Confieso que no veía mis sueños de estudiante en la redacción de un periódico —aun cuando siempre me fascinó este mundo—. Me imaginaba entregada por completo a la vorágine de cámaras, luces y micrófonos, hechizada por la magia del universo audiovisual. Hasta mi tesis estuvo pensada siempre en la televisión.
Pero fueron un periodista y un camarógrafo de ese medio, a quienes mucho debo, los que al saber de mi ubicación me dijeron que me costaría un mundo alejarme del encanto de las páginas impresas. Y de cierta manera, también yo lo sabía.
Hace cuatro años ya, Granma me acogió en su familia y en su vientre. Cortos, muy cortos calendarios para saberse periodista, cuando miras atrás en el tiempo y en las propias planas de este diario, y encuentras trabajos firmados por periodistas como los que soñaste ser y ante quienes te sientes —qué una tachuela— un minúsculo punto, casi insignificante.
Sin embargo, este discreto lapso me ha hecho crecer, si no como profesional, al menos como persona. Muchos grandes amigos —gente buena sin importar su juventud— han sido cómplices en este camino. Y también, otros jóvenes de espíritu, pero con las canas que regalan la sabiduría y la experiencia.
No pocas han sido las insatisfacciones, sobre todo en la larga y desgastante ruta para exprimirle un dato a una fuente de información, hasta ver publicado finalmente el resultado del desvelo de madrugadas, aplazado por un batallón de tacitas de café… Nadie puede imaginar el trabajo de fondo, de tanta gente, cuando adquiere ocho o 16 páginas en un estanquillo.
Incluso, el descontento a veces, por el desbalance entre incomprensiones y disgustos en relación con las compensaciones, que te llevan al vórtice de cuestionar el por qué no haber estudiado otra carrera.
Entre las escenas recurrentes, no faltan el quedar entre la espada y la espada por momentos, de cara a los lectores, y la mortificación por un error que se te escapó a ti o no.
Pero cuando sientes la satisfacción de que alguien —desconocido o familiar— te dice: “oye, te leí” o “me gustó tal cosa”, cuando las letras salidas del puño tembloroso de un abuelito llegan a la redacción, o simplemente, cuando estalla el debate en la Web —para apoyarte o disentir-—, o timbra un telefonazo de aliento, entonces la adrenalina se apodera de ti, te crees grande por un segundo, y los sinsabores se atenúan al punto de desaparecer… hasta que otro golpe te hace reaccionar y otra alegría te llena el alma… y así, hasta nunca acabar.
Y creo que en eso radica el imán o la grandeza de Granma, en los buenos recuerdos de “los que se fueron”
—independiente a sus razones: cambiar, crecer, experimentar—, y la buena fe y deseos de “los que se quedaron” en sus redacciones, a compartir un presente cambiante y un futuro por escribir. Definitivamente, buena dosis del “hechizo” de este periódico subsiste en el complemento que hace química entre las generaciones de grandes plumas y los que se estrenan, pero, por encima de todo, en la familia que es —heterogénea como todas y unida como muchas—. Una familia en la que cada miembro es ineludible, como lo ha sido desde el día cero hasta este medio siglo en sus huesos.
Aunque para algunos estas esencias se dibujen increíbles fuera del edificio que le sirve de vientre a nuestro “Yate”, así es él: una familia y, sobre todo, una gran escuela más allá de lo trillado de la frase. Su historia —la que sobrevive al tiempo en archivos físicos y memorias virtuales— te hace soñar; su diarismo te devuelve a la realidad, con la meridiana certeza de que esta es tu hora, es tu momento, es tu Granma. Es como si las ocho o 16 planas aparecieran en blanco ante ti, para invitarte —de repente— a escribir tu propia perspectiva de la realidad, a ser tú el timonel por segundos para acercarte a lo que piensa y necesita la gente. Y eso ya explica por sí solo el orgullo del periodismo en las venas y, el otro, ese que viene con el compromiso de sentirse “yatero”.


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ana ivis dijo:
1
2 de octubre de 2015
16:45:59
Sheyla D.G. di Silvestrelli dijo:
2
2 de octubre de 2015
18:07:49
Manuel dijo:
3
2 de octubre de 2015
20:18:16
Sheyla D.G. di Silvestrelli dijo:
4
2 de octubre de 2015
20:52:01
jose jj dijo:
5
5 de octubre de 2015
12:25:51
Jesús Jank Curbelo dijo:
6
5 de octubre de 2015
17:09:53
yusvany alarcon dijo:
7
6 de octubre de 2015
09:31:38
Rosa C. Báez dijo:
8
7 de octubre de 2015
14:17:49
Alberto Mejia Aguilera dijo:
9
8 de octubre de 2015
18:16:02
Galindo dijo:
10
30 de octubre de 2015
13:06:16
Freddy Pérez Cabrera dijo:
11
2 de octubre de 2017
22:31:55
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