ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Solo tenía 27 años cuando en una asamblea de nominación de candidatos, en pleno barrio, me propusieron para delegada de la circunscripción, o lo que es lo mismo, de la Asamblea Municipal del Poder Popular.

Hubo más de uno que me tildó de loca cuando acepté el reto y más aun cuando fue real: el día en que en segunda vuelta mis electores decidieron que yo sería quien llevaría adelante sus inquietudes y allanaría el camino de sus propuestas.

Comenzaría entonces una nueva etapa de vida con el reto de una relación más estrecha con los vecinos, de la orientación oportuna, la hora de tramitar las inquietudes personales y colectivas de los integrantes del barrio, la labor de representar a otros.

Todo lo que sucedía entonces en la demarcación era de mi competencia y no faltaba tampoco quien más allá de las insatisfacciones con las cuestiones del pan o el bache de la calle, tocara a mi puerta los días de despacho, y los otros también, para pedir consejos con situaciones de la familia, compromiso grande para quien todavía no comenzaba a andar los caminos de la propia.

También tuve que lidiar con las insatisfacciones, porque no siempre se puede llegar hasta donde se quiere, o porque lo hecho más de una vez te sabe a poco.

A mi realidad de joven, de trabajadora, de cubana, se añadía el deber social, la militancia al lado de mi gente con inquietudes, con insatisfacciones, con gratitudes y riquezas… valiosísimas todas.

Y se sumaron las responsabilidades con el otro, con una familia aún más grande que traspasaba las paredes de la casa o los lazos de sangre, a la que había que rendir cuentas, a la que había que explicar cuantas veces fuera preciso, más que por deber, por respeto.

Y con 27 años, ni la única, ni la más joven de los que asumían esa otra labor, volvía a marchar por rumbos nuevos, cuando también sería electa al Parlamento, lo que significaba más preparación, más responsabilidad.

El orgullo se desborda cuando otros de mi generación comparten además los rigores de un aula entre colegas expertos, o luego de brindar arte en una escuela especial se crecen, se hacen enormes en la cotidianidad al frente de un consejo popular: batalla dura, pero igual de hermosa.

Y así, hijos solo de nuestros padres, sin comodidades añadidas, con menos tiempo para el descanso y la recreación, cubanos y cubanas desde la punta de Maisí al cabo de San Antonio, anunciados solo por su preparación, esa
que se gana en las aulas de este archipiélago, ocupan un escaño.

Campesinos, obreros, periodistas, intelectuales, artistas, mé­dicos, religiosos, científicos… un gran abanico de gente hace al día, construye y participa, más allá de las jornadas en que sesiona la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Y sabemos que queda mucho por hacer, y sabemos que hay más por lograr; que no falta quien lo haría mejor, porque méritos y ganas de construir sobran en cada rincón de Cuba.

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Orlandob dijo:

1

4 de diciembre de 2015

03:22:43


Felicidades por su labor. La problemática cubana y sus necesidades, requieren en esa labor que realiza mucho amor por su pueblo. Usted lo ha mostrado y no me cabe la menor duda que seguirá escalando hasta la Asamblea Nacional.

jorge dijo:

2

4 de diciembre de 2015

15:03:40


Joven con usted, son el ejemplo de la continuidad de esta bella obra, que aunque no es perfecta la hacen mujeres y hombres, la tarea asumida ante la comunidad donde reside, es tal vez difícil, en estos tiempos, pero recuerde que la historia de esta patria, esta cimentada en muchos tiempos difíciles, el honor a quien honor merece, en especial en esta ocasión para la más directa expresión de la democracia cubana, que son los delegados y delegadas de circunscripción

francisco dijo:

3

13 de enero de 2016

09:46:48


Lamentablemente leí muchos días después este texto. Gracias Sra. Arlin Alberty Loforte su texto sobre sus acciones en el marco, aún limitado de la democracia socialista cubana. Por el esfuerzo de millones de cubanas y también de los cubanos, es que no pierdo las esperanzas de que la revolución se salve. Los peligros son inmensos: los enemigos de allá y los peores, los enemigos de acá, que son peores no solo por traidores, también porque se disfrazan de patriotas cuando son todo lo contrario. Gracias.