ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Comunicar es un proceso, sí, pero también cada vez es más arte. Para que ese infinitivo sea factible, se requiere al menos de dos personas dispuestas a intercambiar entre sí los trajes de emisor y receptor. Y he ahí, en esto último, donde radica mi mayor preocupa­ción: por un lado se tornan mayoría, con frecuencia vertiginosa, quienes hacen (ab)uso de la palabra y, en el otro extremo, escasean en mayor medida personas del tipo “soy toda oídos”, al punto de convencerme de que se trata de una especie signada por el peligro de la extinción.

La vorágine de la cotidianidad, las rutinas (im)productivas… en fin, el tiempo (auto)li­mitado permean el espacio para el intercambio, la conversación o la comunicación en ge­neral.

¿Será que vivimos la impronta de la contemporaneidad, donde Cronos anda siempre apurado, o que hemos sido abducidos por la mutación inconsciente del diálogo abierto al monólogo desmesurado?

La sociedad cubana de estos tiempos —sin caer en incómodas e injustas generalizaciones— no escapa a esa realidad tendente a pon­derar el yo-emisor, distintivo de una (in)cultura del debate, y a relegar a planos secundarios lo que el otro quiere decir, como elemento de feed-back (retroalimentación).

El demérito como respuesta a quien osa franquear —muchas veces con razón— los muros del criterio personal, la ira ante la frustración y el temor absurdo a quedar en ridículo son los síntomas más tangibles de un aborto comunicacional.

En un intento de decodificar los abrumadores porqués, la realidad busca explicaciones anafóricas: el convertirnos por momentos en autómatas de recetas comunicacionales que no siempre funcionan, o el supeditar las relaciones —y por tanto, la comunicación— interpersonales al prisma de otros procesos.

También la distorsión de frases que nunca abogaron por centralizar las discusiones y que, sin embargo, desembocaron en camisa de fuerza criterial, sujeta en no pocas ocasiones a la verticalidad del “ordeno y mando”, e incluso el cansancio de escuchar, en una reunión sindical, por ejemplo, los mismos arcaicos argumentos de años y años sobre el porqué no se llevó a término una buena idea, al punto de hacernos perder el estímulo por la confrontación sana… “¿para qué, si es más de lo mis­mo?”.

Y a ello se añade la peligrosa tendencia de no aprovechar espacios concretos de discusión, sea por la incapacidad de quien las conduce para abrirse a los argumentos de los otros y trunca “a modo de conclusión” el de­seo de intervenir de los demás, o bien por el acomodamiento extremo al silencio de quien asiste pero no participa del intercambio. Es­to último puede ser a veces por sobresaturación del mo­nólogo desplegado por el persona­je de arri­­ba, o por la desesperación de salir a resolver “diligencias mayores”, o porque —simplemente— permanecer callado resulta có­modo y detesta salir de su zona de confort. De cualquier mo­do, cede ese espacio concebido para ejercitar los músculos del debate, que a falta de práctica se han puesto sedentarios.

Tampoco escasea quien escudriña la clásica frase de líneas arriba (“todo oídos”) para intentar convencerte de que te escuchará y cae, chapuceramente, en más de lo mismo: oídos sí, pero que solo oyen y nada escuchan. Un personaje que se va haciendo endémico, a fuerza de abuso del rango o estatus en un espacio determinado, y que busca deleitar a sus órganos receptores del sonido con una prolongada retórica en ocasiones carente de sentido, una intervención unipersonal.

La agresividad al exponer (o imponer) los argumentos, la tendencia peligrosa a absolutizar, la práctica ampulosa de demonizar a la ju­ventud cual si fuese un grupo etario casi ex­traterreste al que se culpabiliza buena par­te del tiempo por malas maneras, y la retirada ex­plosiva con ademanes de molestia o resentimiento cuando —en el cenit de una controversia— sobran las palabras pero faltan argumentos, parecen caracterizar los debates o discusiones de un segmento de los cubanos y cubanas de hoy.

Sobre todo la ironía azuzada y el amor a satirizar lo que expresa el interlocutor, cuando muestra inconformidad con lo que plantea­­mos. Si es en un espacio público, donde la autoestima puede verse menoscabada, la carta debajo de la manga suele ser la de los “trapos sucios”. Y qué decir del falso mito de que “ha­blando, no hay quien nos gane a los cubanos”.

Cuando se intenta imponer algún criterio, este pierde fuerza, y a falta de ella, se minimiza o esfuma la razón. No se trata de vencer al otro en una confrontación de ideas, sino de convencerlo con fundamentos sólidos, o de simplemente decir lo que se piensa y respetar la diversidad de pensamiento.

El sentido común, ese al que se le tilda de ser el menos común de los sentidos, debe aflorar antes de la exaltación que conduce a la ofensa, porque en el mejor de los casos discutir no se traduce en convocatoria para caerse a pa­los en el clímax de un entronque de cri­terios.

Saber debatir también implica preparación y disposición dialógica, pues no sale airoso aquel al que más se le hinchen las venas, o quien crea tener en su boca la verdad absoluta por el rédito de un cargo o estatus, y mucho menos el que, en el afán de “salir por la puerta ancha”, desate su rebuscada labia, a veces saturada de ornamentos huecos que poco comunican, o lo hacen mal.

Pero esta, en fin, es solo mi opinión, que puede o no coincidir con la de usted que me lee. Pretender la homogeneidad de pensamiento es una falacia mal concebida. El intercambio, el debate, queda abierto. Ahora sí, sin ánimo de sátira ni ironía, soy toda oídos.

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Juanito dijo:

1

21 de agosto de 2015

08:52:06


Sheyla permitame felicitarla por este articulo que me ha parecido excelente. Gracias de todo corazón. Ojala que muchas personas lo lean, lo interioricen y se vean reflejados en él. Lo que usted ha expuesto el un mal que sobre todo aparece en personas con responsabilidades que en vez de facilitar las cosas las dificultan.

carlosvaradero dijo:

2

21 de agosto de 2015

10:42:27


Estoy de acuerdo con Juanito (comentario 1) creo que tu articulo debe ser leido por muchos que sòlo se escuchan a si mismos..precisamente por tenerlos donde estàn, es que no avanzamos... Alguien podrà moverlos del cargo que ocupan??

Rolando dijo:

3

21 de agosto de 2015

11:24:21


En muchas ocasiones solo una de las partes desea o piensa que debe ser escuchada sin permitir el intercambio que cada situación amerita. Excelente artículo.

Marta dijo:

4

21 de agosto de 2015

11:24:27


Muy buen articulo. En estos tiempos hablamos, escuchamos y toleramos menos de lo debido. Las personas irrespetan las ideas y pensamientos de los demás. Se puede dar el criterio propio, se puede disentir, pero hay que respetar las ideas de los demás. Escuchando se aprende mucho, y se ven aristas en las situaciones de las cuales quizas desde nuestra optica no se habían visto, aunque tampoco creo que el otro extremo sea el mejor, el escuchar y escuchar y nada aportar, a veces mas que timidez quizás implique que te sientas por encima de los demás y que desprecias los planteamientos. En estos tiempos digitales debemos mantener el contacto humano, el mirar a la cara y los ojos de las personas y el decir siempre valientemente nuestra opinión ya sea a favor o sea en contra pero con respeto.

Carlos dijo:

5

21 de agosto de 2015

13:10:34


Tiene razón la periodista, es endémica la falta de cultura de debate en nuestra sociedad. Pero además del señalamiento del mal, se requieren más propuestas e iniciativas dirigidas a promover esa cultura. Y ello pasa por todos los estamentos y niveles de nuestra sociedad: la escuela, las organizaciones polítics y de masas, los niveles de gobierno, desde las asambleas de barrio hasta la Asamblea Nacional del Poder Popular. Hay que enseñar a debatir, y como primer paso enseñar a escuchar. Y eso pasa entre otras cosas, por una actitud diferente hacia el interlocutor, no escuchar para rebatir, sino escuchar para llegar a acuerdos; no discutir para ganar una discusión, sino para aprender y encontrar soluciones.

Kgbramirez dijo:

6

21 de agosto de 2015

13:56:55


Excelente articulo,planteas verdades irresueltas ,quien sabe si por incapacidad o por voluntad nuestra,imperfectos individuos que no en pocas ocasiones pretendemos saberlo todo incuestionablemente y si esta en posicion de poder pues saque usted sus propias conclusiones como dice Taladrid...............

er incurto dijo:

7

21 de agosto de 2015

15:02:50


La racionalidad, la ética y la estética pasan por una crisis (espero pasajera) en nuestra sociedad actual. Los individuos parecen sufrir una especie de esquizofrenia colectiva y de pronto usted se encuentra rodedo de tipos que se lo saben todo, que tienen razón en todo, que todo se les dá y que todo lo consiguen, al menos eso creen ellos. A veces es tanta su estupidez que uno decide no salirle al paso y dejar que siga por su camino a ver si se despetronca solo.

Maria dijo:

8

21 de agosto de 2015

15:10:25


Me parece muy interesante la reflexión, pero creo que si fuera escrita con palabras menos entresacadas, se lograría el objetivo fundamental que más persona no solo lo leyeran, sino que lo entendieran...

Mendaro Gregory dijo:

9

21 de agosto de 2015

15:51:18


Estimada Sheyla Delgado Guerra di Silvest --- ESTOY muy de acuerdo con su escrito, pero desgraciadamente siempre hay un pero. --- YO SOY de los cubanos que se cuentan cuando se habla de que el país está envejeciendo. --- SOY de los cubanos que, siguiendo los pasos de la generación anterior a nosotros dijimos bien alto para que se nos escuchara en todo el planeta. (PA`LO QUE SEA FIDEL, PA`LO QUE SEA) --- ACTUALMENTE no me arrepiento de haber hecho lo que consideré correcto en aquellos momentos. ACTUALMENTE mantengo mí absoluta confianza en el guión social que en Cuba seguimos. PERO actualmente pienso que nos hace falta para ese mismo guión dos directores con dos propuestas de puesta en escena para que pueda existir contrapartida. --- PIENSO que uno de los mejores lugares para ser oído y escuchado es en nuestra prensa, a través de los comentarios que sobre los diferentes artículos cada ciudadano pueda hacer. (Yo incluso lo hago con mí nombre público y con un válido correo electrónico) --- PERO, desgraciadamente siempre hay un, pero, los que pueden oírnos y escucharnos en GRANMA, JUVENTUD REBELDE y CUBADEBATE sólo quieren, cuando el criterio expresado no es exacto como el suyo, oír, pero no escuchar y por tanto tampoco publicar esos comentarios que, aunque sean dicho con todo respeto y lucidez, NO QUIEREN ESCUCHAR. --- CONSIDERO, repito, muy válido su escrito. --- ¿USTED ME OIRÁ, ME ESCUCHARÁ Y ME RESPONDERÁ? --- Mendaro Gregory --- mendaro.gregory@gmail.com

Lucy Ramón dijo:

10

21 de agosto de 2015

20:20:31


Hola Sheyla! Cuando lei tu articulo me sentia atraida por las realidades que planteas.Crei en verdad,se trataba de una cubana que,desde una perspectiva diferente seria de verdad "toda oidos"Que triste! Si algo nos está silenciando es el miedo feroz a escuchar "lo que no queremos oír o no nos oír" y es precisamente de esa imposición al silencio de la que hablé. La diferencia es que en mi blog,en mis páginas y grupos sociales tú si puedes decir lo que quieres con la plena seguridad de que todo lo que digas jamás será omitido,borrado o escondido. De qué te sirve hacer una critica tan buena a la problemática conversacional en la Cuba actual,si no vas a la raíz del problema y lo peor...ocultaste mi comentario donde expongo algunas de las causas de este fenómeno? No se vale Sheyla! Acaso le cortaste la cabeza al majá y después le cogiste miedo? Saludos.

Julio dijo:

11

22 de agosto de 2015

09:40:09


Muy adecuado al contexto. Y, muy asociado al necesario cambio de mentalidad que tanto ha reiterado el compañero Raúl en sus intervenciones. Pero, lamentablemente, existen personas que, erróneamente, al creerse dueño de las ideas no admiten la heterogeneidad del pensamiento. Y, en ese sentido, pierden la oportunidad de enriquecer lo que piensa con los principales autores de la tarea, sus subordinados. Lo más preocupante del asunto es el daño que le hacen a la efectividad de la responsabilidad que representan. Pues, sus subordinados en pequeños grupos inobjetablemente expresarán libremente sus criterios a favor o en contra de las ideas del “JEFE”. En síntesis, el trabajo refleja, el problema más agudo que hoy tiene la sociedad cubana, la falta de una comunicación efectiva entre los que dirigen y los que son dirigidos.

Cristina Sanguinetti dijo:

12

23 de agosto de 2015

13:44:47


REAL, lo Maximo y muy bien presentado. Total mente de acuerdo con usted!

Antonio J Martínez dijo:

13

23 de agosto de 2015

17:29:24


Sheyla, excelente análisis.Nuestra cultura del debate y cultura en el debate están en un punto mínimo. El debate, el sentido critico en la discusión de ideas, el disentir constructivamente de ser parte de nuestra vida diaria, porque pensamos, nos formamos ideas, razonamos, tenemos criterios propios. El principio básico es escuchar a todos, independientemente de sus criterios, esto conlleva generalmente a lograr soluciones colectivas, discutidas horizontalmente, cuando todo es verticalismo, solo imposición, o estar de acuerdo solo por miedo, acomodo, servilismo, inmovilismo, apatía, etc., lo que acarrea es grandes incomprensiones, y la sociedad hace como que duerme. Es bueno proponer ideas, soluciones y es igual de importante oír, escuchar, creo que casi todos/as estaremos de acuerdo en que nadie, nadie, tiene la verdad, sólo aproximaciones, pero existe una mayor posibilidad de acercarnos a ella y cometer menos errores cuando concertamos y escuchamos respetuosamente a los demás. Las opiniones contrarias no deben combatirse con adjetivos dirigidos hacia aquél que las emite. Una discusión se gana o se pierde con argumentos, en caso de que sea preciso ganar ya que no siempre es así. La mejor conclusión es aquella que surge de la confrontación de diferentes criterios. El ignorar los comentarios diferentes no ayuda para nada a llegar a conclusiones que podrían ser útiles a todos.

tf dijo:

14

24 de agosto de 2015

10:51:02


Excelente artículo, gracias por escribirlo. Eso es un mal enraizado en la sociedad cubana, a la vez que se habla por décadas de crítica y autocrítica: En cuantas asambleas escuchan desde la tribuna decir: Pero vamos a mirarnos por dentro, a ver en nuestro puesto qué nos falta, qué debemos hacer? Habla en primera persona del plural, pero él, el de la tribuna, no se mira, no quiere escuchar lo que le dicen, quiere que los del público sean quienes se autocritiquen, se reconozcan impuros mortales incapaces de aplicar adecuadamente las doctrinas de la vanguardia, acepten su condición y acaten mejor las orientaciones que al final explicará. Nos hemos criado en un sistema vertical, sobre la base de una sociedad machista, y además ahora medio mercantilista, y esas condiciones no son precisamente las que promueven la escucha seria, honesta, reflexiva. Hay que cambiar estructuralmente la sociedad, la cultura del tener, del hombre duro, del caudillo, del dólar, de la impunidad e incluso admiración para los guapos de barrio, para poder cambiar los valores y la forma en que se expresan los individuos.

sachiel dijo:

15

24 de agosto de 2015

15:04:25


Igualmente, periodista, siguiendo sus palabras, hay bastantes foristas que cumplen esos requisitos de agresividad al exponer (o imponer) los argumentos en páginas web y blogs, la tendencia peligrosa a absolutizar y dar estadisticas increibles, la práctica ampulosa de demonizar a la ju­ventud por un lado y a los menos jovenes por otro cual si fuesen grupos etarios casi ex­traterrestes a los que se culpabiliza buena par­te del tiempo por malas maneras y diversos temas, y la retirada ex­plosiva con palabras de molestia o resentimiento cuando no tienen como rebatir lo que se plantea y sobre todo la ironía azuzada y el amor a satirizar(y hasta denigrar) lo que expresa el interlocutor, cuando muestra inconformidad con lo que plantean estos opinantes­­. "Pretender la homogeneidad de pensamiento es una falacia mal concebida", tanto para acá como para allá.

Sheyla D.G. di Silvestrelli dijo:

16

25 de agosto de 2015

13:33:23


Gracias por sus opiniones sobre este comentario, criterios que agradezco sobremanera -sean a favor o no- pues siempre son bien recibidos. Resulta difícil abarcar todas las aristas de un problema en un solo material, por eso sembramos la semillita para el debate y, por la misma razón, dejamos abierto el telón para escuchar sus valoraciones. Y es que los mejores comentarios, créanlo, son los que nacen del intercambio con ustedes. Sinceramente, gracias.

Jose A. Acevedo Suarez dijo:

17

26 de agosto de 2015

15:13:52


En total acuerdo con el análisis. Este fenómeno, como bien Ud. lo expresa, termina en el verticalismo que impone sus criterios aunque esta basado en la improvisación, falta de conocimiento sobre el asunto que se decide o por propio interés personal, basándose en la jerarquía y status que ocupa. Este fenómeno se ha generalizado en todos los ámbitos del quehacer del país. Hay decisiones que se toman con este enfoque sin oir ni el parecer de los especialistas y luego se producen malos resultados que son achacados a los de "abajo". Lo que más preocupación me causa es que esta tendencia ha ido penetrando en ámbitos muy peligrosos: se incrementa la metaciencia y la deformación en la academia. Es alta peligroso el hecho que de este fenómeno se ha ido generalizando la culpabilidad a los jóvenes y a los de "abajo". Hay una causa que esta incrementando este fenómeno: la no debida exigencia de los requisitos de formación y capacitación para ocupar los cargos, tal como establece el Código de Trabajo. La prensa debe ayudar a combatir este fenómeno, ya que cuando los errores son de los niveles superiores se omite y sin embargo cuando son de los niveles de abajo muchas veces se pronuncia descarnadamente. Considero que este fenómeno debe ser objeto de discusión en el próximo Congreso del PCC para promover una política al respecto que ataque este multifactorial fenómeno. A mi criterio este fenómeno es uno de los principales obstáculos para avanzar adecuadamente en nuestros objetivos y lineamientos de desarrollo.

Roberto dijo:

18

26 de agosto de 2015

15:22:38


Te felicito por tu artículo. Me gustaría que el mismo encontara muchos oídos receptivos y que muchas personas interiorizarán el mensaje. De seguro mejoraría, notablemente, las relaciones interpersonales.

Sheyla D.G. di Silvestrelli dijo:

19

26 de agosto de 2015

19:15:07


Lucy Ramón, lo primero que quisiera es agradecer también su opinión y luego, explicarle que solo veo los comentarios de los lectores una vez publicados. Disculpe usted cualquier molestia.

francisco morales dijo:

20

26 de agosto de 2015

19:53:43


ESTE ARTICULO DEBERIA LLEGAR A MILES Y MILES DE TODOS NOSOTROS,HACERLO LLEGAR MASIVAMENTE PORQUE ESTA EN TODAS LAS RELACIONES HUMANAS,Y TAL COMO DICE EL ARTICULO ES CONTRARIO AL CAMINO DEL ENTENDIMIENTO PACIFICO. Y POR EL CONTRARIO SE SUMA A LA VORAGINE DE VIDA QUE LOS EXPLOTADORES ESTAN APROVECHANDO,COMO EN MEDIO ORIENTE LOS MILITAROTES NORTEAMERICANOS