“Buenas tardes, Ómnibus Nacionales les da la bienvenida a bordo. Cubrimos la ruta Cárdenas-La Habana y les deseamos un feliz viaje”. Aquellas palabras sencillas sorprendieron. Nadie las esperaba. El ajetreo de pesadas maletas, rectificación de pasajes y la propia rutina del trayecto parecían, como casi siempre, engullir señales de cortesía.
Los viajes interprovinciales son parte de mi rutina semanal. Cada domingo comienza la exhaustiva ruta de regreso a La Habana. Son 150 kilómetros los que distan entre la capital y mi Ciudad Bandera, en los que apenas interactúa el conductor con los pasajeros; pero esta vez fue diferente.
Todos escuchábamos asombrados y agradecidos por aquella insólita bienvenida que tan placentera hizo las tres horas de travesía.
Otra vez es domingo y llego a la terminal. Subo al ómnibus, deseoso de escuchar una voz calurosa como la de aquel señor.
Pasa el conductor y revisa los boletines. Solo eso. Ahora el “feliz viaje” debo imaginarlo.
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Carlos de New York City dijo:
1
11 de marzo de 2016
06:00:31
Panchito Respondió:
14 de marzo de 2016
08:43:35
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