En medio de las emociones de los Juegos Panamericanos de Toronto y las exigencias de la cobertura de las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, leí un reportaje a inicio de semana en el joven colega SoyCuba.cu sobre el Congreso de la UJC, que comienza hoy en el Palacio de Convenciones, justo donde los diputados dejaron las tablas calientes al debatir con la mirada en el pueblo, los problemas que más afectan a la sociedad y a la economía del país.
¿Para qué sirve un Congreso? Es la pregunta que a manera de hilo conductor signa a esa entrega periodística y cuya respuesta hoy debe estar en el centro de la juventud de un país que se empeña en encontrar su funcionalidad económica y social, justamente para preservar lo único que nos mantendría soberanos, independientes y con la capacidad de desarrollarnos: el socialismo próspero y sostenible.
Si este X Congreso siembra la idea de que alcanzar esa funcionalidad que persigue el incremento del nivel de vida de la población, mediante la actualización de nuestro modelo, tiene en las nuevas generaciones de cubanos a sus principales protagonistas y al propio tiempo a sus destinatarios, la reunión de los jóvenes comunistas cubanos habrá hecho una importante e imprescindible contribución.
Si la cita alcanza a que la juventud toda interprete la responsabilidad que tiene con el futuro que diseña el proceso de actualización, las líneas estratégicas que conformarán el programa de desarrollo hasta el 2030 y la conceptualización teórica del socialismo en Cuba, de lo cual nos habló Raúl hace solo unas horas en la Asamblea Nacional, el Congreso cristalizaría su aportación más significativa a la sociedad.
En otras palabras, la dirección histórica de la Revolución, con el esfuerzo de un pueblo que jamás se ha rendido, no solo nos ha traído hasta aquí, sino que dirige la construcción del mañana para ponerlo en las manos de las generaciones que vivirán la realización de esas proyecciones. Es decir, la actualización es más de quienes hoy están en Congreso; si este traslada esa idea, no solo como una ley histórica, sino como la responsabilidad de la juventud con la sociedad y el futuro de la nación, claro que habrá servido.
Y si lo hace en línea con la historia de lucha por la independencia de esta isla, con la altura ética que ha presidido el propio desarrollo de la Revolución, con los principios martianos que se asientan tanto en su Partido como en su organización juvenil, sobre todo aquel de que Patria es humanidad, y con la fe y convicción profunda en la victoria, no solo el Congreso habrá servido, sino que conservará en medio del camino al desarrollo que suponen los planes estratégicos, la continuidad de la obra próxima a cumplir ya 57 años.
Si el Congreso cala en la responsabilidad de todo el universo juvenil y la hace descansar en esos ideales habrá encontrado la guía y las convicciones para el éxito, pues ellos son imprescindibles para el triunfo en momentos en que si bien las proyecciones están dirigidas a importantes oportunidades de desarrollo, no ha de olvidarse que ante ellas habrá que enfrentar también dificultades y desafíos muy complejos, los cuales incluso no habíamos encarado antes.
En el reportaje de SoyCuba.cu, Ricmar dice que se trata de un momento en el que debemos “adecuar el trabajo de la UJC a las necesidades que el momento está pautando, desde la situación económica, las complejidades ideológicas, así como los retos que tiene la juventud en la continuidad del proceso revolucionario”.
Lizandra comenta que un Congreso siempre es importante porque es un fenómeno de país que trata justamente de aunar posiciones, de marcar un compromiso de la generación más joven con su historia, la historia que nos ha precedido, y que además nos pone en la situación de saber cuáles son las pautas y los retos para ser consecuentes con ella. Y otra Lisandra, pero esta con “s”, y que no es integrante de las filas de la UJC, argumentó que no todo debe depender de la organización. “Creo en la fuerza que tienen los jóvenes de nuestro país para llevar a cabo cualquier proyecto, y eso lo hemos demostrado”.
Reproducir en el Congreso esas opiniones y más, llevarlas a la práctica como defensa del principio más sagrado de la nación, la unidad en torno al pueblo, sería otra de las cimeras prestaciones del Congreso y de la generación más joven de la Revolución.
Para eso sirve un Congreso que ha de demostrar a lo interno y al mundo entero el compromiso del relevo revolucionario, no desde una consigna, sino desde su preparación que emana de su fuerza creativa, asentada en un nivel de instrucción y de conocimiento capaz de hacer realidad las palabras de Fidel aquel día fundacional, de la UJC, el 4 de abril de 1962:
“Creer en los jóvenes es ver en ellos además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria ¡fe en la patria!, ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas”, concluyó.
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senseimanuel dijo:
1
18 de julio de 2015
20:41:02
Jorge Mieres dijo:
2
23 de julio de 2015
11:39:45
Paulina Hernández Mezonet dijo:
3
28 de julio de 2015
02:09:51
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