ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

La Empresa de Correos evalúa cómo en­frentar el franco descenso de los envíos de cartas, y una, conmovedora, acaba de recordarme el valor, emotivo si se quiere, de una misiva al estilo tradicional, de esas escritas en papel con la perfección de la parsimonia o el apuro en los garabatos por la falta de costumbre.

Hoy escribir una carta a un amigo o amor distante puede sonar a pereza o anacronismo sino, porque ciertamente tenemos muchas maneras más rápidas y audiovisuales de mantenernos en contacto. Las epístolas se han refugiado en la formalidad fría de los mensajes institucionales y los laberínticos caminos de la burocracia.

Dicen que cuando se inventó el teléfono muchos dudaban de su efectividad porque era imposible ver los gestos y expresiones del interlocutor. Y probablemente no hay nada más frío y distante para alguien que recibir la respuesta a su inquietud o parecer crítico frente a lo mal hecho, en una epístola institucional prediseñada; de esas escritas con toda la frialdad de un papel impecablemente impreso, pero cuyo discurso fácilmente podría aplicarse a cualquier otro caso apenas cambiando los nombres y lugares.

Se nota desde el paréntesis para el género colocado en el saludo del receptor o en los vocablos de enrevesada gramática que pretenden barrer el polvo de las culpas propias bajo la alfombra de los galimatías. Hasta el “con razón” que implica aceptar el haber obrado mal suena desde la lejanía de los caracteres perfectos de la imprenta.

Tal vez si nuestros directivos optaran por manuscribir las respuestas nuestra gente sentiría sus argumentos más veraces, o incluso podrían sentirse en la piel del remitente en las probables vicisitudes que estos viven para multiplicar los pocos recursos entre tantas carencias acumuladas, o a lo mejor hasta lo­grarían intuir los intentos por encubrir la desidia o insensibilidad ante el infortunio ajeno.

Por suerte las emociones y sinceridades, al me­nos aquí en Cuba, no creen en los progresos de la tecnología. La misma realidad garciamarquina que vemos en las expresiones más novedosas de comunicación de las zonas wi-fi del país.

Quizá haya quien piense que mandar una carta sea un anacronismo. Afortunadamente mi lectora anónima no lo cree así.

Y como ella, miles de cubanas y cubanos que todavía las escriben aunque sea por el sano placer de compartir las inquietudes de lo cotidiano.

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Alexy Hdez dijo:

1

27 de noviembre de 2015

09:41:30


Amigo Ivan. Estoy de acuerdo contigo hermano. Creo que en la escritura de una carta va mucho de empeño, no es solo las ideas que se trasmitan. Ademas creo que hay algo de "magia" sobre todo en las personas que se esfuerzan por mostrar una caligrafía y una ortografía que, como "carta de presentación" hablan de lo mucho que le interesa al remitente ser bien interpretado y "bien visto", como se dice no hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión. Saludos de un admirador de tu profesionalidad, compañero de Estudios de la vocacional LUJ. Suerte PERIODISTA.

Angel dijo:

2

28 de noviembre de 2015

18:20:03


La tecnología ha sustituido en gran medida el envío de cartas por correo ordinario, es una verdad irrefutable, pero también la desconfianza de las personas en la calidad del servicio que cada vez se torna más deficiente con pérdidas, demoras, trabajas, colas intermiables. Por ahí también anda la ausencia de cartas. y no hablemos de envíos postales. Eso amerita otro escrito.

Osmel dijo:

3

29 de noviembre de 2015

12:22:04


estoy totalmente de acuerdo contigo. Nadie se imagina cuanto empeño y sfuerzo se necesita para la redacción de una CARTA según el fin y el objetivo de la misma.

Joan dijo:

4

29 de noviembre de 2015

20:22:43


Yo tenía un Apartado en Habana 2 desde los años 70, que dejó de funcionar cuando entregaron el local al BNC. A partir de ahi comenzó la odisea y el peregrinar, no he recibido más correos en mi apartado postal, ni siquiera las publicaciones periódicas que deben llegar y de eso hacen ya tres años. Abandoné el apartado en Centro Habana, ahora en Reina e/ Aguila y Amistad, porque aún no han activado las casillas y hay que ir TEMPRANO para recibir la correspondencia de manos del encargado. Siempre tienen una excusa diferente para no brindar el servicio cuando uno tiene oportunidad de ir a buscar la correspondencia. Saqué otro en Marianao, tampoco llega nada a la casilla (que además, está sucia por dentro), y lo que recibo me lo desvían a mi oficina sin yo haberlo solicitado... algunos números ya se han perdido ¿entonces, para que lo pago? ¿No es posible depositar los envíos en la casilla de la zona postal segun se indica en el destinatario? Palabra que no entiendo que clase de servicio es este... ha sido un deterioro y un irrespeto total al servicio contratado.

Iyolexis Cabrera Bolaño dijo:

5

30 de noviembre de 2015

11:59:59


bueno menos mal que ya no hay necesidad de comunicarnos utilizando el correo a la antigua bendiciones para las nuevas tecnologias si dependieramos del correo pobre de nosotros si los carteros nunca estan en tiempos si para repartir la prensa ya que esta la amyoria de las veces llega atrazada con 2 ó 3 dias imagino como seria si toda la comunicación dependiera de ellos creo que se acabaria la comunicación

meril dijo:

6

1 de diciembre de 2015

14:24:49


Aquí en Nuevitas, Camagüey sucede lo mismo con los Apartados. Comenzaron cobrando 8 pesos al año; luego subió a 41,00. Posterior a esto, el pobre casillero tan bonito y antiguo comenzó a vagar de local en local hasta su destrucción total. Nadie se interesa por ello, ni le importa que sea otra fuente de ingreso al país. Ahora tenemos que estar esperando a que la correspondencia llegue o no nos llegue jamás; así de sencillo, se "pierden" o los carteros la entregan en manos que no son ni los destinatarios ni la vecina que uno deja para que recojan las cartas en el edificio cuando estamos trabajando.

Mastrapa dijo:

7

16 de diciembre de 2015

13:06:17


Entonces soy de los románticos a la antigua, pues mantengo las tradición de escribir cartas. Comprar un sobre, un sello, coger una hoja de papel y escribir a mano y con letra legible y en buén español, sellar el sobre y llevarlo a un buzón, eso hoy parece cosa de tontos pero cuanta alegría recibe el que procura el cartero, cuanta emoción, cuanto sentimiento. Es verdad que a veces lo que nos pasa es que no sabemos redactar, escribir correctamente y de forma legible. ¿Los celulares?, puede ser, pero no son los únicos culpables. Yo seguiré escribiendo cartas porque cuando no llegan las que escribo me protestan. Las necesitan aquellos que, lejos de su patria, viven.