueno.
Al ser la velocidad del sonido mucho menor a la de la luz, siempre veremos primero el relámpago y después escucharemos el trueno. De acuerdo a los cálculos de los científicos la distancia a partir de la cual comienza a oírse el estruendo asociado a la caída de un rayo es de ocho o más kilómetros, en dependencia de las características del entorno.
Si la tormenta eléctrica lo sorprende en la calle lo más recomendable para protegerse es buscar refugio inmediato dentro de una edificación techada.
Pero la opción más segura es permanecer en un vehículo con las puertas y ventanillas cerradas, manteniendo el motor apagado, porque como las ruedas son de goma, las descargas se mueven por el exterior del metal, y dejan en el interior un campo eléctrico nulo, proceso denominado Jaula de Faraday.
Nunca debe caminarse bajo condiciones meteorológicas tan peligrosas, y mucho menos correr con la ropa mojada, pues se crea una turbulencia en el aire que puede atraer al rayo. Tampoco guarecerse debajo de un árbol (no olvide que tienden a caer sobre el punto más elevado), practicar deportes en terrenos abiertos, montar a caballo, ni hablar por teléfono.
Otra medida aconsejable es alejarse de vallas, alambres y cercas metálicas. En caso de que forme parte de un grupo de personas en medio de un área descampada, lo correcto es separarse individualmente. Una vez solo debe ponerse de cuclillas e inclinar la cabeza sobre las rodillas, con los oídos tapados.
Saber actuar ante la presencia de descargas eléctricas merece más divulgación pública para evitar imprudencias y preservar vidas humanas, como sucede desde hace varias décadas con los ciclones tropicales, y más recientemente ante la eventualidad de probables sismos en la región oriental. El abultado expediente de daños provocados por los rayos bien lo amerita.


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Triple A dijo:
1
15 de julio de 2016
08:00:57
JOSÉ dijo:
2
16 de julio de 2016
09:16:56
Luis enrique dijo:
3
16 de julio de 2016
14:03:32
Iñaqui dijo:
4
17 de julio de 2016
10:55:49
Daimi dijo:
5
18 de julio de 2016
12:47:07
Dalí Respondió:
19 de julio de 2016
13:59:20
Miro dijo:
6
18 de julio de 2016
15:15:49
Meneleo Respondió:
21 de julio de 2016
12:28:02
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